Miguel Viñuales

"La hipomagnesemia no sólo es un tema estacional recurrente, sino que además se lo debe considerar como un problema de rodeo. Puede que se vean uno o dos casos del cuadro específico, con los síntomas propios del caso, pero si se saca sangre a varios animales de ese rodeo, se va a encontrar seguramente que van camino de lo mismo", asegura la veterinaria Mónica Arregui, miembro del equipo de profesionales multidisciplinario que está implementando el Programa de Fortalecimiento Ganadero.

Según Arregui, las estadísticas indican que en la Cuenca del Salado la hipomagnesemia es una de las principales causas de mortandad en los rodeos de cría, llegando a valores de hasta un 4%, y característico de establecimientos donde la base forrajera es el agropiro, festuca y raigrás, principalmente.

"La causa es la deficiencia de magnesio en la dieta, ya sea por déficit en la propia planta que ingiere el animal, o bien por competencia natural con otros nutrientes o minerales que inhiben la absorción o asimilación del magnesio por el animal", explica la veterinaria, dando a entender la complejidad subyacente del tema.

"En la época invernal, sobre todo cuando se trata de inviernos muy húmedos como éste, en pasturas templadas como las de nuestra zona, se da un desequilibrio entre energía y proteína. Se genera un aumento de potasio que hace que el magnesio no se pueda absorber. También por competencia entre otras proteínas, los aumentos de calcio de estas épocas repercuten en esta asimilación", amplía.

Siempre presente

El gran problema de la hipomagnesemia es que, en realidad, no se trata de una cuestión patológica per se, sino que deriva del ciclo natural de las especies forrajeras de la zona, cuyo "desequilibrio" es saludable para ellas, pero afecta el aprovechamiento por parte del ganado.

"Es un problema estacional siempre presente. Depende en gran medida del clima, pero sobre todo del tipo de suelo con que se cuenta. Por ello, si sabemos que tenemos un campo con déficit de magnesio, podemos tomar medidas preventivas como dar suplementos, sales y fibra", explica Mónica Arregui.

Los paliativos disponibles para el tratamiento o prevención son muy conocidos: bloques de sal o granulados que se colocan en bateas, e incorporación de fibra en la dieta a través de rollos o rastrojos de cultivos.

"Hay que tener cuidado en el caso de los rastrojos o granos almacenados, en inviernos húmedos, con la presencia de hongos y otros patógenos, ya que pueden producir intoxicaciones. Sobre todo, en el caso de rastrojos de soja, que suelen quedar esos montoncitos de la cola de la máquina, donde se pueden formar hongos", advierte Arregui.

Rodeo de categoría

A pesar de las dificultades intrínsecas del tratamiento de la hipomagnesemia, que dependen en gran medida de la conducta alimenticia de los animales, incluyendo factores como el acceso a las bateas o rollos, el hábito o no de recibir suplementación, dominancia de unos sobre otros, etc., el manejo ordenado por categorías es una de las claves principales de control.

En primer lugar, según Mónica Arregui, si tenemos un campo con deficiencia de magnesio en el suelo, es necesario tomar las medidas preventivas teniendo en cuenta que las pérdidas suelen ser mucho mayores que los costos de la prevención.

"Es muy importante categorizar el rodeo, ya que las necesidades nutricionales de una vaca en mantenimiento no son las mismas que las de un animal que está en pleno crecimiento, gestación o lactancia, por lo cual los requerimientos de magnesio también inciden de manera diferente según el estado fisiológico", explica.

El agregado de fibra a la dieta, junto con la suplementación con sales parecen ser las medidas más eficaces, ya que atacan doblemente el problema: por un lado se incorpora una dosis extra del mineral faltante, y por otro se genera una mayor salivación en el animal, favoreciendo la mayor cantidad de magnesio que va y viene del rumen.

Respecto de los inyectables, según Arregui debe considerárselos como una medida muy efectiva pero puntual para cuando se detecta el problema con síntomas clínicos, ya que su efecto tiene un pico de acción importante durante un período de unos pocos días y luego disminuye notablemente, siendo necesarias medidas generales tendientes a mejorar la incorporación regular de magnesio y su absorción en el organismo del animal.