Nueva tarifa del transporte en La Paz: el modo "mata cambio" vuelve con fuerza
Escuche y lea el análisis del economista Gonzalo Chávez.
Tras semanas de debate y negociaciones, finalmente se confirmó la nueva tarifa del transporte público en La Paz. El tramo corto quedó fijado en 2,40 bolivianos, en lugar de los 2,50 Bs. inicialmente planteados. Un ajuste “sutil” del 20 %, mientras que los viajes más largos experimentarán un incremento del 50 %, elevando la tarifa hasta 3 Bs..
El economista Gonzalo Chávez analiza la situación con su característico tono irónico, señalando que este incremento es coherente con la tendencia alcista de la inflación, aunque el gobierno insista en que la crisis económica es solo una “conspiración de caseritas y opinadores del negro pantano neoliberal”.
El trameaje: la eterna batalla del pasajero
Uno de los desafíos que persiste en el transporte público paceño es el legendario trameaje, una “pequeña estafa” que obliga a los usuarios a pagar dos o más pasajes para completar un recorrido que, en teoría, debería costar solo uno. Chávez ironiza sobre esta práctica:
“No faltará el minibucero que, con tono solemne, le informe que solo llega hasta la calle 22 de Achumani, aunque la ruta debía terminar en el Complejo del Tigre. O el clásico ‘hasta la Cruz Papal nomás, joven’, cuando su destino final debía ser Rioseco”.
¿Mejorará el servicio? Ajá… seguro
Con el incremento de tarifas, la promesa de mejorar el servicio regresa con fuerza. Sin embargo, la experiencia de los pasajeros sugiere otra realidad:
“Lo único que mejorará será su habilidad para viajar trasquilado, aguantando el concierto de bocinazos, reggaetón de ch’aqui y el inconfundible aroma a humanidad comprimida. Seguiremos viajando en estas cápsulas de tortura, con más sudor ajeno del recomendable y más pegados que chicle en zapato. Para ser absolutamente claro: usted seguirá viajando en latas de pedos”.
El eterno problema del cambio
Con una tarifa fijada en 2,40 Bs., resurge un clásico del transporte paceño: el modo “mata cambio”. Con la moneda de 10 centavos convertida en una reliquia, los pasajeros deberán prepararse para recibir su vuelto en forma de chicle, mentita, caramelito o, con suerte, un “gracias” bien dicho.
“Claro que, en teoría, la tecnología podría ayudar: los más modernitos podrán pagar con QR… si es que el minibusero no se hace el peine de casposo y dice que no tiene la aplicación”.
Lo que viene después del Carnaval
Con este conflicto resuelto, la novela económica del país prepara su siguiente capítulo: la discusión sobre el incremento salarial. Con una inflación oficial del 9,97 %, la pregunta es si el gobierno redondeará al 10 % o se disputarán los centavitos como si fueran reliquias de Túpac Katari.
Mientras tanto, los pasajeros deberán seguir enfrentando las clásicas frases del transporte público paceño:
“Sueltitos, no más joven”, “Maestrito, ¿puedo aprovechar?”, y el siempre arriesgado “Aproveche nomás joven”, antes de bajarse en medio de la avenida.
El capítulo del transporte en La Paz puede haber concluido por ahora, pero en Bolivia, la telenovela económica nunca decepciona.