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Mientras Cristina Kirchner busca refugio en el peronismo ortodoxo para aliviar una posible derrota, los intendentes del Conurbano intentan reordenar el espacio pero sin la Cámpora, o esté lejos de los lugares de decisión. Habría que ver qué hace Maximo Kirchner: si se va a inmolar o si tratará de preservarse políticamente con otra estructura.

En tanto, algunos peronistas puros y moderados (caso Sergio Milesi, por ejemplo) encuentran en Sergio Massa una especie de colectivo que los podría dejar cerca del poder.

No les queda otra que esa si es que pretenden participar en política. Por ahí anduvo Eduardo "Bali" Bucca y es muy sugestivo que lo haya traido al tigrense a Olavarría con el afán de dar una imagen diferente al camporismo justo en uno de los distritos en donde podría encontrar los votos que le faltan para acceder a una banca en el Senado.

La otra cantera sería Azul, en donde hace campaña con Pablo Puppio, un dirigente que también habrían visitado emisarios del nuevo Martín Insaurralde para ir conformando ese nuevo espacio o sustituir al actual de Todos pero con hegemonía peronista. En síntesis, lo que se intenta es correr a un costado a La Cámpora, una agrupación que ha colonizado absolutamente el FDT pero que ha resultado ser en varios lugares un serio obstáculo para ganar comicios.

No en vano el intendente, Ezequiel Galli, toda vez que habla con los medios, remarca que "hay que ponerle un freno a La Cámpora", como caracterizando totalmente al FDT con esta agrupación bastante resistida por la gente en general.

Del mismo modo, y con una estrategia similar, el kirchnerismo busca sintetizar a Juntos en la figura de Mauricio Macri, también resistida pero no tanto como lo es Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa. "Los muchachos están preocupados porque no le dan los números", dijo el martes y muy irónicamente el jefe comunal.

El Estado ausente

El Gobierno se va transformando en una gestión ajustadora y conservadora del modo más ortodoxo. "Buscamos que circular por las calles no sea un riesgo", había dicho Alberto Fernández y con absoluta impunidad y está obteniendo todo lo contrario.

El Estado argentino quiere ser neokeynessiano pero no cumple siquiera el rol que le exigía Thomas Hobbes de cuidar la vida y los bienes de la gente. Hoy solo sirve para recaudar y comprar votos con "platita" y electrodomésticos.

Es cierto que no se puede garantizar una absoluta seguridad de la población. Sería una utopía. Pero en el Conurbano la situación ya se salió de madre y si bien las grandes mayorías son las víctimas sociales, igualmente habría que rever el alcance de algunas categorías como las de quienes son "victimas" y quienes son "victimarios". Hoy el Estado en general ya no sirve ni para cuidar la vida y los bienes de nadie, y mucho menos para garantizar una vida digna para la mayoría de los ciudadanos. Solo tiene "platita" que fabrica para comprar votos.

Solo logran salvarse la casta política, la judicial, la sindical y los grandes empresarios, y eso porque la gran mayoría de ellos tienen la posibilidad de vivir fuera del país. En tanto, en La Matanza, cuna de plazos fijos enjudiosos y vecinos sin servicios, la gente está condenada a soportar una casta de políticos porque no los pueden mandar a la m... simplemente porque no hay cloacas. Posiblemente no las construyan para no terminar en ellas.

En tanto, el intendente de La Matanza, para confirmar la burla, se dedica a prometer mentiras con un cinismo ostensible mientras revisa por home banking el estado del plazo fijo municipal de 11.000 millones de pesos mientras la gente se muere de hambre o por causa de un balazo de un delincuente.

El perfil local

Entonces, si es que se consolida un nuevo candidato peronista, aunque moderado, para 2023 ¿desde qué plataforma se va a lanzar al espacio brumoso de las próximas elecciones?.¿Lo hará por internas en el justicialismo o vía otros partidos como lo hizo alguna vez Antonio Cafiero -con algo de viento de cola- frente al poder despótico ejercido por Herminio Iglesias en el PJ?

Si el kirchnerismo duro se consolida y se conforma con el poder en la Provincia con hegemonía de Cristina o de algunos de sus delegados, le sería a cualquier candidato moderado muy dificil poder gravitar. Salvo que La Cámpora entienda con un poco de inteligencia que sus candidatos son perdedores seriales en Olavarría. El escenario es similar al de los Ochenta cuando Herminio Iglesias manejaba autoritariamente el partido y la vida provincial. Eso fue así hasta que apareció Cafiero que modificó la vida interna del justicialista y le dio un poco de aire y gobernabilidad al gobierno de Alfonsín.

