Cabe recordar que la puesta fue realizada la semana pasada e inmediatamente se dio aviso a Fundación Bioandina para el retiro del huevo, que continúa su proceso en el centro especialmente dedicado a la incubación artificial y cría en aislamiento humano del Ecoparque de Buenos Aires.

"Volvimos a tener reproducción y volvimos a tener un huevo fértil, trabajamos cuatro años para tener este resultado, el equipo veterinario a cargo de Horacio Grand, los cuidadores Pablo Cajal, Víctor Díaz y el encargado de Bienestar Animal, Matías Graciarena", rescató el director del Bioparque "La Máxima", Flavio Maldonado.

"Los procesos biológicos necesitan de tiempo para consolidarse y en ese proceso sostenido aparecen los resultados, ahora ya se han apareado y estamos esperando la segunda postura", agregó al respecto.

En este sentido, Maldonado señaló que "ahora tenemos que esperar" y además "le recomendamos a nuestros visitantes ser cautelosos" durante el recorrido por el sector de la condorera.

El Cóndor Andino, el ave voladora más grande del mundo, ha sido venerado por las comunidades originarias de Sudamérica, quienes lo han considerado el Espíritu mismo de los Andes, un nexo sagrado entre los hombres y Dios.

Si bien fue abundante en otro tiempo, este animal emblemático, eslabón simbólico con nuestro pasado cultural, se ha convertido hoy -lamentablemente- en un desafío de conservación.

En 1991 en Córdoba (Argentina) se dio origen al Proyecto de Conservación Cóndor Andino (PCCA). Este proyecto está organizado por el Zoo de Buenos Aires, la Fundación Bioandina Argentina y cuenta con el apoyo de prestigiosas instituciones nacionales e internacionales.

Su principal objetivo es asistir a la conservación de estas fabulosas aves y su majestuoso ecosistema, a todo lo largo de la cordillera, para asegurar la supervivencia de quien es considerado el Espíritu viviente de los Andes.