"A veces somos el primer eslabón en la cadena de la salud, pero en otras ocasiones somos el último. Muchas veces la gente llega a la farmacia después de haber pasado por el hospital, por consultas médicas y también estudios de toda clase. Entonces, mi ideología es que la gente se vaya conforme, contenta... Tratar de solucionar los problemas". De esta manera Soledad Disanti define su trabajo diario, el mismo que desarrollar desde su propia farmacia desde hace cuatro años.

"Hoy en día la salud es algo complejo y en ocasiones hasta se torna burocrática. La gente hace un montón de trámites, sobre todo los jubilados". Por eso, Soledad tiene como premisa "darles una mano en lo que necesiten, ayudarlos en caso de que les falte una receta, alcanzarles el medicamento hasta la casa si no pueden acercarse a la farmacia o asesorarlos cuando lo requieran".

Hoy Soledad celebra el Día del Farmacéutico desde su local propio, frente a la plaza del barrio. Abrió sus puertas allí en 2014, pero llegó a nuestra ciudad en 2011, un año después de recibir el título profesional.

No es olavarriense, pero adoptó esta ciudad para instalarse definitivamente y formar una familia. Embarazada de su tercera hija, dice que sin el apoyo de su marido la tarea sería muy difícil, sobre todo aquellos días en los que "estamos de turno, donde uno pasa todo el día fuera de casa".

Soledad nació en Bragado y estudió la carrera de farmacéutica en Bahía Blanca. Cuando egresó conoció a quien es ahora su marido, un olavarriense con el que decidió compartir su vida. "Nos conocimos en la fiesta de egresados mía y fue un flechazo".

Primero trabajó como empleada en una farmacia de nuestra ciudad y luego decidió que era buena idea darle impulso a aquello que soñaba desde sus primeros años de universidad. Fue así que se instaló en la farmacia que funcionaba en esa esquina de Rivadavia y Buchardo.

"Profesionalmente estoy muy contenta. Esta es una profesión diversa y dinámica. Estoy feliz de poder estar haciendo esto porque lo hago de vocación", define a sus 33 años.

La cercanía con el cliente y la atención personalizada son dos características de la Farmacia Disanti. "Esto no deja de ser un comercio, pero yo trato a la gente como pacientes. Conozco lo que les pasa, conozco a sus familias, viven en mi mismo barrio. Sé el medicamento que consumen, si es hipertenso o diabético, me intereso por su historia", asegura Soledad.

Y compara esta manera de trabajar con aquella otra que proponen grandes cadenas como por ejemplo Farmacity al tocar el tema de su posible desembarco al interior bonaerense. "Uno no puede pensar solamente como un comerciante, también es necesario pensar en la salud, en el bienestar de aquel que viene a una farmacia", argumenta mientras destaca que lo que caracteriza a cualquier farmacia es esa confianza con el cliente, además de servicios extra como el que Soledad ofrece: tomar la presión a los vecinos que acuden de urgencia o para control, o aplicar un inyectable cuando alguien lo requiere.

Hoy celebra el Día del Farmacéutico por séptima vez y por cuarto año desde su propia Farmacia que va instalando su apellido entre la gente del barrio.