La obra contempló el reemplazo del viejo partidor por nuevas estructuras reguladoras. Además, el arroyo Huáscar fue canalizado para duplicar su capacidad y se ejecutaron contenciones y alcantarillas laterales. También se efectuó un terraplén de 2,5 metros de altura en promedio que garantizará el paso del agua sin perjuicio para los campos linderos.

Se instaló a su vez un sistema de claquetas que permitirá el escurrimiento del agua de los campos hacia el canal principal, pero que, a su vez, impiden el ingreso de agua desbordada desde el canal hacia los campos.

"Es una obra importantísima para el sudoeste, porque impactará en el manejo del agua de una manera más seria y con mayor precisión", sostuvo Martín Randazzo.

"Hay que mirar el problema individualmente en cada partido, sino hacerlo integralmente y ver que somos hermanos; que venga más o menos agua, para nosotros no significa que se inunde otra ciudad. Hay que respetar el bienestar general sin lastimar a nadie excesivamente", dijo el mandatario comunal sobre las críticas que recibió la obra en sus inicios.

"El partidor que existía estaba destrozado y el agua pasaba para un lado y otro sin control. Ahora se hizo un dragado del Huáscar, se construyeron compuertas", explicó y resaltó que "tiene un significado muy importante más allá de lo que es la infraestructura". "La obra trasciende los gobiernos y las políticas", porque "traerá soluciones que se necesitaban hace muchos años", concluyó Randazzo.