"Me fascina el avance tecnológico, tampoco quiero ser fanática de una cosa o la otra, pero en este momento lo que ha ayudado la tecnología es increíble y ni hablar de poder vernos las caras a través de una pantalla", decía Graciela a través de un mensaje de voz en medio de un contexto de pandemia donde las herramientas tecnológicas se transformaron prácticamente en imprescindibles.

Estilo de Vida, en su edición anterior abordó el tema de los "nativos digitales" y aquellos que se denominan "inmigrantes tecnológicos", una generación que creció bajo formatos analógicos y que tuvo que aprender "a hacer" en un mundo que cambia y evoluciona permanentemente, algunos de manera voluntaria otros y obligados para no quedar afuera de los tiempos que corren.

"Un zoom por la era predigital" -tal el título del artículo del jueves pasado- proponía un recorrido por aquellas cosas que dejamos de utilizar, pero que en muchos casos todavía conservamos. El tema dio que hablar, sobre todo entre aquellas generaciones que nacieron y crecieron en épocas del casete, las enciclopedias en papel y los televisores sin control remoto, por dar algunos ejemplos.

Para continuar con la temática, desde el programa radial "Mejor de Mañana" (FM 98 POP) del multimedios El Popular se abrió la participación a los oyentes con una catarata de mensajes recibidos. Los testimonios y recuerdos ahora son compartidos en estas páginas.

Al alcance

de la mano

Además de hacer un repaso por aquellos objetos que ya no son necesarios, pero que continúa conservando casi sin darse cuenta, Graciela aporta una reflexión sobre estos tiempos "modernos". Habla del rol de la tecnología en el marco de un aislamiento que impidió el contacto cara a cara con amigos y seres queridos.

La tecnología permitió el trabajo desde casa, las compras online, las noticias al instante y las clases a través de una pantalla. Pero también posibilitó cierta vida social, aunque a la distancia. "Las reuniones por zoom están buenas", define Graciela. Y cuenta que "yo me preparo como para ir a una peña, hasta perfume me pongo".

Si bien no sentencia que esta época es mejor que la anterior, cuenta que todavía mantiene la guía telefónica "porque tengo teléfono fijo para tener el combo con la línea de Internet, que dicho sea de paso, es un desastre".

Como inmigrante tecnológica que es no se avergüenza en decir que "no sabía que la guía de teléfono podía consultarse por Internet". No sólo conserva la guía en papel, "también tengo los padrones electorales de toda la séptima sección".

En su análisis, Graciela no deja pasar que los tiempos pasados obligaban a trabajar la mente y también la vista. "Seguir las líneas de los teléfonos, buscarlos por características y apellido, era todo un trabajito. Qué ejercicio mental había". Ahora, en cambio, "googleas todo: como se escribe una palabra, su significado, todo, todo... la mente no trabaja más".

Otra oyente contaba que también sigue teniendo en su casa el teléfono fijo. "En el secundario aprendí dactilografía y aún conservo una máquina de escribir ya que es una reliquia", compartía mientras solicitaba alguna recomendación de alguien "que sepa limpiarlas y restaurarlas".

En su paso por la universidad, grababa las clases con el grabador de periodista y algunos de esos casetes todavía permanecen intactos.

Recuerdos

Repartir invitaciones de cumpleaños casa por casa, grabar una canción desde la radio, escribir a mano, buscar información en enciclopedias o un contacto en la guía telefónica: un sinfín de costumbres permanecieron arraigadas cantidad de años hasta que llegó la tecnología y lo cambió todo.

Para los denominados "nativos digitales" (aquellos que nacieron y crecieron bajo el ala de la tecnología) muchas de esas cosas parecen sumamente extrañas e incluso no imaginan una vida sin celulares, tablets, redes sociales o YouTube.

Sin tecnología, el lenguaje no incluía términos como clickear, posteo o hashtag (#) y todos podíamos pasar largas horas ocupando el único teléfono de línea del hogar para conversar con amigos o con la pareja.

