Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar

Hizo bien la tía Zulma. Si no se hubiese aparecido esa tarde a finales de 1999 en lo de Raúl Moriones para comentarle que tenía viviendo en su casa a un sobrino recién llegado de Buenos Aires (Hurlingham, en realidad), y que jugaba bastante bien, en los 18 años siguientes el fútbol de Olavarría no habría conocido a uno de los mejores definidores de la última época y a un pibe de novela.

Carlitos Tavare acaba de anunciar su retiro del fútbol y atrás quedaron el debut en El Fortín, el salto a Racing con ascenso incluido, las noches fenomenales en ese Argentino "A" que tenía nivel de "B" Nacional, su renacimiento futbolístico con Luis Quintela, las malditas lesiones inoportunas y su presencia con los cuatro grandes de la Ciudad en los campeonatos del Consejo Federal.

Siempre con goles; muchos goles. Siempre con apariciones importantes, en el momento justo y en el lugar indicado. Porque aquel Carlitos de los viejos y buenos tiempo no sólo sabía jugar a la pelota, sino que definiendo era casi infalible. "Son cosas que fui aprendiendo; me ayudaron los entrenadores y los trabajos, más allá de que la sangre marca. Mi viejo, aunque yo no lo pude ver jugar, fue un muy buen jugador, hizo época en Sportivo Piazza de Azul y metía muchos goles" explicó.

Pero, en los primeros párrafos debía aparecer una mención a la tía Zulma. "Siempre le voy a estar agradecido, primero porque me trajo a Olavarría, por haberme dado la oportunidad de vivir en su casa, y después porque a ella también le debo todo lo que pude cosechar durante mi paso por el fútbol" dijo.

Carlitos ascendió con Racing, jugó un Argentino "A" con Racing, y disputó todos los campeonatos del Consejo Federal (A, B y C) con todos los clubes del casco urbano, desde aquel primero, con apenas 18 año, cuando Fatiga lo mandó a la cancha frente Sporting de Punta Alta, sólo seis meses después de la recomendación de la tía Zulma.

El pibito que a fines del 99 se radicó en Olavarría, 8 meses más tarde era titular en El Fortín en el segundo torneo en importancia del Consejo Federal, sin haber pasado por inferiores. "Vine en diciembre, el 30 de enero de 2000 Fabricio Torres me hizo debutar en primera y después Fatiga (Russo) confió en mí para un campeonato de mucha jerarquía" recordó.

En aquel momento, Carlitos era una especie de hijo mimado de Francisco Russo, siempre tan sensible a cuestiones que pasan dentro y fuera de las canchas. "El y Fabricio fueron muy importantes en mis comienzos. Ahí se inició todo" apuntó.

"La verdad que si cuando llegué a Olavarría -admitió- me lo hubiesen dicho, no habría creído en todas las cosas que me pasaron y que viví gracias al fútbol. Hoy, más tranquilo, con el paso de los años y que duele largar todo esto, uno se da cuenta. No me esperaba llegar hasta donde llegué, más allá de que en algunos buenos momentos de mi carrera las lesiones me hayan jugado una mala pasada, y me privaron de irme afuera".

"Me estoy despidiendo, estoy dejando de jugar a la pelota, pero muy agradecido por la gente que se cruzó en mi vida; compañeros, entrenadores, gente que no está vinculada directamente y el respeto que tuve del periodismo. Estoy muy agradecido de todos estos años que he vivido" acotó.

El salto más grande su carrera fue a ese Racing que aún aspiraba a salir de Olavarría y hacerse importante en el fútbol de interior bonaerense. "Fue algo fundamental. Muchos de los amigos de aquel momento, hinchas de El Fortín, no lo entendieron, ni tampoco aceptaron lo que significaba para mí, pero yo no era de la Ciudad, ni tenía ese sentimiento por una camiseta que se fortalece en divisiones inferiores, y tampoco sentía la rivalidad. Después, por todo lo que viví, las cosas buenas y las no tan buenas, me terminé haciendo hincha de Racing" confesó.

En la película de su carrera, el rewind lleva a grandes momentos en Racing abortados por lesiones, y las más costosas fueron en Bahía Blanca.

Cuando se había adaptado al Argentino "A", una entrada descalificadora de Diego Escudero en la cancha de Villa Mitre lo sacó de carrera durante mucho rato, y cuando se había asentado en el equipazo del "Negro" Quintela, igual sucedió en un partido para cumplir en la cancha de Bella Vista, con Racing ya clasificado, camino a las históricas finales con Independiente de Neuquén, Crucero del Norte y Cipolletti.

"Uno de los episodios que más me dolió fue en el Argentino ''A''. Esto es así, son cosas que pasan. Después, cuando llegó Fatiga (Russo) tuve muy buenos partidos con Independiente Rivadavia, Juventud de San Luis y una lesión me volvió a dejar al margen. Recuerdo también que el día de la fractura en la cancha de Bella Vista por mí entró Leo Vitale, y creo que fue su debut en un Argentino. Más tarde Leo pegó el salto y no paró más" apuntó.

