Los datos surgen de un sondeo local realizado entre adultos mayores que también indaga sobre redes sociales y bancarización. El objetivo es diseñar estrategias que mejoren el estado biopsicosocial de esta población que en Olavarría llega a casi el 22%.

"Desde la gerontología apelamos hablar de los derechos de las personas mayores para evitar que el cuidar y proteger se transforme en vulnerar sus derechos", analiza la licenciada Belén Pacheco, especialista en envejecimiento y responsable de la sección "Palabras Mayores" de EL POPULAR Medios. Con ese objetivo, la profesional realizó un sondeo para obtener información y definir estrategias que ayuden a mejorar la calidad de vida y el estado de salud bio-psico-social de los adultos mayores en tiempos de pandemia.

Los adultos mayores constituyen la población más vulnerable frente al coronavirus y un dato a tener en cuenta es que en la Argentina el 15,4% de la población tiene 60 años o más y que en Olavarría ese índice promedia el 22%. Ahora, ¿cómo se sienten, qué les preocupa y cómo influyó el COVID-19 en sus vidas?

A través de un sondeo local realizado a 369 personas se analizaron diferentes variables sociodemográficas que servirán como insumo para generar diferentes propuestas. Del monitoreo surge que el 33,1% de los encuestados vive solo y un 56,9% con sus cónyuges; el 66,2% no siente más soledad por la cuarentena. El 94,8% afirma no haber suspendido su medicación; un 80% asegura que resuelven solos los mandados; el 73,9% cree que su estado no desmejoró con el Quedate en Casa aunque el 52% admite estar tenso, inseguro y desganado. El uso de redes sociales y de cajeros automáticos también fueron parte de este relevamiento (ver aparte).

"Mi propósito es difundir la importancia de concebir a las personas adultas mayores como sujetos de derecho, autónomos e independientes" dado que "son agentes de su vida y pueden tener el control sobre sus cuerpos y cuidados, ejerciendo derechos y asumiendo responsabilidades como ciudadanos y ciudadanas", explica Belén Pacheco.

Cuántos y dónde

"La edad no es un el único factor que determina las condiciones de salud de un individuo. La salud en las personas mayores se mide en términos de funcionalidad. Cuando a una persona mayor se le pregunta sobre su calidad de vida y bienestar, suele indicar que lo más preciado es valerse por sí mismo. Por eso, al momento de tomar decisiones debemos pensar en el sutil límite entre la protección social como derecho y la sobreprotección que anula derechos en la vejez", argumenta la especialista.

En la Argentina hay 6.800.000 personas mayores de 60 años, lo que representa el 15,4% del total. Una población realmente envejecida según lo dispuesto por la ONU. Sin embargo, no todas se encuentran en las mismas condiciones al momento de envejecer. El territorio es muy heterogéneo, desigual y suceden simultáneamente situaciones distintas en cada región.

El mayor número de residentes se encuentra en CABA y provincias de Buenos Aires, Santa Fe, La Pampa y Córdoba. Olavarría particularmente cuenta con 111.708 habitantes, de los cuales alrededor de 20.000 son afiliados de PAMI, lo que indicaría que más del 22% de la población del distrito superaría los 60 años. La especialista indica, además, que un estudio llevado a cabo por la Fundación Navarro Viola arroja que el 3,2% de la población Olavarría es mayor de 80 años.

No tan solos

En el plano local, para conocer cómo atraviesan este #QuedateEnCasa la profesional decidió impulsar un testeo entre 369 personas para analizar variables sociodemográficas. Un dato significativo es que el 80,3% de las respuestas pertenece al sexo femenino lo que refleja "la feminización de la vejez como hecho mundial", dice Pacheco.

En cuanto al tipo de hogar, el 33,1% vive solo mientras que dentro del universo que comparte vivienda el 56,9% vive con sus cónyuges y solo el 6,3% pertenece a hogares multipersonales mixtos cuya residencia incluye miembros de otros grupos de edad cronológicas como hijos y nietos. Es decir que "optan por vivir con sus cónyuges o solos, lo que no necesariamente implica sentirse solos", aclara la especialista.

