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Se dice que la Historia tiende a la repetición. Que cada cierta cantidad de años los hechos son exactamente iguales, o se resignifican, o quizás se reformulan. Pero siempre los protagonistas ahí, actores de una obra a la que asistimos y miramos en silencio. En agosto de 1939, la Unión Soviética y la Alemania Nazi firmaban el Pacto Ribbentrop-Mólotov, un tratado que establecía que entra ambas potencias no habría agresiones y que todas las diferencias que hubiese serían solucionadas por consultas mutuas. Las críticas llovieron tanto desde una bando como de otro, y los demás países europeos miraban asombrados lo que acaba de ocurrir, pero lo cierto es que la relación entre Hitler y Stalin podría rastrearse hasta unos años antes.

En 1913 Josef Stalin y Adolf Hitler podrían haberse cruzado en Viena, mientras el primero estudiando en una habitación prestada mientras el segundo pintaba acuarelas para sobrevivir en un albergue de hombres, en algunos de los paseos que ambos daban por la ciudad. Y si bien la hipótesis podría resultar descabellada, el hecho histórico existió y no habrá mas que fantasear con que allí pudo darse un cruce que los llevó a ambos a firmar un pacto y luego, muy pronto, ha declararse la guerra.

Ese mismo año, la mayor parte de la cultura europea se "cocinaba" en Munich, Viena y Berlín, un poco menos en París. Alemanes y franceses se miraban con recelo, ambos querían convertirse en la "faro de la cultura europea", mientras que la palabra que mas se escuchaba era "neurastenia", una enfermedad que aquejaba principalmente a los artistas. Cansancio generalizado, desgaste mental y necesidad imperiosa de crear una obra maestra para perdurar en el tiempo son algunos de los síntomas que presentan tanto Sigmund Freud, que trabaja en "Tótem y Tabú", como Thomas Mann, quien ha tenido una idea y se llamará "La montaña mágica". A Franz Kafka lo preocupan otras cosas. La posibilidad de que su amada Felice aceptara su propuesta de matrimonio lo tortura, dejar su vida de soledad para compartirla con ella, aunque eso no evita que trabaje en un texto que lo cambiaría todo: "La metamorfosis". Es el año en que Picasso, con ya una importante reputación en el mundo del Arte, sufre la muerte de su padre y poco después la de su perra. Está deshecho por el dolor. Marcel Duchamp no siente ya inspiración en la pintura, aunque hace escuela en el Cubismo, y un poco jugando coloca sobre un banco una rueda de bicicleta. Mientras que Marcel Proust escribe "Por el camino de Swann", encerrado en su casa.

En "1913,Un año hace cien años", publicado por la editorial Salamandra, Florian Illies rescata diferentes anécdotas, hechos históricos y misceláneas para darle significado, comprenderlas en su máxima expresión y analizar a los protagonistas a la luz del paso del tiempo. Para Illies, 1913 es un punto de inflexión, el tiempo de calma que antecede a la guerra, un lugar al que regresar para entender los procesos que dieron lugar a muchas de las corrientes artísticas y de pensamiento que llegan hasta nuestros días.