Sebastián Lindner

@sebaslindner

Especial para EL POPULAR

Este año las Tortugas Ninjas cumplen 30 años. Bastante lejos quedaron de la adolescencia. Comenzaron como una exitosa serie gráfica en 1984, y en menos de 3 años llegaron a la TV. Luego, tres películas que se realizaron a principios de los noventa y a descansar un rato largo. Hasta el lanzamiento de una nueva serie animada en el 2012, que ya va por su tercera temporada, de la mano de Nickelodeon, la nueva propietaria de los derechos.

Con la firma clarísima de Michael Bay y dirigida por Jonathan Liebesman ("Battle: Los Angeles") Leonardo, Miguel Ángel, Donatello y Rafael, las tortugas con nombres de pintores del renacimiento, saldrán de las cloacas para salvar a New York de un ataque químico orquestado por un malvado científico y llevado adelante por el "Clan del Pie", un grupo de malvados a los que no se les entiende la motivación. Simplemente son malos, para que nuestras antropomórficas y heroicas tortugas tengan trabajo que hacer.

La nueva película de las tortugas ninjas tiene de todo: chistes pavotes pero efectivos, una leve dosis de sexismo (el gag con la cola de Megan Fox en el camión) en el medio de escenas de acción con tanta parafernalia desplegada que terminan siendo bastante confusas, algo que se repite cuando Bay dice presente, montaje con mucho de videoclip, chivos por doquier, tantos que parece que estamos viendo una película de Adrián Suar.

Pero también tiene gags respetables y bien logrados como la escena del ascensor y la improvisación de Hip Hop o los chistes a cargo de Miguel Ángel, varias escenas de acción muy bien filmadas, especialmente la de apertura y la de cierre con el camión deslizándose por la ladera de una montaña y excelentes efectos especiales, principalmente los creados por computadora, las cuatro tortugas y su rata maestro llamada Splinter están fantásticamente logradas.

Por más que los fanáticos se enojen, la verdad es que poco importa si no se respetaron los orígenes tóxicos industriales radiactivos de las tortugas ninjas y pasaron a ser animalitos de laboratorio rescatados de un incendio por la hija del científico que los adoptó como mascotas. La verdad es que estas tortugas gigantescas y musculosas que parecen haber estado consumiendo anabólicos por años, nunca se vieron más reales. El trabajo en CGI es perfecto. Algunos dirán que demasiado perfecto, a tal punto, que es la propia Megan Fox la que parece creada por computadora con su rostro totalmente libre de fallas, sin pecas, ni arrugas, ni pelitos fuera de lugar.

Peliculómetro: 71%