Por eso, se consultó si la cuarentena influyó y los hizo sentir más solos para determinar el impacto en el bienestar subjetivo. El 66,2% dijo que no, el 14% respondió afirmativamente y un 19,7% que ´un poco´, aunque eso "no guarda relación con el arreglo residencial si no que probablemente se deba a la imposibilidad y restricción de vincularse con el entorno, de mantener relaciones interpersonales con sus pares ya que sus actividades recreativas grupales organizadas fueron suspendidas y sus vínculos familiares son conservados a la distancia", precisó la especialista.

De hecho, "sentirse feliz y satisfecho es una de las condiciones que permite a los individuos desenvolverse como seres activos, socialmente implicados y miembros de comunidades más prósperas y satisfechas; reafirmando la autoestima y la autonomía y ampliando las oportunidades de llevar adelante un proceso de desarrollo humano continuo, activo, expandiendo las libertades y las oportunidades para la participación", observa la profesional.

Por tales razones y dado este escenario de pandemia donde los adultos mayores son "el grupo etario al que se le han coartado más sus libertades y oportunidades de participación" podría pensarse que "los llevaría a sentirse solos de no revertirse la situación o de no crearse estrategias que brinden mayor apoyo, contención y participación en la toma de decisiones sin restringir sus derechos y que contemple satisfacer sus necesidades de recreación y sociabilización".

Cuestión de salud

En el sondeo realizado a nivel local, destaca como dato favorable de autocuidado y control de la salud que el 94,8% no haya suspendido su medicación. Para Pacheco eso obedece a "la capacidad que mantiene este grupo etario al momento de ser responsable frente al cuidado de su propia salud".

En la misma línea, y como un hecho cotidiano, asegura que se "estigmatiza a las personas mayores mediante representaciones negativas que hoy se visibilizan con más fuerza que lo habitual. Esto se asocia con otro dato muy significativo que surge del sondeo: el 80% indica salir solo una o dos veces por semana a realizar los mandados y un 20% declara que sus hijos u otro familiar son quienes los realiza por ellos".

Por lo tanto, valida que "no solo están familiarizados con las normas que rigen" sino que "ejercen un cuidado responsable de su salud y solidaridad con el otro en tiempos de crisis".

En lo que refiere la dimensión del estado de salud autopercibido, el 73,9% considera que su estado no ha desmejorado este último tiempo mientras que el 28,8% asegura señala que sí y "esto conlleva a un riesgo" ya que "el sentirse viejo, vulnerable y en malas condiciones de salud hace que el sistema inmunológico se deteriore y sea un elemento predictor al presentar mayor riesgo de enfermarme".

Con respecto a la frecuencia con que surgen esos estados anímicos, el 52% se siente tenso e inseguro lo que "podría desencadenar en angustia y ansiedad y tendremos que hacer un esfuerzo colectivo que incluya a los medios de comunicación para revertir situación mediante mensajes claros, alentadores y evitar contenidos que inciten tratos discriminatorios o que menoscaben la dignidad humana", sugiere la especialista.

En ese sentido, propone visibilizar diferentes maneras de vivir la vejez para expresar las diversas características de las personas mayores y que la edad no sea un sinónimo de fragilidad.

Belén Pacheco toma la postura de la Defensoría del Público cuando señala que "es aconsejable construir mediáticamente la vejez desde un enfoque gerontológico. Esto supone una mirada interdisciplinaria, biopsicosocial, cultural e integral, para superar la mirada comunicacional netamente médica que habilita la construcción predominante de las personas mayores como ´enfermas´ y que afianza una imagen social discriminatoria y estigmatizante hacia ellas".

Todo este volumen de datos podría ser un insumo para "crear estrategias que permitan fortalecer las redes de apoyo mediante temáticas innovadoras que impacten en el estado emocional de la personas mayores de forma positiva y significativa, lo que se traduciría en mayor bienestar y satisfacción vital a pesar de las circunstancias", observa Pacheco.

Con esa información "podemos trabajar de forma clara y precisa, orientar mejor las futuras decisiones dejando de lado prejuicios y suposiciones erróneas que atentan contra la vejez y el envejecimiento. Apelemos a nuestro pensamiento crítico y reflexivo. Más que nunca hoy desde la gerontología apelamos hablar de los derechos de las personas mayores para evitar que el cuidar y proteger se transforme en vulnerar sus derechos", concluye la especialista.