Facebook o Tinder estaban muy lejos de aparecer en la vida real (y en la imaginable también). Así, para conocer gente nueva no se podía recurrir a una red social, había que hacerlo en persona.

Ejemplos y recuerdos abundan. Hoy, "las enciclopedias duermen en los estantes, los diccionarios también, rapidito vamos al Google del celular, ni siquiera de la notebook", decía otra de las oyentes de la radio.

Estela, por su parte, contaba que "hace unos años sacaba fotos con cámara fotográfica de rollo, me negaba a dejarla, no hay como eso. Debido a que una vez en Olavarría me perdieron un rollo que llevé a revelar en un negocio que estaba al lado de El Popular me acostumbré a revelarlos en Buenos Aires, así que juntaba rollos y cuando viajaba los llevaba. Hoy cuesta más el rollo y el revelado, pero es otra cosa ver las fotos en papel".

También compartía con los demás oyentes que todavía conserva la videocasetera y agradecía haberla guardado porque "todavía funciona". Eso sí, se necesita de un televisor "viejito, ya que con los nuevos no va".

Los boletos de colectivo también formaron parte de los recuerdos compartidos en "Mejor de Mañana". "Coleccioné en una época los que eran del Tuccio y también un dibujito de una parejita con frases que salía en el diario, ya ni recuerdo en qué año era", exponía otra de las oyentes del programa.

Otra de las olavarrienses que sintoniza la radio de EL POPULAR Medios a diario recordaba que "tenía el cuento del Rey León en casete y lo narraba de memoria como si fueran canciones".

Jorge, por ejemplo, mantiene el centro musical que fue furor en su época. "Tiene como 40 años y también tengo un tempo de TV para cambiar los canales de la tele que era en blanco y negro".

Celeste recuerda su walkman y Gerardo conserva como reliquia la vitrola que era de su abuelo, con sus respectivos discos de pasta y púas intercambiables.

Daiana recuerda a su padre subido al Renault 12 con la radio casetera del auto. "Mientras escuchaba radio o música, leía el diario. Esos recuerdos que no se borran nunca".

Claudia asume que "soy de una generación de mucha ignorancia" y comparte el recuerdo de sus tardes "en Chapelco o Power", aquellos negocios al estilo Sacoa que en aquella época funcionaban muy bien.

Dos mundos

Las costumbres han cambiado, pero para las generaciones pasadas hay cosas que todavía se mantienen. No es raro ver a un adulto mayor escribiendo su número telefónico en un palito para pasarle "el contacto" a otra persona.

Tampoco es algo inusual buscar un teléfono en la guía, para muchos sigue siendo más sencillo que entrar a Internet y realizar la búsqueda de manera online.

Mientras tanto, en la vida actual uno puede ir a un negocio y pagar con un código QR a través de una aplicación bajada al celular o hacer transferencias bancarias sin moverse de su casa.

Las cajas de los bancos siguen pagando haberes mientras que se hace extensivo el uso del cajero y hay quienes transforman el uso de la billetera electrónica en una cuestión de hábito.

Mientras todo esto sucede, Susi recuerda su muñeca a disco, una herramienta que en aquel entonces proponía sonido y voz al juguete "es lo más hermoso de mi niñez", define.

A Marisol, por su parte, le volvió a la mente el recuerdo de las llamadas a la larga distancia utilizando los teléfonos fijos. "Primero tenías que llamar a Entel (hoy Telefónica) y te comunicaban los operadores y las operadoras. A veces había demoras de horas porque se saturaban las líneas".

En el 2021 coexisten costumbres de ambos mundos (el pasado y el actual), pero atravesados por la barrera generacional. "Yo volví a la radio. La escucho ahora en la televisión a través de Canal Local, en el celular o en la notebook", contaba otra oyente. Sin embargo, con la tecnología al alcance de la mano, hace poco compró una radio "de esas con pilas gordas para cuando se corta la luz".

Sin dudas la vida tiene un antes y un después de la llegada de la tecnología. Los llamados "nativos digitales" no saben de qué se trata y los "inmigrantes tecnológicos" de vez en cuando la recordamos y -aun habiéndola conocido- nos sorprendemos.