En una histórica reunión del Comité Nacional de la UCR, Martín Lousteau se convirtió en el nuevo presidente del partido, marcando el fin de la presidencia de Gerardo Morales. A pesar de las tensiones previas y las preferencias de algunos gobernadores radicales por Gustavo Valdés, Lousteau logró una elección unánime.

En sus primeras declaraciones como presidente, Lousteau expresó su preocupación por la gestión de la "pesada herencia del kirchnerismo" y la necesidad de equilibrios que no afecten a la clase media y a las pequeñas y medianas empresas. Haciendo hincapié en la autocrítica, admitió que la UCR debe renovarse en ideas para representar nuevamente a la mayoría de los argentinos.

El comunicado oficial de la UCR destacó la urgencia de cambiar y adaptarse a las demandas de la sociedad. Lousteau, junto con Morales, se aseguró la presidencia y vicepresidencia, mostrando una postura firme en la distribución de cargos dentro del partido. Este enfoque dejó 6 de los 15 lugares para el sector opositor.

Las autoridades, elegidas entre 106 delegados, reflejan una combinación de figuras prominentes en la UCR. Inés Brizuela y Doria de La Rioja ocupará la vicepresidencia primera, mientras que Luis Naidenoff de Formosa y Pamela Verasay de Mendoza se harán cargo de las vicepresidencias segunda y tercera, respectivamente.

El desafío para la UCR no solo radica en la definición de sus autoridades, sino en mantener una postura uniforme frente a las discusiones y negociaciones con el Gobierno de Javier Milei. La declaración de ser una "oposición constructiva" refleja la intención de colaborar en reformas necesarias, aunque se revisará ley por ley. Sin embargo, las diferencias entre el sector de Lousteau-Morales y los gobernadores radicales podrían ser un punto de tensión.

En un escenario político complejo, la UCR se encuentra en una encrucijada: debilitada a nivel nacional pero fortalecida en el ámbito provincial. Con la mirada puesta en el Congreso, donde cada voto cuenta, la UCR buscará desempeñar un papel relevante en la discusión con el Gobierno de Milei, marcando así un nuevo capítulo en su trayectoria política.