Escuela Primaria Nº 57

Esta escuela que está en 9 de Julio y Canaveri, tiene varias particularidades. Este Finde elegimos contarte cómo el arte una vez más es el motor de una educación que propone mucho más que 8 horas. Por un lado, tiene una matrícula muy pequeña, situación a la que Laura vincula "quizás al desconocimiento, o por ahí algunos papás se asustan de la doble jornada, y creen que el chico se agota". Por eso, hablamos de una escuela con los bancos abiertos. Gracias a una articulación que hicieron desde la institución con varios jardines -la comunidad educativa de esta escuela cuenta con más de 20 docentes que entregan el alma, y ya se van a enterar por qué hablo de alma y corazón-. Por estas actividades que propusieron a jardines y con las que lograron que algunos papás conocieran la escuela, es que sienten ilusión que el año próximo se anoten muchos más a esta propuesta educativa basada en el arte y con orientación tirititera.

Se dan dos situaciones que hacen que "la 57" surja en el plano de la oferta educativa local como una gran alternativa. Por un lado, "en primer grado por ejemplo tenemos 7, 8 chicos; y lo ideal es que lleguemos a más de 10 para evitar tener que fusionar cursos", contó Laura. Y por el otro, la jornada completa es todo un desafío.

"Es una escuela de arte, con muchas actividades, con una propuesta muy rica" indicó Laura. La misma a la que se le infla el pecho de recordar el viaje a Mar del Plata que hicieron este mes con todos los estudiantes de la institución. Sí, todos y todas, los y las 68 estudiantes de la Escuela Primaria 57 fueron de viaje. (Ver recuadro).

Entrega y jornada completa

Desde el 2014 la modalidad de la propuesta de la institución es de jornada completa. En su momento este cambio hizo que hubiese un cambio en la matrícula, por el hecho que se considera una jornada larga. Lo cierto es que "los docentes tienen ganas, le ponen todo. Porque para nosotros, lo que importa acá es el chico". Así, simple. No hay dolor, no hay colores, no hay excusas, no hay barrios que estigmaticen, hay amor. Lo que importa es el estudiante en su condición integral.

"La doble jornada, que está basada en el arte y que es escuela tirititera, busca darle a los chicos todos los estímulos. Más allá de los contenidos curriculares, por supuesto" enfatizó Laura. Y siguió "desde danza, artes plásticas, gimnasia, distintos talleres (...) todos los profesores de arte están constantemente conectados con proyectos en común para poder potenciar lo mejor que tienen y brindarles lo mejor de nosotros".

Hay mucho amor por el otro, sin mirar más que a los ojos. Y las sonrisas y el agradecimiento constante por los chicos a sus docentes, es el reflejo. Conviven más de 8 horas a diario, tanto las docentes como los estudiantes, claro que son una gran familia y el respeto y el cuidado para con el otro es el eje.

"La propuesta que nosotros les damos a los chicos es la única que ellos tienen. No hacen actividades extracurriculares" y así Laura cuenta como dejan el corazón y el alma por cumplir las muchas demandas a diario que atraviesan y no siempre son materia educativa. Sin embargo, a través del arte, con los bancos abiertos y con amor esperan que se acerquen a conocer "todas las cositas lindas que hacemos".

"Se les da mucho apoyo"

Laura es la directora que en sus relatos nos permitió encontrar todo lo que le dan a los chicos. Esta "gran familia" que se elige, muchas veces atraviesa momentos amargos, la realidad cruda que no piensa en matemáticas, sino en un abrazo. "Nosotros a los chicos les damos todo. Desde los talleres, que por ejeplo una profe da patín en su vida privada y viene acá, trae los patines y se crea un momento para eso, hasta un profe que nos ayudó a hacer una primera aproximación al agua este año, y fueron a nadar a una pileta y ojalá lo podamos repetir el año que viene" detalló ilusionada.

A eso se le suma las ganas. Las ganas de ser parte de esta comunidad que es pequeña en matrícula pero enorme en corazón. Y como dice Laura "una vez que la conoces, no te querés ir más".

Conocer el mar

Belén y Martina son dos de las nenas que viajaron a Mar del Plata. Y aunque el día no los acompañó, "fue una jornada plena" dijo la directora.

La idea surgió a principio de año y contaron con el apoyo del Municipio.

De hecho, con la colaboración de toda la comunidad educativa porque "ayudaron a hacer eventos, ventas de pizzas, de pollo, de todo para que ellos tuvieran un viaje pleno" contó orgullosa Laura. Desde el traslado, hasta las entradas para un parque acuático, hasta para ir a comer. De eso se ocuparon los 20 docentes de la institución y las familias.

Hizo frío, llovió; pero nada de eso opacó las sonrisas de quienes pisaban por primera vez el mar.

Martina tiene 10 años y no conocía el mar, "y aunque estuvo feo el día, me gustó mucho. Me gustó porque la pasé bien y porque capaz el año que viene la hacemos bien y hay sol".

Y Belén tampoco conocía el mar, "lo que más me gustó fue verlo, estar en la arena y meterme al mar aunque hacía frío".

Quién no piensa en el mar y se abraza a ese recuerdo. Ahora hay más niños que lo conocen y pueden sostener ese recuerdo con la ilusión de volver, y que haga calor.