Después de la clasificación del miércoles pasado del conjunto de Lionel Messi y compañía al partido decisivo, los hinchas comenzaron a arribar de forma constante a la `Cidade Maravilhosa` ya sea por aire o por tierra y hoy todo se tiñó de color celeste y blanco, aunque se espera un desembarco aún mayor mañana.

El aeropuerto internacional de Galeao mostró un flujo constante de argentinos que aterrizaron a lo largo de todo el día y tuvieron la fortuna de conseguir un vuelo directo, porque también llegaron muchos en el otro, el Santos Dumont, a través de diferentes conexiones desde otras ciudades brasileñas.

Empero, también una enorme cantidad de fanáticos arribaron en sus propios autos, camionetas o casas rodantes, luego de recorrer en su mayoría los más de 2.500 kilómetros que separan a Buenos Aires de Río de Janeiro, aunque a su vez otros llegaron desde distintas provincias argentinas u otras ciudades brasileñas.

Principalmente, hubo una enorme procesión desde San Pablo, donde el elenco dirigido por Alejandro Sabella dejó en el camino a Holanda en las semifinales el miércoles pasado, con miles de hinchas que dejaron el campamento en el Sambódromo paulista para instalarse en el mismo estadio de carnaval en la urbe carioca.

Justamente, las autoridades de la Prefectura (Municipalidad) local tuvieron que extender el lugar habilitado para los argentinos en el Marqués de Sapucaí porque el número de acampantes ya superó las expectativas iniciales y hubo una verdadera multitud, y se espera que crezca mucho más la población mañana en ese lugar.

De la misma manera, las playas se fueron llenando con el correr de las horas y pasadas las cuatro de la tarde en Copacabana, cerca del Fan Fest, casi no cabía un alfiler, y cualquier argentino que hubiese pasado por el lugar tranquilamente podría haberse confundido con la Bristol de Mar del Plata en enero.

A pesar de que el clima no acompañó porque estuvo casi toda la jornada nublada, con amenazas de lluvia y una temperatura máxima de 24 grados, los fanáticos `albicelestes` igualmente aprovecharon la arena para jugar al fútbol, para juntarse y alentar a su seleccionado, y unos cuantos osados hasta para meterse al agua.

Obviamente, el "Brasil decime qué se siente" fue el tema más cantado a toda hora y pese a que cerca de las 18 horas ya la noche cayó sobre Río de Janeiro, mucho no les importó a los simpatizantes que siguieron cantando y celebrando al compás de los bombos, con la promesa de no detenerse en ningún momento.

En tanto, por el hecho de que la naturaleza no acompañó y el sol no quiso decir presente y bañar con su calor a los que disfrutaban sobre la arena, hubo muchos argentinos que aprovecharon para conocer otros puntos turísticos de la ciudad, principalmente el famoso Cristo Redentor del Cerro del Corcovado y el Pan de Azucar.

Todavía no llegó ni la mitad de los 100 mil argentinos que se esperan, pero ya la muy bonita ciudad balnearia se tiñó de celeste y blanco, colores que se esperan que también adornen la noche carioca, principalmente las zonas de bares como Lapa, Ipanema, Leblon y Copacabana, entre otras.