La primera es ofrecida por Rodolfo Gil. El especialista del INTA Castelar desmenuza todas las herramientas que son la base de una agricultura sustentable. Este año la propuesta de Nidera se presenta con un desafío: "¡El cambio empieza por vos!". Rodolfo Gil, del Instituto de Suelos del INTA Castelar, abrió el ciclo de capacitación propuesto por Nidera a través de su programa Agricultura Consciente (www.agriculturaconsciente.com). En cuatro módulos el especialista logra abarcar todos los aspectos ligados al manejo de una agricultura sustentable. A continuación, durante el mes de junio, Fernando García, director del IPNI Cono Sur, desarrollará las 4 Rs o cuatro fundamentos básicos de la nutrición: utilizar la fuente adecuada de fertilizantes (Right source), en la cantidad (Right rate), momento (Right time) y lugar adecuados (Right place).

En la primera parte de este ciclo de charlas, en forma sumamente didáctica, Gil se centra en el agua, en el suelo, en la conservación de esos recursos y en la relación que tienen con los sistemas de producción. Remarca que la producción de una zona depende de tres factores centrales: la radiación solar, la oferta de dióxido de carbono que ofrece el aire y la temperatura durante el ciclo del cultivo. "Estos parámetros nos van a marcar la producción potencial, que generalmente es bastante superior a la producción alcanzable que depende de la disponibilidad de agua y de nutrientes que nos da el suelo", explica Gil. "Si analizamos los componentes de la biomasa de un cultivo veremos que casi en su totalidad está compuesta por hidrógeno, carbono y oxígeno y que las fuentes principales de esos tres elementos son el agua y el aire de los que se extrae alrededor del 97%. Mientras que el 3% restante son los nutrientes que, en gran medida, se extraen del suelo, entre los que se encuentran los macronutrientes -nitrógeno, fósforo y potasio- y los micronutrientes".

Luego agrega que el suelo, además de ser un proveedor de nutrientes es un cuerpo fundamental que maneja la dinámica del agua para abastecer los requerimientos de los cultivos.

Gil explica la "hermandad" que existe entre el secuestro de carbono del aire por parte del cultivo y el uso del agua, ya que cuando las plantas transpiran por los mismos poros (estomas) mientras sale agua entra dióxido de carbono de la atmósfera que es el elemento base para el crecimiento de las plantas y el llenado de los granos.

"Por lo tanto hay una relación muy estrecha entre la respiración y la producción -explica Gil-. Cuando una planta sufre un estrés hídrico se defiende cerrando los estomas pero está dejando de entrar dióxido de carbono que es una de las principales materias primas que, a través de la fotosíntesis, permitirá tener una buena cosecha".

"Entonces -enfatiza- , nos tiene que quedar claro que la única salida de agua del campo que es rentable y sustentable es la que se va por transpiración".

En el segundo video Gil se presenta con el título: La Productividad del Agua. El técnico plantea que para obtener producciones satisfactorias de los cultivos clásicos, es necesario contar con 500 a 700 mm de agua disponible durante el ciclo del cultivo, que equivalen a 5 a 7 millones de litros por hectárea. "Esto nos marca la necesidad de realizar un manejo estratégico para hacer un uso eficiente del agua, a través del almacenamiento en el suelo y luego la utilización por parte del cultivo". Entonces recordó que para lograr esos objetivos es necesario mantener una buena estructura del suelo y una buena protección a través de la cobertura vegetal.

Finalmente, la transformación del agua en biomasa y en rendimiento depende mucho de factores agronómicos que pasan por elegir una buena genética, fertilizaciones adecuadas, la estrategia utilizada en la elección de las fechas de siembra y los ciclos de madurez para evitar estrés climáticos en los períodos críticos del cultivo, floración y llenado de granos, y también por cómo atenuar el efecto de aquellos elementos reductores como son las plagas y enfermedades.

"La capacidad de infiltración y de almacenar agua en el suelo no es otra cosa que eficiencia de almacenamiento que está en nuestras manos a través de un manejo estratégico muy simple. Hay que mantener el suelo cubierto para evitar que el agua escurra o se evapore. Se busca que la que quedó almacenada sea usada exclusivamente en el proceso de transpiración y de esa forma sea reciclada y convertida nuevamente en materia orgánica y producción de granos. Se trata de generar un círculo virtuoso donde el agua sostiene el sistema de producción", señala el especialista del INTA.

Por último, Gil describe la diferencia entre la agricultura tradicional, basada en la modificación del ambiente, y la agricultura sustentable que pasa por adaptar las plantas y las tecnologías a cada ambiente en particular. De esta forma, la segunda opción busca que cada ambiente exprese su máximo potencial de producción pero provocando el mínimo disturbio. "Pero para lograr un desarrollo sustentable hay un requisito fundamental -concluyó Gil-, que es la articulación de todos los actores, los productores, las instituciones de investigación y ciencia, y las empresas".

En www.agriculturaconsciente.com se encuentra toda la información que ofrece Rodolfo Gil en esta primera entrega del nuevo ciclo de capacitación de Nidera, que este año se presentan con un desafío: "¡El cambio empieza por vos!".