Cacho Fernández

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En un momento de la Argentina, cuando Cristina Kirchner arengaba a su tropa para "ir por más", también el oficialismo actual parece desear lo mismo, solo que no lo explicita. Porque el "plus" o el "extra" que los argentinos tendremos que pagar en gas se presenta como una provocación, como una señal peligrosa de no querer escuchar el clamor popular contra los descomunales aumentos de tarifas. Entonces, el poder se termina pareciendo a sí mismo y el afán de "ir por más" no parece ser solo una intención del pasado y propia de la ex presidenta. Y, para completar la torpeza política, el ministro de Energía, Javier Iguacel le regaló al kirchnerismo el descontento con esta compensación tarifaria. "Los que se quejan son kirchneristas", dijo

Parecen ser dos soberbias que colisionan entre sí aunque con diferentes regímenes políticos. En fin, y casi como una prueba del principio de identidad de Aristóteles, esto es, el poder se termina pareciendo a sí mismo.

La causa es la de tener tarifas dolarizadas, decía el diputado Daniel Arroyo, aunque hablando en general y adelantándose a este cimbronazo que van a sufrir los usuarios. El Gobierno las dolarizó para garantizar inversiones necesarias para la producción y el desarrollo económico nacional, lo que parece una medida facil de entender después de tantos años de parálisis de inversión energética, pero éste no es un momento para presionar nuevamente al pueblo con un ajuste semejante y menos para compensarle al concesionario la rentabilidad presuntamente perdida.

Lo que no se combate con represión, se neutraliza con indiferencia. Un concepto aplicable para los usuarios del interior bonaerense que deben seguir padeciendo tarifas injustamente caras y con usuarios de menores ingresos como los de Capital Federal. Los reclamos no fueron atendidos y los bonaerenses del Interior deberán seguir pagando montos exhorbitantes por el servicio o directamente morir de frío porque nadie atendió la queja. Sin embargo, tendrán que abonar ese "plus" para que la empresa no pierda. Increíble pero real.

Los dos rincones

Casi como una respuesta a este escenario absolutamente binario, un nuevo espacio parece querer terciar entre estos dos que han venido polarizando la realidad desde 2015.

La reunión de los cuatro (Schiaretti, Massa, Pichetto y Urtubey) se presenta como una alternativa política que desafía la bipolaridad, pero todavía tiene olor a randazzismo. Lo que implica decir que esta nueva fuerza política, es aún una intención y sin candidato. Hay quienes le siente ese aroma que recuerda el fracaso randazzista y que sólo se pudo quedar con una mínima porción del voto peronista. Pero otros lo ven como una esperanza para erigir una especie de Macrón argentino que desafíe la polarización infecunda.

¿Es que Cristina representó ese voto, o su target es otro, mucho más asimilable al clasismo, al menos declamatorio, porque las conductas particulares de sus máximos referentes no acompañaron para nada esa postura?. Antes bien, gran parte de ellos terminaron "mágicamente" ricos y ostentando sus nuevos status producto de la función pública.

En el otro rincón, Mauricio Macri continúa desafiando a todos con nuevos ajustes producto de interminables aumentos de tarifas y consecuentes pérdidas del poder adquisitivo de los salarios a causa de una inflación imparable y paritarias cerradas a la baja.

Si bien ya confirmó su candidatura, todo parecería indicar que el oficialismo juega con un plan B, llevando a María Eugenia Vidal a la Nación en reemplazo de un Macri eventualmente desgastado por la recesión y sus consecuencias sociales. Hasta hoy, la Gobernadora ha puesto marzo como plazo para definir lo que va a hacer, tiempo suficiente para saber si la economía se decide o no a arrancar.

En tanto, el peronismo "educado" como lo califica el abogado vidalista, Mauricio D''Alessandro, procura erigir un candidato que sea competitivo.

La mirada del dogma

Hasta ahora, ni la economía ni los cuadernos de la corrupción parecen incidir en los núcleos duros que hoy apoyan incondicionalmente a Cambiemos y al cristinismo. Para los primeros, la situación tendería a mejorarse y prefieren creer que toda la responsabilidad de lo que sucede la tiene la herencia recibida. Para los segundos, la corrupción es un invento de Clarín o "una persecución política del macrismo", y optan por victimizarse antes que reflexionar críticamente sobre sus ídolos políticos. Ambos nucleos duros se comportan como fans y no como ciudadanos, cultivan la idolatría y prefieren culpar al mensajero de las malas noticias. Algo similar a la actitud del Cardenal que culpaba al telescopio de mostrar las manchas solares cuando Galileo Galilei le proponía que mirara al astro a través del aparato.

Entre estos dos fanatismos, seguramente Alternativa Argentina deberá buscar sus votantes en los independientes que no quieran participar de la grieta. Serían esos sectores medios y medio-bajos tan postergados invariablemente por todos los regímenes políticos de los últimos tiempos. Los candidatos más apropiados para llegar a ellos dentro de Alternativa Argentina sería el salteño Juan Manuel Urtubey y el tigrense, Sergio Massa, dos personas conocidas a nivel nacional, aunque el segundo lo es bastante más y cuenta en su haber un triunfo contra el kirchnerismo y fue, como apuntó el encuestador Carlos Fara a este Diario, "el tercero que más votos sacó en toda la historia".

