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Cuando los alemanes cruzaron la Línea Maginot, los franceses supieron que los días para que pusieran los pies en París estaban contados. Era 1940 y hacía pocos meses Francia le había declarado la guerra a la Alemania de Hitler. Los soldados levantan barricadas y esperaran la llegada de las tropas nazis que casi sin esfuerzo tomaron la ciudad. Un hombre ha seguido muy de cerca el desarrollo de la Segunda Guerra y para adelantarse a lo que finalmente ocurrirá tiempo después se propone llevar a cabo una tarea que parece descomunal.

El plan parece descabellado pero eso no parece desanimar a Jacques Jaujard. El director del Louvre está ansioso de llevar a cabo un importante plan de ocultamiento de las obras que residen en el museo y para eso necesita de toda la ayuda necesaria. Sabe que no será una empresa simple y sin embargo entiende perfectamente que es la única posibilidad de proteger el importante patrimonio artístico de Francia. Cuando por fin decide que es tiempo de que las obras partan, Jaujard convoca a los curadores, los expertos y los maestranzas. Todos acuden a su llamada y seleccionan, embalan y trasladan a diferentes castillos las cajas de madera.

"Si los alemanes nos vencieran, si llegaran a París, si se apoderasen de nuestras obras, perdería la motivación para hacer el amor" escribe en su diario personal Marcelle Jaujard. La esposa del director del Louvre es un pieza fundamental del plan y ella registra el día a día de lo que va sucediendo mientras se obsesionada con la idea de tener un hijo.

La mayor parte de las obras se trasladan al castillo de Chambord, un lugar seguro por la distancia que mantiene con París. Los curadores Augustin y Loise Leloup, junta a su hija de 14 años, se instalaran allí junto a un equipo de restauradores. Carmen Leloup quiere dejar rápidamente la infancia y convertirse en mujer. "El porvenir de Francia se juega en eso, lo siento. Si tengo mis primeras reglas antes de mi cumpleaños, Francia ganará la guerra" escribe en su diario.

Cuando los nazis ocupan Francia, el Louvre es una cáscara de lo que fue. Los alemanes lo usan de depósito para las obras de las que se apoderan. La ex actriz Jeanne Boitel es convocada por la Resistencia para averiguar si el director se pasó de bando. Mientras tanto Jacques Jaujard continúa esquivando el pedido para que las obras regresen al museo con la excusa de que estarán bien protegidas hasta el fin de la guerra.

Josselin Guillois tiene una forma de escribir muy original. En "Louvre", la construcción narrativa está basada en los diario de tres de sus protagonistas y desde allí el lector puede entrever toda la trama. Lo que también la vuelve una novela tan atractiva es el factor del deseo, que mueve a sus personajes desde el Louvre a los castillos franceses o de una cama a la otra. Es el motor y el motivo que moviliza la trama en diversos sentidos, logrando así un relato dinámico y subyugante en el que el lector se verá inmerso desde las primeras páginas.