Una vida entre los colores y el sabor de la huerta
Muchos olavarrienses han cambiado sus hábitos alimenticios y se han volcado a un consumo más responsable y saludable. Es por ello que la huerta se ha convertido en un pasatiempo común en estos últimos años. Porque no hace falta contar con un patio amplio, hay múltiples formas de crearla.
Huerta de ingeniera
Marcela Loagleyze es ingeniera y hoy después de haber dejado otros labores decidió tener su propia huerta sumamente abundante y de la que se siente muy orgullosa.
“Lo que es tierra siempre me gustó y tengo jardín. Hago plantines y regalo. Me encanta trabajar con la tierra”, contó en el espacio Sana Mente de Mejor de Mañana (FM 98 Pop de lunes a viernes de 9 a 13 horas). Su inicio fue hace 4 años, “siempre quise tener huerta y mis hijos saben perfectamente que soñé con tener terreno para tener todo verde de huertos. Por varios motivos. No solo por el hecho de consumir algo orgánico porque lo que cocino es orgánico sino lo que genera trabajar en tierra. Uno hace un cable a tierra y bajas la locura diaria y genera placer”, confirmó.
Al ser ingeniera, Marcela tiene una huerta organizada. “Los caminos están derechitos y está todo delimitado con ecoladrillos”, explicó. “Siempre me gastan porque dicen que es huerta de ingeniera”, reconoció confirmando que no puede salirse de los límites y precisa tener todo prolijo.
El amor que se pone a esta labor tiene mucho que ver también con el éxito de la huerta. “Hay que tener paciencia para generar esa cosa de plantar semilla, cuidarla, protegerla y ver cómo va creciendo” y más aún si se disfruta con nietos o bisnietos como lo hace ella.
Canteros y sabores
Además de la huerta Marcela tuvo canteros en los que hizo “mini huerta” y sembró semillas de apio, tomate, perejil, orégano y después pasó a la huerta de amplias dimensiones que hoy consiguió. Y no se queda este placer sólo para ella sino que “agradezco a la tierra y lo transmito a mis amigos porque usamos semillas orgánizas sin fertilizantes químicos” y se van compartiendo lo que cosechan pero también semillas de frutos que traen de otros países y aparecen por ejemplo, tomates amarillos con un tamaño especial. “Nos motivamos”, asume Marcela que tiene almácigos para lo que corresponde a esta época del año.
Con lo que recoge hace dulces, conservas, rellenos para diferentes platos y en su churrasquera “hay una mesa repleta de cosechas” porque asume que “la verdad que la abundancia es tanta...”.
Para finalizar la nota radial quiso hacer un agradecimiento. “Mi gratitud es a la Madre Tierra. La cantidad de tomates es impresionante en lo que ha dado y las berenjenas, los zapallos, el maíz, los choclos riquísimos”.
La pandemia fue de esas “situaciones que nos han hecho repensar en todo lo que da la tierra y que tenemos al alcance de la mano”, finalizó.