A CFK le computan un magro 12 a 14 por ciento promedio a nivel nacional, pero no se tiene en cuenta que ella, en 2017, no competía en la Nación sino en la Provincia de Buenos Aires en donde sacó un 37 por ciento, es decir, más de lo que esperaba. El mismo Carlos Fara le calculaba cerca de un 30 por ciento como promedio nacional, Macri, otro tanto, con algunos puntitos de diferencia a su favor, pero ambos llegando a disputar la segunda vuelta. El escenario está algo complicado y las hipótesis que se podrían hacer son todavía muy provisorias ya que, fuera de Mauricio Macri, todavía nadie ha dicho que quiere ser candidato.

Duclós y el vecinalismo

Algo similar ocurre en Olavarría en donde sólo Ezequiel Galli ha reafirmado ir por la reelección. Si bien Federico Aguilera sería el candidato de Unidad Ciudana, todavía no lo manifestó, y se baraja la posibilidad de que José Eseverri sea el candidato de un espacio que comulgue al peronismo no cristinista y al eseverrismo. José esperará hasta marzo para decidirlo, pero antes quiere ver algunos gestos a nivel nacional, pero fundamentalmente como van a bajar al distrito, y si tendrá que disputar la representación con alguien, como pasó en 2017, o si no tendrá otra alternativa que jugar con su partido.

Casi como un reflejo de un mundo en que los países escapan de la globalización, los espacios políticos forman partidos vecinales. Aquí, Eseverri prefiere seguir maniobrando desde su propio partido. En Azul, Omar Duclós ya se lanzó con un vecinalismo que también está en formación y no descartaría ir con la boleta de Cambiemos. El GEN, entonces, termina de abrirse del peronismo y, como Mauricio D''Alessandro optó por unirse al vidalismo al ver que su jefe (Sergio Massa) amenazaba con aliarse al peronismo. El tandilense se fue con Vidal y eligió la opción más cómoda y sutil para estar en Cambiemos sin estarlo totalmente.

Calma radicales

El radicalismo se encuentra en un verdadero dilema. Por un lado pretende fijar su posición frente al macrismo pero de pronto tampoco quiere tirar de la cuerda hasta cortarla. Es que "otro radicalismo", más cercano al Gobierno Municipal, decidió ir por el partido para poder manejar ellos las relaciones políticas con sus aliados de turno.

Quizás, detrás de esta interna existan viejas rencillas, tal vez insanables, que sobreviven y emergen de vez en cuando a la superficie aprovechando muchas veces situaciones de coyuntura.

En algún momento corrió la versión de un presunto enojo por la interna de un viejo dirigente, hoy ocupando un cargo en el Ejecutivo Municipal porque suponía que detrás de todo esto se podría entrever la influencia de un ex concejal que pretendía descargar su bronca de años por haber sido excluido de las listas en las dos últimas elecciones. "Odios o resentimientos que vuelven", dijo alguien empleando un giro poético a su juicio.

A pesar de las falencias que se le observaron a la lista opositora, Francisco "Pancho" González adelantó la intención de su lista de permitirles participar pese a todo. A "Pancho" no le cabe ninguna acusación relacionada con una posible ruptura con Cambiemos porque a él no lo mueve ninguna aversión por el macrismo ni nada por el estilo, por el contrario, el presidente de la UCR se ha cansado de afirmar su total adhesión a la alianza con el PRO y la Coalición Cívica. Entonces, más allá de los slóganes de campaña, ambas listas están conformes con ser parte de Cambiemos. Por lo tanto, ¿por qué la interna?.

Lo que está en juego sería otra cosa, y si bien existen cuestiones políticas referidas a un mayor protagonismo radical en los lugares de decisión, no habría que descartar algunas motivaciones personales que se entremezclan sutilmente con las razones de índole política.

La paradoja peronista

Pero, la pelea de fondo ya se está librando y se reafirma la grieta política entre cristinistas y peronistas. Unidad Ciudadana convoca para el 17 de octubre en el Club El Fortín a un acto por la unidad del peronismo, pero no invitaron a Renovación Peronista. "¿Así quieren la unidad? ¿sin peronistas?", vociferó un militante de esta agrupación, "encima que manejan el PJ desde otro partido, no invitan a los verdaderos peronistas al acto. Nos ningunearon siendo que ellos se comportan como usurpadores", siguió.

En realidad, la actitud del cristinismo parece poco inteligente y astuta al no invitar al resto del peronismo a un acto de unidad. La única posibilidad de superar ese piso-techo que tiene Cristina hacia abajo es la de sumar ese voto peronista que queda fuera de la grieta. No hay otra posibilidad que esa. Pero, a partir de la experiencia del randazzismo, suponen que, "fuera de Cristina, en el peronismo nadie tiene un voto" y creen que al resto no le va a quedar otra alternativa que ir como furgón de cola de Unidad Ciudadana.

Sin embargo, el peronismo maneja la posibilidad de organizar un acto paralelo pero teme que esto se transforme en un disparador de cosas no aconsejables cuando se pretende la unidad, por ejemplo, que la convocatoria cristinista sea mayor y haga visible eventualmente la disparidad en votos que tuvieron el año pasado o que se profundice el divorcio entre ambas facciones y la unidad ya sea imposible. En el pan-peronismo todo es una gran paradoja: un partido manejado por otro partido adversario y la real posibilidad de que UC se termine quedando con la boleta peronista. En síntesis, una paradoja que volvería loco hasta el mismísimo Aristóteles.