Sin especulaciones, sin banderías. Palabra autorizada en el asunto, Juan Pablo Pompei coincidió con la decisión del uruguayo Andrés Cunha, quien en el arranque del segundo tiempo del suplementario expulsó a Wilmar Barrios y dejó a Boca con diez hombres minutos cruciales de la superfinal contra River.

Salieron voces argumentando que las decisiones arbitrales hasta tienen que tener en cuenta la atmósfera (?), el nivel de relevancia de un partido. "Hay que evaluar siempre el punto de contacto. Si es del tobillo, en las partes duras, para abajo es amarilla, cuando el apoyo es tapones sobre partes blandas es mínimo amarilla o roja si no tiene intención de jugar la pelota. Para mí era amarilla porque fue abajo fuerte y con temeridad", argumentó Pompei.

Pocos de los que piden otra cosa desconocen (o quieren desconocer) la famosa IPF (imprudencia, peligrosidad y fuerza excesiva), que desde 1993 invalidó para siempre la palabra "intención" en la valoración de las infracciones. "Yo acabo de llegar de un curso para instructores FIFA. Está desterrada la palabra ''intención''. Para mí, entonces, estuvo bien expulsado Barrios. Y si hubiese sido un poquito más arriba era roja directa" dijo.

Pompei aludió también a la falta de inteligencia del futbolista en la disputa de la pelota, donde siempre aparece la infracción como primera opción ante la no recuperación.

"El Viejo Griguol hace 30 años dedicaba 30 minutos por entrenamiento para acostumbrar a los jugadores a no hacer faltas innecesarias. Si Barrios hubiese evitado el roce, se habría quedado con la pelota porque Palacios estaba jugado y en el piso. Ahí hay una falla de formadores. Mucho 4-3-3, mucho 5-2-1, pero no enseñan las cosas básicas" opinó.