El perfil del votante local los ha condenado a constantes e irreversibles derrotas. El peronismo ganó alguna vez porque Juan Manuel García Blanco respondía a ese perfil y después nunca más pudo acceder al sillón de Amparo Castro. En el resto de las elecciones triunfó un radical cuasi peronista y tan versatil como lo era Helios Eseverri, quien representaba ya no una ideología sino la misma idiosincracia del olavarriense. y además aprovechó astutamente las divisiones inernas del propio peronismo como en 1991 y en 2003 contra Pedro Pareja y Mario Cura, respectivamente.

El sucesor, su propio hijo, con buenas gestiones continuó con esa seguidilla de triunfos hasta que se alió a ese kirchnerismo duro representado por el inefable Aníbal Fernández quien no solo le hizo perder una elección sino que también prácticamente, al menos por ahora, lo sacó de la política. Con el paso de los años ese perfil lo comenzó a representar Ezequiel Galli, un joven carismático y pragmático que venía del PRO.

El nuevo Concejo

Hoy, ese kirchnerismo hace todos los esfuerzos para ganar un cuarto concejal y para no perder esa banca en manos de Juntos o la fuerza representada por Celeste Arouxet quien encontró en el liberalismo de José Luis Espert la manera de sobrevivir en la política local.

Dependerá de que llegue al piso del 10 por ciento, lo que no es nada facil en un escenario absolutamente polarizado. Esto ya ocurrió en 2019 cuando el eseverrismo quedó afuera de la contienda por apenas unos céntimos y cuando hasta las Paso se llevaba dos concejales.

A la abogada Telma Cazot la consumirá la ansiedad por ese cuarto lugar, y solo podría entrar si la elección se polariza ostensiblemente.

En tanto Juntos aspira a superar el 50% de los votos para meter 6 concejales, algo que también llena de ansiedad el radicalismo para que Belén Vergel pueda acceder a esa banca que le daría a los correligionarios un cierto equilibrio interno dentro de la coalición.

Ese mismo objetivo es el que persigue Eduardo "Bali" Bucca, a quien solo le faltan unos 3 puntitos para ganar una banca en el Senado.

El oficialismo aspira a birlarle tres bancas de las seis que Juntos tiene de ventaja para empatar cualquier votación y forzando a un desempate de la vicegobernadora y presidenta del Senado, Verónica Magario. Creen que esos tres senadores podrían estar en la Séptima, la Quinta y la Segunda Sección, pero todo está por verse y por ahora solo se observa una suprema ansiedad.

Binario por conveniencia

El problema es siempre el perfil político exigido por los votantes, y si bien Bucca es un peronista moderado, también es cierto que detrás hay una historia que le podría ser adversa. Los propios enemigos del bolivarense fueron Cristina, Alberto y sus amigos en la batalla contra el campo en 2008 y luego varias medidas antiagropecuarias como el cepo a la exportación de la carne de los últimos meses. El propio gobierno nacional lo colocó al bolivarense en una situación bastante dificil para llegar al piso exigido, casi como tener que remar en dulce de leche.

Lo trajo a Sergio Massa y al Vasco De Mendiguren para consolidar esa imagen que pretende dar y polarizó aún más el escenario seccional porque las terceras fuerzas no parece favorecer a la lista seccional. Buscó apoyo en peronistas moderados que están orillando el FDT y se alejó un poco de La Cámpora pero sin necesidad de enfrentarse. Su estrategia fue la de "no a la controversia" y un sí enfático a la concordia para pararse en un lugar diferente al que hoy ocupa el kirchnerismo duro o el cristinismo.

Massa vino a hablar de la unidad interna y el buquismo sabe que no solo no hay que resentirla sino que además están obligados a sacar de la Séptima, la Quinta y la Segunda sección esos tres senadores que les daría la suma del poder.

Un neo-alsinismo

Estamos en veda electoral y no se pueden publicar encuestas, pero se podría generalizar con la frase de Galli: "los muchachos están nerviosos porque no le dan los números".

De hecho, los datos son elocuentes. El tandem Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa a los que se les podría añadir Axel Kicillof, y Mauricio Macri de la oposición son quienes peor figuran en la foto.