Inmigrantes digitales

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) proporcionan, en principio, los mismos beneficios a las personas mayores que al resto de la población: acceso a la comunicación, información, ocio, servicios que desde Internet facilitan la vida diaria e incluso servicios sociales o sanitarios prestados en el domicilio.

Cualquier producto o servicio, independientemente de que su base sea tecnología o no, debe adaptarse a las necesidades y características de los usuarios, y es en este sentido en el que la edad no debe ser impedimento para el manejo de las nuevas tecnologías.

Por lo contrario, "debemos de poner a disposición el mayor esfuerzo para crear plataformas y estrategias amigables con las personas mayores con el objeto de promover participación e integración, y más aun en tiempos de pandemia, con el objeto de reducir la brecha digital y eso requiere solidaridad intergeneracional", indica Belén Pacheco.

La especialista considera que "los mayores en su condición de inmigrantes digitales requieren de aprendizajes más complejos puesto que no disponen de los conocimientos previos ni de las destrezas de los nativos digitales, dificultando el acceso a las TIC. La falta de estos conocimientos previos conlleva en muchos casos al miedo a lo desconocido que a su vez genera la aparición de barreras y obstáculos en el aprendizaje".

Entre las actitudes de las personas mayores hacia las TIC, la especialista señala perfiles de rechazo, resignación, obligación, utilitarista y entusiasta.

De los datos reportados en el primer relevamiento del estado bio-psico-social de mayores de 60 años de edad llevado a cabo en Olavarría, el 81% de los encuestados usa WatsApp mientras que el 57% utiliza Facebook.

Por tales razones, "pensamos en la importancia de incluir el aprendizaje sobre el manejo de las nuevas tecnologías y redes sociales sobre todo en este escenario tan particular. Me he encontrado que aquellos que se posicionaban con una actitud de rechazo, resignación y obligación, hoy puedan conocer nuevas experiencias con un perfil más utilitarista y entusiasta".

Por eso, "el futuro será muy alentador si se crean las condiciones necesarias para generar inclusión digital en las personas mayores, considerando a esta grupo etario como poseedor de la capacidad de aprender, que nos acompaña todo la vida. No obstante a eso tenemos el compromiso de crear diseños más amigables", destaca la profesional

¿Bancarizados?

¿Se encuentran bancarizados o recurren a otras estrategias de inclusión financiera? El Testeo +60 determinó que que el 15% de los encuestados con más de 60 años no utiliza cajeros automáticos. Las razones que fundamentaron son diversas: el 23,1% prefiere retirar dinero por ventanilla; en el 28,2% de los casos lo retira un familiar o apoderado; el 6,4% directamente no tiene tarjeta de débito; al 9% su funcionamiento le parece complicado; el 2,6% asegura que no lo puede manipular y el resto señala otros motivos.

"Esto pone en evidencia la necesidad de elaborar proyectos relacionados con las problemáticas a las que se enfrentan los adultos mayores ante el uso de los cajeros automáticos u otros servicios digitales que seguiré investigando. Estos proyectos tendrán que incluir la difusión de los beneficios del manejo de las nuevas tecnologías y el uso de cajeros automáticos", indico Belén Pacheco. La profesional hizo hincapié en la necesidad de "detallar los pasos para poder extraer dinero de haberes y en la medida que sea posible la posibilidad de incluir simuladores que faciliten los aprendizajes. Deseamos una innovación financiera y bancaria responsable para las personas mayores, la inclusión es un factor determinante para un mayor bienestar", añadió Pacheco.

Desgano y preocupación

El 50,2% está más desganado y el 31,2% se muestra relativamente asustado y preocupado. Eso arroja el Testeo +60 realizado por la licenciada Belén Pacheco tomando como referencia a casi 369 adultos mayores de Olavarría. Eso "podría indicar malestar psicológico y a largo plazo dificultaría responder a las demandas ordinarias de la vida cotidiana, desenvolverse socialmente y tener relaciones satisfactorias con otros si esto llegara a afecta la salud mental de las personas mayores", analiza la especialista en envejecimiento.

La actividad física también es una cuestión pendiente ya que el 23,4% no hace ejercicio físico mientras que un 30,9% admite hacer poco, lo que indica ausencia o escasa participación en la realización de estas prácticas en forma periódica.