Cada mañana Fede Chingotto abre las cortinas que dan a su balcón y ante sus ojos primero que nada aparecen esos imponentes yates amarrados en la costa del principado de Mónaco que simbolizan como casi nada la opulencia de las doscientas y pico hectáreas más ricas y exclusivas de todo el planeta Tierra.

Después baja para tomar el desayuno y se encuentra con protagonistas de la serie CSI; llega al club y se cruza con la bellísima Caroline Wozniacki; se pone a pelotear en una de las canchas de pádel y del otro lado del cristal se sacude el estrés post mundialista Didier Deschamps, el DT campeón con Francia en Rusia 2018.

La particular política impositiva de la administración monegasca es una tentación para los millonarias del mundo, y allí fijan su residencia mega estrellas del deporte, el jet set europeo, magnates y todo aquel que tenga una relación fluida con el dinero, legal y del otro.

Junto con su compañero Juan Ignacio Tello y su entrenador Matías Ortíz, Fede ocupa un departamento frente al mar en el exclusivo (qué otra cosa podía ser) edificio de Beau Soleil. "Es horrible despertarse a la mañana y ver todos esos yates -bromeó-. Salir a la calle y a 300 metros encontrarse con el Casino Central que aparece en todas las películas; autos de súper lujo, los mejores hoteles, a cinco minutos para el lado del puerto la cancha del Mónaco, cinco minutos para el otro lado el Monte Carlo Country Club, donde se juega el Abierto de Mónaco".

Fede Chingotto y su gente llegaron al Principado a través de la empresa que los patrocina, el Montecarlo Internacional Sport del magnate Fabrice Pastor. "Nos viene apoyando desde que vinimos a Europa por primera vez, aunque estuvimos primero en Málaga. Para esta temporada nos dijeron de venir acá, y ninguno de nosotros lo dudó un segundo. Nos pareció una muy buena oferta, y la verdad es que estamos muy conformes, porque nos tratan de diez" comentó.

"Hoy me siento muy bien, aunque al principio me costó adaptarme, sobre todo al idioma francés. Con Juani nos defendíamos un poco con el inglés, pero el francés se nos hizo complicadísimo. Arrancamos de cero en una escuela. Nos dio una mano la gente; siempre muy buena onda con nosotros" destacó.

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