En tanto, los intendentes, cualquiera sea su identidad, quedaron hasta ahora muy bien parados. Salvo Mayra Mendoza quien en una provincia en la que 7 de cada 10 niños son pobres, ella habría gastado 20 millones del erario público para contratar a una cantante cumbiera revertir el resultado de las Paso. Cartón lleno con Quilmes, entre Aníbal y Mayra, ese distrito del Conurbano ya es una película de terror y sus actos políticos pueden formar parte de la hora del espanto que solía (no sé ahora) tener Space en su programación.

Los quilmeños merecen otra suerte con sus dirigentes y poner como referentes de esa comunidad a semejante personajes.

El kirchnerismo se plantea una estrategia que es la de recluirse en la Provincia como lo hizo el alsinismo del siglo diecinueve luego de la batalla de Pavón (En este caso la de las Paso).

Planea dejarlo allí al hijo de Cristina como referente máximo y entregar el resto del país a la oposición. De ahora en más, y por decisión de Cristina K. el territorio bonaerense sería el último reducto de una identidad política que, de ser una alternativa de poder, ahora quedaría reducida a una expresión meramente testimonial.

¿Cordobeses o gentiles?

El oficialismo está durmiendo con sus enemigos puesto que a los pocos aciertos que tienen, los dos Fernández, Alberto y Aníbal, se los dinamitan con algunos grotescos o peleas vanas con las víctimas de la inseguridad, periodistas o cordobeses, a quienes el Presidente los exhortó a ser argentinos (¿?).

Esta parece la nueva grieta, confinando a otro país a quienes se oponen al gobierno nacional. Alberto los margina ya no como opositores sino como "extranjeros" o los "gentiles" de la antigua Israel, y los ataca sin ninguna gentileza.

Aníbal no tiene remedio. Al acoso sistemático que sufren los bonaerenses del Conurbano por casos de inseguridad, respondió que "estas cosas pasan en todo el mundo" y se descolgó con una estadística tan extraña como la de suponer que un Aníbal Fernández o un Hugo Moyano son democráticos.

El ministro responde a las muertes de vecinos del Amba en manos de la delincuencia con absurdas frases y actitudes patoteriles mientras el Presidente se muestra a pura sonrisa con jefes sindicales y de los llamados movimientos sociales organizando una movilización por el Día de la Militancia como punto de partida de una reinvención gubernamental. Pero no opinó absolutamente nada sobre el crimen del kioskero, como si la liturgia peronista fuese más inportante que una vida.

A partir de este criminal hecho de inseguridad, los políticos comenzaron la batalla por la baja de edad de imputibilidad buscando el voto duro de la población. Pero las condiciones sociales se siguen agravando y el Gran Buenos Aires ya es una cantera de delincuentes mientras el Presidente se gasta un dineral en Glasgow llevando una comitiva tan numerosa y costosa que se parecía mucho más a una concentración que a una compañía protocolar. En tanto al Gobernador se lo acusa de "comerse" tres masas salariales para ahorrar plata, lo que no es más que un ajuste al peor modo neoliberal.

Cambalache

Como en un nuevo Cambalache, en modo Discepolín, hoy existen incansables panqueques de la política que siguen prometiendo cosas y anhelando bancas que mañana van a cambiar por otra como lo han hecho incontables veces. Asumieron vía partidos alternativos pero acabaron votando con el kirchnerismo del que decían huir.

"Hoy se vive de prepo y se duerme asustao", diría hoy el poeta tanguero, mientras la mayoría "está en el riel". Y después del asesinato de la meritocracia que hiciera el Presidente podríamos decir que "Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor/Ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador/Todo es igual, nada es mejor/Lo mismo un burro que un gran profesor/No hay aplaza''os, ¿qué va a haber? (ni clases hubo) Ni escalafón/Los inmorales nos han iguala''o (…) Y remata graficando el pobrismo y la patria asistencialista de esta manera: "Si es lo mismo el que labura/Noche y día como un buey/Que el que vive de los otros (¿o planes eternos?),/Que el que mata, que el que cura/O está fuera de la ley".

Semejante inmoralidad y decadencia, el tango "Las cuarenta" nos invita a "llorar si otros lloran/Y si la murga se ríe/Uno se debe reir./No pensar ni equivocado/ ¿para qué? Si igual se vive/Y además corres el riesgo/Que te bauticen gil".

Podria decirse que del escepticismo amargo de estas poesías ha renacido un lógico sentimiento antipolítico y algo del voto a Javier Milei. -¿por qué no?-, pero como un gesto de resistencia o un modo de votar en blanco.

Es que desde hace muchos años, el pueblo argentino le viene pagando a una casta política para que resuelva los problemas, y no solo no los han resuelto sino que algo peor, los han agravado.