Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar

Fede Chingotto está de regreso en la Argentina y de paso por Olavarría. Primero una cosa y después la otra, aunque el orden haya sido a la inversa. El cruce de Atlántico se dio para jugar desde el miércoles de la semana que viene el Buenos Aires Open, una de las fechas más importantes en el calendario del World Pádel Tour, que tiene como sede al Predio Ferial de la Sociedad Rural, en Palermo.

Nada cambió mucho en él de aquel niño que llegaba a la redacción acompañado por su mamá. La sonrisa fácil de siempre, las ganas de contar sus cosas, pero esta vez con una rasgo diferente: una sonoridad en sus eses que no tenía, y algún que otro giro castizo, producto de los meses en España. "Varios me lo han dicho. Yo no me doy cuenta, pero por lo visto se me han pegado" aceptó.

El año del WPT está terminando y no ha sido fácil para Fede, mucho menos aún para su compañero Juan Ignacio Tello. "Extrañé mucho este año, y eso que me he vuelto bastante ''corazón de piedra''. Durante la competencia por ahí uno se enfoca en el juego y lo puede disimular bien, pero con las cosas que nos pasaron las semanas se hicieron bastante largas, más la complicación con el idioma francés" asumió.

La lesión del "Gato" Tello atravesó como una daga todas las expectativas. "Nuestro nivel tiene poco que ver con el ranking actual. Empezamos el calendario peleando el ocho, pero nos persiguió la mala suerte. Fueron casi cuatro meses hasta que volvió a tener buenas sensaciones. Dos pavaditas, unas patinada en la primera y en la segunda el pie siguió un poco más de lo normal, le costaron el desgarro con un hematoma interno muy grande, y la fisura de un dedo. Fue duro asumirlo, porque estábamos para competir con los de arriba" lamentó.

Ambos infortunios los mandaron para atrás en el ranking. Fede está 38 y creciendo, Juan arrancó 70 y subió hasta el puesto 50 luego del Challenger ganado en París. "Me quejé en la Asociación porque estas dos lesiones nos costaron casi cuatro meses de inactividad como pareja, y no tuvimos ranking protegido. Defendíamos 1400 puntos y dos semis de 950 puntos de año pasado y sumamos cero (0). Eso nos asesinó. Con Fernando Poggi pude mantener el puntaje, pero cuando Juan volvió había caído muy abajo" relató.

En los dos o tres últimos torneos volvieron las buenas vibras para la pareja revelación de 2017, aunque el muro se siguió levantando en los octavos de final de los días jueves. Sin embargo la mirada de Fede es optimista: "Gracias a Dios en el último tiempo pudimos ganar el Challenger de París, y en los Opens estuvimos muy cerca de sacar a parejas como Galán - Díaz, o Stupaczuk - Gutiérrez cuando ganaron el torneo. Se nos escapó por pequeñas cosas, que yo atribuyo a la falta de continuidad. El último torneo nos dio la pauta de que podemos, de que somos una pareja respetable y estamos para grandes cosas".

En el medio, un proceso de evolución y rediseño como pareja. "Siento que hemos mejorado mucho, tanto en el juego como en la parte física. Los dos hemos crecido con respecto al año pasado, pero cuestan los cambios, porque nos vimos obligados a modificar la forma de jugar para sorprender a los rivales. Nos costó, pero después empezó a surtir efecto, porque tuvimos a la pareja 3 y a la 4 al borde de la eliminación" destacó.

"Siempre fui un jugador defensivo y este año tratamos de ser todo lo contrario. Empecé a jugarme más en la parte ofensiva, porque antes sólo era el que armaba, y a Juan le agregamos en el aspecto defensivo. La idea es cambiar los roles en el transcurso de los partidos, y nos ha ido bien" reveló.

"Hubiese querido competir más en los torneos con mi compañero y lograr lo que habíamos conseguido el año pasado. Ahora debemos definir si seguimos en Mónaco o nos vamos para Madrid. Estamos pensando en un cambio, en vivir más cerca del centro del pádel mundial, porque nos puede ayudar. Tampoco estuvo mal lo de este año, fue una buena experiencia, y nos ayudó mucho en la parte económica" precisó.

La lesión de Juani Tello, los cambios en el juego, la sustitución de su pareja, el regreso a la dupla, algunos golpes sobre la mesa que fallaron por poco se hicieron más llevaderos cuando pudo darse uno de los mejores regalos de su vida. La visita de su mamá Sandra al Principado de Mónaco.

"Ella fue dos veces a verme; también fue mi novia y -quiera o no- esas cosas refrescan un poco la cabeza y cargan las pilas" subrayó.

"Haber podido llevar a mi mamá a Europa, que ella pueda conocer lugares a los que de otra manera hubiese sido difícil acceder es una de las mayores satisfacciones que he tenido en mi vida. Es devolver un poco a mi familia todo lo que ellos hicieron por mí. Siempre tengo muy claro que estoy allá por mis sueños, pero también por el esfuerzo de ellos" confesó.

"Pude llevarla a lugares que antes no estaban a nuestro alcance. Compartir con ella un café frente al Casino de Montecarlo, salir a cenar a los lugares que fuimos me puso muy feliz, pero ella lo tomó muy natural (risas). Ya con verme, mi vieja era la mujer más feliz del mundo porque, aunque cada vez se adapta un poco más, sigue sufriendo mucho cada vez que me tengo que ir" acotó.

Para 2019 hay planes de llevar a su viejo, y para más adelante tal vez decisiones de vida mucho más fuertes: "Ojalá algún día pueda llevarme a mi familia. No veo mal la posibilidad de radicarme en España, porque allá la vida es muy buena, y en este regreso no vi bien al país. Les dije ''si ustedes quieren y yo puedo, nos vamos todos para allá''. No va a ser sencillo por los papeles, aunque siempre lo tuve como una posibilidad".

El pádel volvió a la charla, lo que no pudo ser y lo que aspira en el cierre del año. "Fue una temporada dura para nosotros. Pensábamos que se terminaba en Buenos Aires, pero recibimos noticias y vamos a volver para jugar otros dos torneos en España, un Challenger y un Open, y será importante porque a fin de año no volvíamos nunca, y estos puntos nos van a ayudar bastante" celebró.

En tanto, el miércoles los espera el barrio de Palermo, donde en 2017 con Juani Tello llegaron hasta los octavos de final. En este esquivo 2018, la apuesta arranca fuerte: "El objetivo es ganar en La Rural. Va a ser duro, lo sabemos, pero en los últimos torneos nos hemos sentido muy bien, tenemos muy buenas sensaciones y sabemos que cuando estamos así podemos contra cualquier pareja. El cuadro no es fácil, pero centrados y jugando bien nada es imposible".