Disfrutar el presente, pasear, compartir con los amigos y la familia, reconciliarse con el cuerpo, cantar o bailar, cada actividad es única y tiene sus exquisiteces.

Dentro de todas las posibilidades de ocio entre las que se puede optar es muy importante dejar constancia del disfrute positivo de estas actividades. El tiempo libre es un tiempo para vivir, para crecer, para aprender, para descansar y recuperar fuerzas; en definitiva, un tiempo que debe enriquecer que, al mismo tiempo, abrirá un espacio a la creatividad, al conocimiento de uno mismo y de sus propias capacidades y a la relación con los demás.

El gran enemigo

Lo más importante probablemente sea saber qué hacer con el tiempo libre, algo que tiene como grandes enemigos a la pereza y el aburrimiento. Un poco de apatía puede estar bien, incluso reconforta. Pero en demasía frena iniciativas que pueden agradar mucho por eso hay que controlarla y superarla con decisión y buen ánimo.

En cuanto al aburrimiento, es difícil de evaluar porque algunas personas se aburren con unas cosas y otras personas se divierten con ellas, y al revés. Cualquier momento aburrido ya es negativo y hay que evitarlo.

Aburrirse no es lo mismo que no hacer nada. Desarrollar habilidades para la práctica sana de actividades de diversión y de recreación, es uno de los factores contribuyentes al bienestar y la salud mental de los individuos.

El del entretenimiento es el tiempo que cada persona merece, que cada cual delimita con hora y día para hacer lo que realmente desea, entonces la manera más efectiva de utilizar los momentos de ocio es aquella que proporciona diversión y contribuye además al desarrollo personal; ambas metas no resultan incompatibles. Un adulto puede, al igual que hacen los niños, aprovechar los aspectos lúdicos y divertidos de determinadas actividades para al mismo tiempo aprender con ellas.

Buen uso del tiempo libre

Para que el uso del tiempo libre sea placentero, cada uno debe elegir qué hacer o qué no hacer. Tener claro que no existe solo en los días de descanso sino en cada jornada.

Estar siempre ocupado. Lo que se haga en el tiempo libre hay que hacerlo bien, lo mejor que se pueda. No hacer actividades que hagan caer en la rutina. Las decisiones que se tomen, llevarlas a cabo.

Ser realistas y procurar que los planes vayan acordes a nuestra edad y sean coherentes con el momento físico y psicológico en que se vive.

El ocio también se comparte. Y, bien planteado permite entablar nuevas amistades o reafirmar las que ya forman parte de cada uno.

Atreverse a ser original y único.