La dieta a base de alimentos con fibra y probióticos, como el yogur, contribuyen al equilibrio. Si tenemos suficiente flora intestinal y qué tipo de microorganismos la componen es algo que todavía no se puede conocer con una prueba médica en la consulta del especialista digestivo, aunque según los síntomas sí se pueden diagnosticar diversas enfermedades que son causa directa de una alteración de estos microorganismos.

Hinchazón, estreñimiento, diarrea, flatulencias son molestias que si se cronifican pueden dar la señal de alarma. "Nacemos con un intestino teóricamente estéril", comenta el gastroenterólogo Guillermo Álvarez Calatayud, quien explica que en los dos primeros años de vida conformamos nuestra flora intestinal. "Y en eso influye la lactancia materna o artificial, el tipo de parto, la vida en un medio rural o urbano, que se tomen antibióticos, la raza y la higiene entre otros aspectos", apunta. Así vamos construyendo nuestro tipo de flora que iremos equilibrando en nuestro desarrollo vital en función de la dieta y otros factores externos.

"Según cumplimos años vamos perdiendo flora, no de individuo a individuo sino a lo largo de generaciones. No vamos perdiendo o ganando flora de golpe", apunta el especialista.

¿Y por qué se puede perder flora? Los malos hábitos de vida inciden directamente: abuso de los antibióticos y laxantes, tóxicos como el tabaco o las drogas, el estrés, la escasez de actividad física y, sobre todo, una dieta pobre en fibra y probióticos y rica en grasas.

La ciencia investiga la relación de la flora intestinal con algunas enfermedades. Lo que se constata es la conexión con el sistema inmunológico: desde alergias, enfermedad inflamatoria intestinal, diarreas hasta cáncer de cólon y obesidad tienen mucho que ver con el equilibrio de la macrobiota.

Tres piezas de fruta y dos platos de verdura y hortalizas al día son las raciones recomendadas para una dieta rica en fibra que, además, debe complementarse con legumbres, cereales integrales y probióticos como los yogures o leche fermentada. Todos esos alimentos nos proporcionan la fibra que mantiene en equilibrio a los microorganismos beneficiosos de nuestro intestino.

Es la nutricionista Alicia Costa quien alerta de que la dieta pobre en fibra provoca "problemas de tránsito intestinal y molestias digestivas que acaban afectando a la calidad de vida".

Lo que está claro, además, es que existen alimentos que contienen probióticos o microorganismos que ayudan a tener una flora intestinal en buen estado ya que llegan vivos al colon, "son flora en tránsito". Están presentes en los yogures y los lácteos fermentados.

Pero no todos los probióticos son iguales, ni nos benefician por igual. "Los probióticos son como los antibióticos. Hay probióticos que van bien para el colon irritable pero no son efectivos para la diarrea o las alergias. Cada probiótico tiene un efecto para una patología especial, una cantidad adecuada y durante una duración determinada", apunta Álvarez Calatayud, por lo que se recomienda tomarlos bajo prescripción médica.

Lo que sí está constatado es que las "bífidobacterias", presentes en algunos yogures, ayudan a mejorar las defensas y aumentar la salud digestiva.