Pero Bahía no siempre propició recuerdos amargos. Una tarde de la 2009/10, en el "Dr Alejandro Pérez" de Liniers, Hugo Tenaglia lo mandó a la cancha con Racing perdiendo, y con su indescifrable capacidad para estar cerca del gol y tomar siempre la decisión más adecuada, metió un par para dar vuelta el resultado.

En 18 años de carrera compartió ataque con muchos delanteros, con uno se interpretaron desde la primera mirada en el primer entrenamiento. "Con Oscar (Altamirano) hicimos una dupla bárbara. Con Tati (Saavedra) no me tocó estar mucho, porque jugábamos en el mismo puesto, pero fue una de las personas que más me enseñó" reveló.

Muchas relaciones se cortan cuando los almanaques van quedando en desuso. "Por ahí no charlamos mucho, pero seguimos en contacto con los muchachos de afuera. Dos por tres nos juntamos con Ale Sepúlveda, y el otro día cuando puse en Facebook lo de mi retiro me puso muy feliz los comentarios de ex compañeros" destacó.

Carlitos no eligió una campaña o un título como los datos más relevantes de su carrera, sino momentos. "Creo que lo más trascendente que me tocó vivir en una cancha fueron esos partidos del Argentino A, que me sentí a la altura de cualquiera, con la cancha de Racing llena. El ambiente ayudaba y yo estuve ahí. Era otra época, con un nivel de equipos espectacular. Recuerdo que en un partido con San Luis me expulsaron en el primer tiempo y la estaba rompiendo, y en otro partido a un lateral izquierdo de Desamparados muy respetado en esa época, el "Pelado" Díaz, lo volví loco, me salían todas" resumió.

Se puso la camiseta de Ferro en un Argentino "B" y la de Estudiantes en el TDI. "En Ferro lamentablemente me complicaron las malditas lesiones y de Estudiantes la pasé excelente. Sólo en Tapalqué no tuve una buena experiencia, pero en general de todos los clubes tengo palabras de agradecimiento".

Por la zona estuvo en Once Corazones de Indio Rico, Independiente de Chillar, Bull Dog de Daireaux, además de Sarmiento tapalquenero, donde pese al destrato hizo 13 goles en 12 partidos.

Con El Fortín jugó en contra de los dos mejores jugadores que vio en su periplo por las canchas. "Rodrigo Palacio cuando estaba en Bella Vista y Ezequiel Miralles en Liniers fueron los dos mejores que vi. Tenían 18 años y se notaba que iban para grandes cosas; volaban los dos" subrayó.

Prefirió no elegir un amigo, porque "gracias a Dios el fútbol me dio muchos, y lo pude comprobar en la publicación que hice con motivo de mi retiro. Pensé que había gente que me apreciaba, pero no imaginaba que me querían tanto y eso es bueno, porque me hace ver que algo he dejado".

En cambio sí nombró algunos dirigentes que fueron importantes en su carrera y en su vida. "A los primeros que debo destacar son a los dos que me fueron a buscar de Racing, Oscar Saldías y Sergio Sarfiel. Un día fueron a la casa de mi tía y apostaron por mí. Todo lo que viví no hubiese sido posible si ellos no aparecían" agradeció.

"Han pasado muchos en estos 18 años, y en este último tiempo he conocido muy bien a Ricardo Hoffmann, que es un tipazo, y la gente de Loma Negra en este último tiempo se ha comportado excelente conmigo" enfatizó.

También destacó a un entrenador que tuvo ya en el final de su carrera. "Mauricio Peralta fue otro importante en trayectoria. Lo tuve los últimos años y es un técnico moderno, trabajador, muy inquieto. Creo que es un DT para estar más arriba, y el trabajo que está haciendo seguramente lo llevará a más" opinó.

Se cerró una carrera, que fue importante, que tuvo tardes y noches inolvidables, pero Carlitos reconoció que hubo carencias que le impidieron volar más alto. "Creo que no haber pasado nunca por inferiores fue contraproducente. En Buenos Aires hice algunos meses en Morón; después Hugo Iervasi -amigo de mi viejo- me quiso llevar a Vélez, y no pudo ser. Cuando vino a Racing, fue el único técnico que me colgó en mi carrera" recordó.

No habrá más partidos, no habrá goles que se buscan, ni goles que se encuentran, pero difícilmente se quede sin fútbol. "Quiero seguir vinculado. No lo tenía pensado cuando Nino Cirioli me propuso ser su ayudante en Loma, y me gustó la idea. Vamos a iniciar este camino como ayudante, me gustaría hacer el curso de técnico, pero no sé qué deparará el día de mañana" cerró.