Silvana Melo

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Los cuadernos de Centeno, valijas, bolsos, el dinero de la UOCRA de Olavarría, el efectivo en los autos del secretario general, todo y mucho más forma parte del pecado original. Es decir, de la raíz de todos los males (que así se llama el libro del periodista investigador Hugo Alconada Mon): el financiamiento de la política. El sistema de recaudación puesto en marcha en la Argentina nuclea políticos, empresarios, sindicalistas, periodistas, jueces y todo actor institucional que sea parte del engranaje. Cada candidato declara ante la Justicia Electoral un 10 % de lo que realmente recaudó para su campaña. Es decir, el resto es plata negra, conseguida en forma no legal y con un compromiso previo para cumplir después, cuando el candidato gobierne. Este sistema de recaudación, que trasciende gobiernos, partidos y personajes, es el que corrompe, genera condicionamientos, promueve extorsiones, enriquece a una minoría y promete impunidad.

La clave del sistema de recaudación que financia a la política es la obra pública. Y la buena noticia -si es que hay alguna- es que han comenzado a saltar a la luz los empresarios que han puesto dinero en todas las campañas (a veces simultáneamente) y que han monopolizado la obra pública en todos los gobiernos. Franco Macri o Angelo Calcaterra son ejemplos luminosos.

Probablemente la mayor parte de ellos termine comprando su impunidad, una vez más. Pero al menos sus rostros han irrumpido en los medios y sus nombres aparecen en la primera página de Google apenas con un par de palabras clave.

Lo sucedido estos días en la UOCRA seccional Olavarría es una tuerca de este engranaje. Implica una metodología de recaudación que incluye el cohecho y la extorsión (eso es lo que está investigando la Justicia), la actuación de ciertos personajes de historia violenta, desde hace años vinculados con el gremio, y un rol sindical rodeando a la política partidaria hasta el punto de que el mismo secretario general, en cuyos vehículos se encontraron cien mil pesos con sellos de la UOCRA, se convirtió en 2007 en concejal de la mano de José Eseverri.

Un secretario general, Roberto D´Amico, que ocupa ese cargo desde hace 45 años. Y que, por ahora, está imputado sólo por "encubrimiento agravado".

Un sistema

El camino de la recaudación en la obra pública y el financiamiento de la política exceden a un gobierno, a un partido, a un candidato u otro. Hay una metodología sin bandera que se pone en marcha. Un sistema en sí mismo.

Este sistema determina, según los relevamientos que cita Hugo Alconada Mon, que de los 750 casos de corrupción que se produjeron durante 25 años de historia, con una caja de 14 mil millones de dólares, sólo hayan sufrido condenas el 3% de los involucrados. El mensaje es "robá que vas a quedar impune". En una línea de tiempo que atraviesa desde el gobierno de Raúl Alfonsín hasta el de Néstor Kirchner.

Según una investigación de Chequeado.com, Mauricio Macri "recibió -en la campaña 2015-donaciones de integrantes de compañías, muchos de ellos con altos cargos jerárquicos, operatoria que según la Cámara Nacional Electoral (CNE) busca evadir las prohibiciones legales".

La generalidad de las campañas políticas mueven un dinero negro que es muy superior al declarado. A veces, como en los casos de Macri y de Scioli, ni siquiera cierran las cuentas en blanco. Es decir, lo que declaran haber gastado. El actual presidente recibió aportes de directivos y empleados de empresas que tienen contratos con los gobiernos de la Ciudad y de Córdoba (casualmente la provincia mediterránea lo llevó al triunfo). También se sumaron empresas sin vínculos con el Estado.

El artículo 15 de la Ley de Financiamiento de Partidos Políticos "es categórico" -dice Chequeado-: prohíbe que las alianzas políticas reciban "contribuciones o donaciones de empresas concesionarias de servicios u obras públicas de la Nación, las provincias, los municipios o la Ciudad de Buenos Aires". Dentro del período electoral, extiende la prohibición a todo tipo de empresas. Los constructores de campañas suelen declarar como aportantes a individuos que son empleados de algunas empresas, para cubrir a la empresa en sí misma. O bien, echar mano a beneficiarios de planes para llenar planillas con aportes imposibles de explicar, como sucedió en la provincia de Buenos Aires.

