Silvana Melo

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A 29 días de que la Justicia comience a develar el horror del centro clandestino de detención paradigmático de Olavarría, la muerte ha diezmado a víctimas, testigos e incluso represores que debían sentarse en el banquillo. Son 37 años los que pasaron: una vida entera. Muchos más años de los que tenían aquellos que fueron secuestrados, martirizados, desaparecidos o devueltos a esta vida para que ya nunca fueran los mismos. La huella física y psicológica del terror terminó con muchas vidas de víctimas y de familiares. Y en algunos casos, afectó gravemente su salud mental. No presenciarán el 22 de septiembre la llegada de la Justicia a sus costas Alfredo Pareja e Isabel Galbiatti (padres de José Alfredo Pareja), los ex detenidos desaparecidos Mario Méndez -y su esposa Graciela Cheli Llorente-, Ricardo Cassano, Néstor Lafitte, Guillermo Bagnola, un testigo clave como el ex policía Miguel Angel Fuhr. Y más. Entre las ausencias, la tragedia de Jorge Toledo, de cuya cercanía sólo queda quien era su novia por 1978 y que sigue asistiendo a reuniones a pesar de ser una mujer madura con otra vida transcurrida.

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