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El fútbol mundial despidió este viernes al mediodía en el cementerio de Avellaneda a Julio Grondona, un hombre que si bien no tuvo lazos demasiado fuertes, ni tan visibles con Olavarría, pero que llegó a la ciudad en un otoñal abril de 1996 para la inauguración de "La Casa del Deporte".

De la conferencia de prensa, en la Liga de Fútbol de Olavarría, dejó una frase para la posteridad: "Aquellos que no puedan jugar al fútbol organizado, que lo hagan a la mañana por el vermouth y a la tarde que lo miren por televisión".

Por la noche, durante el agasajo que recibió el inmueble de la avenida Del Valle, a pocos metros de las vías, se mostró más amable, más campechano, más predispuesto tanto a recibir como a contar anécdotas de todo los tiempos.

En Olavarría Grondona encontró materia prima para el centro modelo para selecciones nacionales que la AFA posee en Ezeiza. "Una gran parte de la piedra que hay debajo de las canchas salieron de Olavarría, de las canteras de Villa Mónica, de Sierra Chica que le gestionamos con Oscar Maitini, y un señor Maitini le llevó otra parte. Si mal no recuerdo, fueron casi cincuenta camiones que salieron desde acá" recordó Oscar Durán, titular de la Liga de Fútbol de Olavarría.

Aquella noche recordada de Julio Humberto Grondona en La Casa del Deporte, Grondona recibió de manos de Delia Bouciguez, una cuadro (creación del artista plástico olavarriense Jorge Colo), que ocupó un lugar preferencia en el despacho de la sala de la presidencia en la Asociación del Fútbol Argentino.

(*) La nota completa, en la edición de este sábado de diario EL POPULAR