A las 22 del domingo, finalmente la Policía confirmaba lo que era un secreto a voces desde las primeras horas de la tarde.

El cuerpo hallado en las aguas del canal que desemboca en el arroyo Langueyú, por el camino vecinal que tiene como destino el paraje La Argentina rumbo a De la Canal, a unos cinco kilómetros de la Ruta 30 (a unos 19 del casco urbano), era del joven Jorge Bustamante, de quien no se tenía señales de vida hacía cinco días.

Tras lo que resultaron infructuosas las tareas matinales de rastrillaje por la zona nuevamente de Cerro Leones, los investigadores recibieron un llamado pasado el mediodía de un hombre, un circunstancial pescador que había ido al arroyo junto a su familia que avisó sobre el macabro hallazgo. Un cuerpo flotando boca abajo semidesnudo en el espejo de agua.

Hasta el lugar acudieron raudos los policías y agentes judiciales que, con un espectacular despliegue cercaron la zona para poder dejar trabajar a los expertos en rastros y peritos forenses sobre el cadáver.

También la familia y allegados al buscado se apersonaron al lugar tratando de desestimar lo que parecía inevitable y tal sospechó desde el comienzo la pesquisa, se trató el caso como un crimen y ahora el cuerpo será el que hable a la hora de confirmar cómo ocurrió el deceso.

Allí la Policía montó un anillo de seguridad para preservar la zona de entre 300 y 400 metros con personal de patrullas rurales y del Grupo Apoyo Departamental (GAD) de Tandil, Infantería, Caballería, Bomberos, Investigaciones y comisaría local.

El hallazgo del cadáver

La identificación de Bustamante se sucedió rápidamente para los investigadores, más allá que la confirmación oficial tardó en llegar. Un anillo con sus iniciales no dejaban margen a dudas.

Al decir de los trascendidos de los muchos uniformados apostados en la escena macabra, se constató una mancha de sangre en uno de las barandas del puente, por lo que suponen que fue lanzado desde allí. También se corroboró un severo golpe en el cráneo (parietal derecho), aunque hasta anoche no podían precisar si versaba sobre la propia caída o tendría que ver con la utilización de un objeto contundente.

Asimismo, se le detectó un cinto enlazado al cuello, por lo que tampoco se descarta la muerte por asfixia.

Uno de los interrogantes que podrán dilucidarse con cierta aproximación tiene que ver con la data de la muerte, asunto que será develarse a partir de los estudios forenses.

Sobre el lugar donde fue hallado el cuerpo, se trata de un camino muy transitado y el cadáver al menos al momento que lo detectó la familia estaba muy visible para aquellos que pasan por allí.

La luctuosa novedad fue notificada a los propios padres de Jorge. Su madre y padre (Claudia Villalva y Guillermo Bustamante) mantuvieron un encuentro alejado con el fiscal Gustavo Morey y los jefes policiales Albertario y Frassi. De dicha entrevista, los rostros de los sufridos padres exponían todo: la desesperación por saber dónde estaba su hijo pasó al desgarrador dolor de que estaba muerto, aún sin saber bajo qué circunstancias.

Pasadas las 22, la ambulancia del servicio de la empresa funeraria se llevaba el cuerpo para ser sometido a la autopsia de rigor. En esta oportunidad en La Plata, previendo las autoridades policiales que en la tarde de hoy podrían surgir conclusiones más precisas de los forenses sobre el deceso.

Con el traslado del cadáver de Jorge Bustamante, sus familiares y amigos emprendieron la resignada y triste retirada del lugar. Lo propio lo hicieron los investigadores que, desde hoy temprano continuarían con las diligencias tendientes a dar con los responsables de un crimen que conmueve a la ciudad y más allá de las fronteras serranas, con un fuerte impacto en los medios de la región y capital. (El Eco de Tandil)