María Julia Aiassamaria

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Hace poco más de dos meses, con el inicio de un nuevo ciclo 2020/21, el mercado renovaba las expectativas de recuperación de la demanda de carnes, tras la convulsión casi sin precedentes generada por la pandemia.

Como es sabido, el contingente Hilton se compone de cortes premium, de alto valor comercial que el europeo consume mayormente fuera del hogar en el sector conocido como Horeca (hotelería, restaurantes, servicios de comida). Es decir, se trata de un producto que habitualmente no llega a la mesa de las familias por lo que, durante el período de confinamiento, su demanda se vio súbitamente afectada impactando significativamente sobre nuestras exportaciones.

En los primeros siete meses del año, el volumen total de carne exportado a la Unión Europea resultó en unas 22.500 toneladas peso producto, registrando una caída del 16,3% frente a las 26.900 toneladas embarcadas un año atrás. En tanto que, en precios, el valor promedio de la tonelada exportada durante dicho período pasaba de USD 10.476 a USD 8.866 en 2020, es decir un 15,4% menos que lo obtenido en 2019.

Sin dudas, Europa fue para la Argentina el destino comercialmente más golpeado por la pandemia, cuyos efectos se vieron igualmente marcados tanto en volumen como en precio. Sin embargo, el inicio de la temporada de verano sumado a una paulatina relajación de las medias de aislamiento social impuestas en plena crisis sanitaria, prometía un escenario de lenta pero sostenida recuperación del consumo.

Durante los primeros dos meses del nuevo ciclo 2020/21, las certificaciones semanales convalidaban esa expectativa tanto en volumen como en precio. En efecto, durante julio y agosto se certificaron cerca de 5.400 toneladas Hilton, apenas un 6,5% menos que en igual período del 2019, con valores que hasta entonces resultaban incluso un 7% más que el promedio de un año atrás.

Sin embargo, a partir de septiembre el mercado no parece mantener la misma tracción. Los volúmenes certificados bajo cuota Hilton en las últimas dos semanas cayeron casi un 30% respecto de igual período del año pasado al tiempo que se observa una caída muy pronunciada en términos de precios.

A modo de referencia, el valor del RAL o del Bife ancho Hilton que a partir de mayo mostró una impresionante recuperación producto de la escasez de oferta local y la disrupción de las importaciones llegando a valer entre 13.000 y 13.500 USD/tn a fines de julio, hoy exhibe una caída cercana a los 4.000 USD/tn.

Sucede que, si bien el sector gastronómico -aunque con restricciones- ha reanudado sus operaciones, la demanda aún no ha logrado recuperarse plenamente. Por otra parte, habiendo prácticamente finalizando la temporada de vacaciones donde se concentra la mayor movilidad de turismo local y ante nuevos brotes de Covid-19 en algunos países, los importadores europeos vuelven a apelar a la cautela.

De acuerdo a las últimas proyecciones del Departamento de Agricultura de la Comisión Europea, se espera que el consumo de carne vacuna caiga en 2020 a 10,4 kilos per cápita, lo que implica una retracción del 2,7% anual. Esta proyección se apoya en el impacto ocasionado por el cierre de restaurantes durante el confinamiento, una oferta local más ajustada y menores importaciones esperadas durante el ciclo. No obstante, nunca deben subestimarse los cisnes negros, cuya rareza cada vez resulta más común en estos mercados.

En efecto, la detección de peste porcina africana en restos de un jabalí en Alemania, no tardó en generar de inmediato reacciones proteccionistas en sus principales compradores de carne de cerdo. Un factor ciertamente inesperado que, más allá de los efectos en el mercado porcino, podría llegar a impactar en un incremento global de precios del resto de las carnes, producto de la escasez de oferta que generaría la salida transitoria de Alemania y un potencial foco de la enfermedad en el corazón europeo.