La ley de financiamiento prohíbe "contribuciones o donaciones de personas que hubieran sido obligadas a efectuar la contribución por sus superiores jerárquicos" y "contribuciones o donaciones anónimas".

No hay acto ilegal que no se cometa. Pero los auditores de la Cámara electoral son un puñado que tienen en sus manos más de 3 mil informes. Todo servido al sistema.

Eticas

Roberto D´Amico es un pequeño engranaje dentro del sistema. La UOCRA Olavarría está adherida a su nombre hace casi medio siglo, por lo que es imposible no nombrarlo. El sindicato tiene como máximo referente a Gerardo Martínez, acusado de hacer inteligencia para el Batallón 601 durante la dictadura. Se lo denunció mientras ocupaba sillas de privilegio junto a CFK. Alberga al Pata Medina y tiene en su historial reciente la caída de la cúpula entera de Bahía Blanca. Denunciados por la gobernadora Vidal como una "mafia" que exigía la contratación de determinadas empresas para construir un par de rutas. El entramado real nunca se supo. Pero indudablemente hubo vueltos que faltaron, promesas que no se cumplieron y un incidente que desacomodó todos los negocios: cambió el sello partidario en el gobierno bonaerense.

La imagen de Luis Conrado en un basural, con una mochila llena de dinero, escapando de la policía y tomándose a golpes cuando se sintió acorralado, es una réplica aldeana de López y el convento. O de otros que, más discretos, esconden lo recaudado en maletines con traje y corbata.

La UOCRA de Olavarría es una diapositiva en el sistema. Son los 108 mil pesos escondidos detrás de los asientos de una de las Ford Rangers del secretario general. Cuyo abogado dice que anda con dinero encima porque "no confía en el sistema bancario" porque lo sorprendió "el corralito" ni confía tampoco en su propio colchón porque sufrió un robo.

Como dato de color, Roberto D´Amico es el presidente del Tribunal de Ética de la Uocra a nivel Nacional.

Boletas y periodistas

Hugo Alconada Mon es periodista de La Nación y se pasó veinte años recogiendo información para el libro que acaba de publicar: "La raíz de todos los males". Habla, claro, del financiamiento de la política. "Los equipos de campaña me dicen que los dos rubros más caros son la impresión de boletas en primer lugar" porque "se las roban y entonces hay que imprimir 5 boletas por votante", dijo en entrevista con María O´Donell en Radio Con Vos. Y "la compra de periodistas", en segundo lugar. "La entrevista más cara de 2015 costó 400 mil pesos". Al cambio de ese momento, fueron "42 mil dólares". Cualquiera puede deducir quiénes cobran ese dinero por una entrevista obsecuente. Para quien lo pague. De manera que a esta altura, políticos y funcionarios sólo aceptan ser entrevistados por periodistas afines y una simple re-pregunta suele ser leída como una agresión. O como una operación para el candidato rival. Una tremenda degradación tanto del periodismo como de la política y una desgracia para la ciudadanía.

Cien millones

Alconada Mon señala el financiamiento de la política como "la raíz del problema, el pecado original". Y desarrolla el ejemplo: "para competir para intendente de La Plata el año que viene, se necesitan diez millones de pesos. Tengo que hipotecar mi casa, vender los dos autos, pedirles plata a mis amigos y con eso quizás paso las primarias, si voy a competir por la general, de dónde saco dinero si ya exprimí a medio mundo; tengo que ir a buscar a otro lado alguien que me apoye. ¿Y por qué me van a apoyar? ¿por mis ideas políticas? No, porque tienen la esperanza de un contrato posterior". Así, todo empieza mal. Y la mayor parte de los que pusieron dinero para las campañas de 2015 -varios aportaron para los dos candidatos principales- aparecen en los cuadernos de Centeno.

Dice Alconada: "los números oficiales de Macri y Scioli para la campaña son 160 y 108 millones de pesos, que es lo que ellos declararon a la justicia electoral. Los verdaderos son 1760 millones Macri, once veces más, 2000 y pico de millones Scioli: catorce veces más".

En síntesis, "hay que tener cien millones de dólares para una campaña a presidente". El que no los tenga, ni se moleste en sacarse fotos. De esa cifra se declara el 10%. El resto, es plata negra. Es corrupción actual y futura. Es extorsión, es obra pública para una empresa, es jueces cómplices, es periodistas pagos, es empresarios dueños del país.