Argentina registra el índice más bajo de consumo de carne en cien años, de acuerdo a un relevamiento hecho por la Bolsa de Comercio de Rosario y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna. Y aseguran que la caída va en paralelo con la baja del PBI per cápita. 

La tendencia en Olavarría no pasa desapercibida, pero tampoco se nota de la misma manera en unas y otras carnicerías de nuestra ciudad. Depende -dicen los propios carniceros- de la zona donde se ubique el comercio y el poder adquisitivo de quienes habitan en cada sector.

El consumo de carne bovina, cuya media histórica entre 1914 y 2021 es de 73,4 kg/hab/año, ya venía en retroceso en la dieta de los argentinos. El promedio cayó a 54,5 kilogramos por habitante por año en los últimos cinco años, y sigue bajando; aseguran desde estas entidades.

La crisis económica es una de las causas de esta baja, pero también existe otra que tiene que ver con un cambio de paradigma en los gustos de la gente aunque "los argentinos, culturalmente seguimos siendo vacunos", sentencia José Vigo desde su tradicional comercio del rubro. 

Para José Luis Sollé y "Tito" Cortés, sin dudas la merma en el consumo de carne de vaca se ve reflejada en la ciudad. Y, además, quienes siguen comprando optan por aquellos cortes que son más económicos como la aguja para milanesas (que además es más rendidora) y la carne picada. 

Ambos coinciden en que el problema principal está en los salarios que no han ido acompañando la inflación y han producido una pérdida del poder adquisitivo muy importante. Por contrapartida, "todo ha ido aumentando, aunque la carne se estabilizó después de su última suba en marzo pasado". 

José Vigo sostiene que en sus dos carnicerías no se ha visto el impacto de esta merma que señalan a nivel nacional. De todas maneras, explica que la carne lleva varios meses sin aumentos y que esto ha permitido que la gente pueda seguir comprando aquello que acostumbraba. 

"Yo vendo otros productos que no tienen que ver con la carne, son artículos de almacén y la verdad es que suben de precio permanentemente", explica.

Más carnes, pero menos vaca

 El consumo de carne vacuna es el menor en 100 años, con apenas 47,8 kilos per cápita, producto de la crisis económica, la pobreza y un cambio de paradigma en los gustos de la gente. Los datos surgen de proyecciones realizadas por la Bolsa de Comercio de Rosario y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).

De acuerdo al informe, el período de 1977 -con la dictadura militar ya instalada en la Argentina- marca el inicio de la caída del consumo. En ese entonces, la Argentina tenía un rodeo de 61 millones de bovinos, lo que implicaba 2,29 animales por habitante. Ahora esa relación cayó a 1,13, con 53,4 millones de cabezas vacunas y 47 millones de la población actual. Sólo en 1920 la ingesta nacional de carne fue inferior: 46,9 por año. 

Hay más datos que aporte este informe. Por ejemplo, expone que el consumo de carne bovina, cuya media histórica entre 1914 y 2021 es de 73,4 kg/hab/año, ya venía en retroceso en la dieta de los argentinos. Y afirma que el promedio cayó a 54,5 kilogramos por habitante por año en los últimos cinco años, y sigue bajando.

Para los expertos, es consecuencia de la "disminución directa del consumo, al tiempo que también se amplió la absorción de otras proteínas animales", como el pollo y el cerdo.

Con todo, el consumo de carnes se incrementó, pero en detrimento de la bovina. "La venta de cerdo ha ido subiendo pero todavía su valor se ubica por debajo de los que es la carne de vaca", expone José Vigo.

Y en esta misma línea, Cortés afirma que "hoy en día la gente sustituye mucho una carne por otra. De hecho, muchas familias hoy tienden a comer, por ejemplo, milanesas de cerdo". 

José Luis Sollé coincide: "el consumo de cerdo ha aumentado mucho y probablemente se debe a que es mucho más barato, alrededor de un 50% menos". 

De acuerdo e los datos aportados por la Bolsa de Comercio de Rosario y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), la carne vacuna ahora representa apenas el 44% de los 109,4 kilogramos por habitante por año de proteínas animales que se consumen, cuando a principios de este milenio representaba entre el 60% y el 70%.

Desde 1975 hasta la actualidad la producción cárnica bovina se mantuvo en un rango estable que va de las 2,5 a los 3 millones de toneladas por año. 

Si se comparan las 0,74 millones de toneladas exportadas en 2021 con las 0,38 millones de toneladas de 1960, el crecimiento en el comercio exterior es de 81%.

"Carnívoros por naturaleza"

El consumidor argentino, en promedio, ingiere unos 110kg de carne entre vacuno, pollo y cerdo, mientras el resto de los países de la región consume en promedio menos de 100kg.

"Los argentinos somos carnívoros por naturaleza", apunta José Vigo mientras expone un panorama que no ha modificado demasiado en sus dos locales del rubro.

"Por lo menos en lo que es mi negocio no he tenido una merma de venta", cuenta al tiempo que explica que desde marzo la carne vaca no ha vuelto a subir sus precios. "Incluso hoy, en el mercado de Liniers está un poquito más barata que ayer", analiza con los números en mano. 

Aún con aumentos, "la gente sigue consumiendo, esto es cultural pero es verdad que también tiene mucho que ver en la zona donde se ubique cada carnicería, depende de cada barrio y el poder adquisitivo general que tengan en promedio los habitantes de ese sector".

En cuanto al consumo, "la carne para milanesas que rinde mucho" sigue siendo de los cortes más elegidos y en esto coinciden los otros dos carniceros consultados por EL POPULAR.

Pero hay disparidades en otras cuestiones. Por ejemplo en Vigo "los fines de semana no alcanza la parrilla y el asado. Se vende igual, todo se vende. Venís un sábado y ya no hay marucha ni vacío".

En carnicería Cortés la realidad es otra. "Nosotros notamos que se ha dejado de vender la costilla de asado, como que esa costumbre de los fines de semana ha ido en baja. Se vende, pero en menos cantidades". 

Para Cortés, lo que sucede en la mesa de las familias es que "hoy comer carne dos o tres veces por semana es un lujo". La situación genera incertidumbre y preocupación, pero lo que destaca es que el precio de la carne vacuna está estable y por ahora no ha vuelto a subir, un detalle que ayuda a que la caída no sea tan drástica.

A su turno, José Luis Sollé explica que el asado es de lo más barato, unos 200 pesos más que el puchero, pero de todas formas sale poco".

Entre lo que más se consume figuran la aguja y la carne picada "porque son cortes más económicos. El factor clave en todo esto no es que la carne sea cara, sino que los sueldos no acompañan". 

En este contexto, este mes "del aguinaldo" quizás haga que la gente compre más y guarde.