Bolívar se coronó campeón de la temporada 2024 del fútbol boliviano después de ganar 2 a 0 a San Antonio Bulo Bulo en la gran final jugada en el Estadio Félix Capriles de la ciudad de Cochabamba el domingo, cerrando un increíble año deportivo para el Club Celeste que puso la cereza en la torta en esta última recta de la gestión, ganando de forma previa el torneo todos contra todos, donde sumó 67 puntos en 30 partidos, 7 más que el segundo The Strongest y 19 más que el tercero, GV San José.

Al establecer este corolario de fin de gestión anual, Bolívar ratifica una diferencia enorme con el resto de los equipos de la División Profesional al momento de revisar los números que deja el año deportivo. No pretendo hacer un ejercicio recordando estadísticas marcadas en la gestión; solo hacer notar la diferencia lógica que debe ser tomada en cuenta en el manejo institucional a nivel de club, que determina la gran diferencia al momento de decir, por qué Bolívar fue tan notablemente superior.

En un fútbol en crisis, permanente deficitario al punto de hacer tambalear la seguridad de clubes con mucha trayectoria e historia deportiva, empresarialmente y como ahora se deben manejar las entidades privadas del balompié, el Club Bolívar demuestra una vez más que la mejor apuesta de su historia en el nuevo milenio fue encontrar a Marcelo Claure y él a su vez tenga la capacidad económica de crear una de esas entidades administrativas como Baisa que se encargó de manejar los recursos del Club e ir saneando una economía a lo largo de estos años para volverla autosostenible. Así encarar a partir de 2025 una realidad diferente al resto.

Días atrás, Claure presentó desde los Estados Unidos, las diferentes proyecciones de Bolívar para el año de su centenario, donde entre otras cosas, informó de manera genérica la evolución financiera de la institución, llegando a alcanzar el punto estable este 2024 y a partir de 2025 vivir de sus propios recursos y con otras perspectivas de crecimiento. Cuán importante es que Bolívar haya encontrado este tipo de suerte, con un mecenas, capaz de brindar su apoyo económico y que comienza a volverse en patrimonio material, además de proteger mediante su poder financiero al Club de sus amores, realizando obras que quedarán permanentes para beneficio de la Academia Celeste de La Paz.

Bolívar es un justo campeón en un certamen ciertamente injusto por detalles anómalos a lo largo del Torneo Clausura. Superior en todo sentido, los celestes han cumplido una campaña muy buena, en un año muy malo para otros. Una institución que no cruza con problemas económicos, se dedica solamente a pensar en su éxito futbolístico. Sin embargo, en Bolivia debe también pensar en que su camino al título será complicado en otros sentidos. Una producción deportivamente regular, en un campeonato “extrafutblísticamente” irregular. 

Los equipos saben que están lejos del nivel competitivo que tiene el conjunto académico, lo que al parecer los obliga a utilizar otro tipo de argumentos para disputar los encuentros. Jugar más duro, emplear pierna fuerte al momento de la disputa de cada balón; retrasar considerablemente las acciones reales de cada encuentro: fingiendo lesiones, discutiendo con el árbitro, “ensuciando” el desarrollo mismo del partido. Bolívar que llevaba una diferencia considerable de unidades en relación a su inmediato seguidor The Strongest fue cayendo en la trampa de muchos cotejos y terminaba empatando partidos que los tenía ganados de manera tranquila o acababa perdiendo otros que los tenía ganados.

Fue después del último encuentro con Wilstermann en Cochabamba que terminó empatado 2 a 2, el equipo decide hacer un autoanálisis y determinar no caer más en esas trampas de perder la concentración y dedicarse solamente a tener la pelota y jugar, ejerciendo el dominio, sabiendo la supremacía futbolística sobre su rival de turno. Entonces llegaron los últimos partidos, empezando por el Clásico, los resultados contundentes y sin discusión que se dieron hasta la obtención del segundo campeonato, finalizando con el título de la temporada y la victoria 2 a 0 sobre San Antonio Bulo Bulo.

Este partido definitivo de la gestión no fue diferente al resto. San Antonio hizo lo suyo, emplear el antagónico juego al fútbol, pues claramente no tenía argumentos para hacer diferencia, en tanto que Bolívar, sin caer en la trampa, se dedicó a buscar los goles, hacer la diferencia y terminar ganando la gran final, adjudicándose el título 2024.

Bolívar está clasificado a fase de grupos de Copa Libertadores como Bolivia 2. Ganó 3 millones de dólares de premio. Es el Campeón Nacional del Fútbol Profesional Boliviano, lo que le da derecho a sumar 1 millón de dólares más, como premio de la CONMEBOL. Un total de 4 millones de dólares, solo en premios; más el resto de los ingresos por otros conceptos generados en el año, el Club Bolívar está institucionalmente listo para encarar el trabajo de la próxima gestión y desarrollar todo calendario de actividades en el año de su centenario.

¡Felicidades Bolívar!