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La tarde en que llega a Buenos Aires, la mujer elegantemente vestida observa todo con nuevos ojos. La ciudad se abre a sus expectativas de una vida mejor. Atrás queda su pasado de sangre y muerte en la vieja Europa. Ahora está sola. Su Hacedor y sus hermanas han muerto y sólo ella alcanzó a huir de la turba asesina. Durante un tiempo pudo sobrevivir entre los vivos aparentando ser una mujer de la alta sociedad. Pero pronto el rastro de sangre que iba dejando iba depositando las sospechas a sus pies. Mejor huir a otro lugar para empezar de nuevo era la única salida.

La ciudad recién está naciendo y es fácil para ella moverse entre las personas. Presas simples y muertes rápidas y después saciar la sed que siempre tiene y que parece nunca acabar. Cuando siente que está en peligro otra vez y se pregunta sino será el momento de volver a partir, una plaga de fiebre amarilla comienza a asomar y las muertes parecen dejar de importar. Ella se mueve con la tranquilidad de no ser descubierta y va saciándose. Entonces sucede algo y ella entiende que ha llegado la hora de volver a la oscuridad. Busca un lugar en el cementerio del Norte y se duerme buscando una paz que le es esquiva.

Alma se siente perdida pero hay algo que definitivamente la lleva a ese lugar. Una atracción mágnetica que comenzó cuando su madre moribunda le confió un secreto familiar vinculado a una cripta en el cementerio de la Recoleta. A veces, después de dejar a su hijo con su ex pareja, sale a caminar y los pies la llevan hasta allí. Está segura de haber visto a la mujer desgreñada con la que ha soñado. De a poco comienza a sentir atraída por ella y esos sentimientos la hacen replantearse ciertas cuestiones que tienen que ver con la vida que lleva. Pero hay algo más que está buscando descifrar. Lo cierto es que pronto se ve inmersa en una vorágine que no entiende demasiado pero igualmente se deja llevar. Lo sobrenatural ha llegado a su vida y quizás pueda ser la respuesta a la falta de sentido en su vida.

Si bien "La sed", publicada por Blatt y Ríos, es una novela bastante difícil de encasillar dentro de un género, sí hay momentos donde lo erótico se mezcla con el gótico. Pero el relato puede alejarse de los límites que imponen los géneros. Marina Yuszczuk no se preocupa por eso. Lo más importante es la historia, la forma en que dos mujeres muy distintas llegan a encontrarse en un momento importante de sus vidas y deciden tomar juntas el mismo camino. Pero además la autora le impone un ritmo al relato que lo hace absolutamente atractivo desde las primeras páginas, sin perder de vista aquello de que lo importante, más allá de todo, es una historia bien narrada.