Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar

Gonzalo Alcaino y Andrés Gutti son dos instructores chilenos de zumba, que el pasado sábado por la tarde llevaron adelante un masivo master class en el gimnasio de Racing. Fueron veinte instructores sobre el escenario a lo largo de toda la clase, el el broche de oro a cargo de ambos trasandinos.

Tanto Santiago como Andrés desarrollan la actividad en distintas comunas de la capital chilena, entre ellas las exclusivas Puente Alto, Las Condes y La Reina. Para Andrés fue la primera experiencia fuera de su país, en cambio Gonzalo estuvo por Uruguay y es habitué en la Convención de Zuma que se hace todos los años en la Florida, con la presencia de unos 10 mil instructores de todo el mundo.

"Fue un sueño para mí llegar allí, porque están los mejore instructores del mundo. Allí se enseña, se diviente, se aprende muchísimo. Es donde se vive la verdadera esencia del zumba y cuando uno vuelve se lleva un montón de conocimientos para poner en práctica en su país" contó.

La primera impresión fue sorpresa y admiración, por la geografía y por la infraestructura que se encontraron en Olavarría. "Nos han tratado increíble. Fue una especie de odisea por la distancia y una belleza, entre mates y conversaciones" comentó Andrés, quien registraba alguna familiaridad con el breveje autóctono.

Gonzalo, por su parte, lo probó en el camino y colaboró con el vaciado de dos termos. "Una vez que lo probé, no me lo podían sacar. Tuve una experiencia en Uruguay, pero no me gustó porque me lo dieron amargo, acá en cambio pasaba y pasaba hasta que se terminó" reveló. Y quedaron tan conectados con le infusión nacional que al final de la jornada cada uno se llevó un mate de regalo.

"Lo que vimos es hermosísimo; tanto verde no se puede creer. Allá tenemos el norte árido y el sur es de los dos lados igual contra la cordillera, pero no vemos tanta llanura. Fue una hermosa experiencia llegar hasta acá" comentó Andrés, sorprendido por la inmensidad del paisaje pampeano entre Ezeiza y el centro de la Provincia.

El conocimiento entre Andrés, Gonzalo y los anfitriones en el Master Class de zumba data de un encuentro de similares características que se realizó tiempo atrás en Santiago, la capital chilena. "Volver a verlos después de un año fue algo muy lindo" reconoció Santiago y acotó: "Después salió esta invitación de aportar nuestro granito de arena en Olavarría y estamos encantados".

La charla fue en la previa del sábado, con unas cuantas horas en la Ciudad. Tanto Andrés como Gonzalo no ahorraron elogios para el gimnasio del Parque Olavarría. "Allá en Santiago nosotros conocemos el gimnasio del Boston College, que juega en la Liga Nacional de Básquetbol, y ni se acerca a este -reveló Gonzalo-. Es bellísimo. Lo mismo el club; es inmenso" dijeron.

La labor específica por la que llegaron hasta Olavarría fue en la tarde del sábado. "Nosotros proponemos una clase entretenida, que despierte algo en la gente. El zumba es una fiesta alegre entre ejercicios, baile, diversión y cosas espontáneas. Queremos que la gente se divierta, que entienda el sistema y que entienda que el deporte se puede hacer de otras manera, en forma alegre y sin tanta presión. El deporte convencional es selectivo, estresante, y acá tu puedes participar desde los 5 hasta los 100 años" comparó Andrés.

"Esto es algo para compartir, para entretenerse, para divertirse. El participante en una clase de zuma se tiene que sacar el miedo y el pudor. El ridículo a veces lo hacemos nosotros en el escenario, pero la gente lo tiene que pasar bien. No está mal equivocarse, no está mal reirse de uno mismo. Esto es una fiesta. En el zumba nadie saca a nadie, y nadie manda a la banca a nadie cuando no está haciendo algo bien. Esto es para todos" afirmó Gonzalo.

El zumba tampo tiene otras restricciones. "Todo el mundo puede sumarse, inclusive gente que tiene algún cuadro coronario, porque se adecúa el ritmo a las posibiliades de cada uno. No se moverá con la misma intensidad que lo hace el instructor, pero todos pueden participar. Lo más importante es que cada uno se sienta involucrado. También los ''troncos''. La idea es que se vayan soltando y nosotros somos los encargados de hacerlos más habilidosos" dijo Andrés.

Gonzalo Alcaino explico que la rutina que proponen cuenta "con distintos ritmos. El zumba se basa en un 70% de ritmos latinos y el resto ritmos de todas las partes del mundo. Nosotros buscamos que la gente sienta una conexión. No queremos que digan ''que bien bailan los instructores'', sino que bailemos todos juntos y que sea una fiesta. El éxito del zumba es que es fácil y que es inclusivo".

Una clase de zumba varía entre los 30 y los 50 minutos, pero aquí en Racing por las características especiales de la jornada se extendió más tiempo. "En Olavarría, por ser una master clas, hicimos una hora y media. Compartimos todo lo que tenemos en nuestro repertorio para que la gente se divierta y la pase súper bien" subrayó Andrés.

Ambos coincidieron en que el objetivo que se persigue en cada clase de zumba es el mismo con el que llegaron a Olavarría: "Que la gente se divierta, que se sienta feliz, que lo pase bien, que pueda realizar la clase y que no sólo se vaya de la clase conforme porque vio bailar a los instructores, sino porque sudó, porque gritó y porque se divirtió con ellos. Si hay conexión lo demás viene solo. Y que se vayan pensando en volver a participar de esto".