Télam

El escenario, con unos 100.000 metros cuadrados de superficie, fue habilitado desde el sábado 28 de junio en la previa al cotejo de octavos de final en el que el conjunto de Lionel Messi superó a Suiza por 1-0 en tiempo suplementario, y si bien nunca cerró, lo cierto es que desde hoy comenzó a llegar gente constantemente.

"Después del partido de octavos se quedaron unos 30 argentinos viviendo acá que no viajaron a Brasilia, pero hoy empezaron a llegar muchos vehículos. Ya hay casi unos 50 y calculamos más de 200 personas", señaló a Télam un empleado de seguridad, ubicado en la puerta del estacionamiento, donde acampan los visitantes.

Antes de que cayera la noche en San Pablo, "residían" en ese playón del Sambódromo un total de 16 casas rodantes, 5 trailers, cerca de 30 autos y 25 carpas, que sortearon algunas leves lloviznas y compartieron charlas, historias, mate, fernet con gaseosa, música y hasta en algunos casos "ollas" populares.

"Esta noche sale pollo al disco, invitamos a algunos chicos que ya conocimos en este viaje. Mañana se viene el locro", contó a Télam Elías Sarrouf, un jujeño que viaja en una casa rodante desde el 9 de junio con otros seis amigos. "Fuimos a todas las ciudades menos a Porto Alegre porque se nos rompió el freno", agregó.

Facundo Morales es uno de los que lo acompaña y con quien comparte el amor por Gimnasia de Jujuy, pero también se encuentran en la mesa de `camping` Jorge Pastor, de Cafayate, Salta, y José Ribetti, de Paraná, Entre Ríos. Los cuatro pegados a "El Carnavalito", un Mercedez Benz 911 de 1974 "que es una máquina, anda muy, muy bien".

A unos metros de distancia, Leandro Reyes, con la camiseta de Deportivo Morón, dialoga con su novia Mariel, con mate de por medio, y analizan la posiblidad de ir al centro de San Pablo a tratar de conseguir entradas para el partido. "Nos vinimos en micro y carpa, y veremos si podemos comprar, están caras, la verdad".

El recorrido para ambos fue de casi dos días, pues primero hicieron Buenos Aires-Florianópolis y de allí a San Pablo, pero "el viaje valió la pena", confesó Leandro. "Estamos en el Mundial, si no entramos no importa, queríamos vivir esta fiesta", argumentó.

Maxi Carrica es oriundo de la ciudad balnearia de Santa Teresita pero reside en Banfield y trabaja en Hudson. Justamente, "con dos compañeros de la fábrica, Fernando y Gastón", decidieron lanzarse a la aventura para ver primero los cuartos de final en Brasilia y de allí enfilaron para la gigante ciudad paulista.

Ya llevan recorridos más de 5.000 kilómetros y su ilusión es seguir de viaje hacia Río de Janeiro. "Hay que ganarle a Holanda como sea, a Brasilia (donde se jugará el partido por el tercer puesto) no volvemos más, queremos playa, sol, fiesta", subrayó el joven, que no cree poder pagar una entrada para ir el estadio.