Las finanzas islámicas, también conocidas como finanzas halal, se han posicionado como una alternativa sólida y ética frente al sistema financiero tradicional. Basadas en los principios de la ley islámica (Sharia), estas finanzas prohíben el interés (riba) y la especulación excesiva (gharar), favoreciendo en su lugar la equidad, la transparencia y la justicia en cada transacción. Lo que distingue a este sistema es que promueve la participación en riesgos y ganancias, asegurando que todos los involucrados se beneficien de manera equitativa.

Un pilar fundamental de las finanzas islámicas es el sukuk, equivalente a los bonos convencionales. A diferencia de los bonos, donde el inversor recibe intereses, el sukuk otorga una participación en el activo financiado, lo que significa que las ganancias (o pérdidas) se distribuyen en función de la rentabilidad del proyecto. Este enfoque más justo y transparente está ganando terreno en el mercado global(State of the global isl).

Además de su estructura ética, las finanzas islámicas también están alineadas con la sostenibilidad. Proyectos como los sukuk verdes están dedicados a financiar iniciativas ecológicas, especialmente en países como los Emiratos Árabes Unidos y Malasia, donde estos instrumentos juegan un papel clave en la transición hacia economías más sostenibles.

Con activos globales valorados en $3.96 billones en 2021/22, y una proyección de crecimiento hacia los $5.95 billones para 2025/26, las finanzas islámicas están expandiéndose rápidamente, no solo en países musulmanes como Arabia Saudita o Malasia, sino también en mercados emergentes como Rusia, Australia y México, que ven en este sistema una oportunidad para inversiones éticas y sostenibles

Este enfoque de justicia y sostenibilidad ha captado la atención de inversores de todo el mundo, convirtiendo a las finanzas islámicas en un motor clave de desarrollo económico y social a nivel global.

Fuente: State of the Global Islamic Economy Report 2023/24