Claudia Rafael

[email protected]

Entre 2001 y 2012 aumentó en 2,2 años la esperanza de vida. Y siguen persistiendo, aunque hubo mejoras, las causas mal definidas, por errores en el registro.

Se muere como se vive. Los componentes genéticos, el tipo de alimentación, los niveles de estrés, la contaminación ambiental, las políticas de prevención son elementos que inciden -para bien y para mal- en los modos de vivir y de morir. Y el hecho de que la mayor causal de deceso en la provincia esté ligada a las enfermedades circulatorias y la de Olavarría, a distintas formas de tumores es un punto de partida. Desde diferentes miradas. Porque, por empezar, evitar las enfermedades circulatorias está ligado en gran medida, a los hábitos de vida saludables y son más simples de revertir que los tumores, por ejemplo, que conllevan transformaciones más de fondo en una sociedad.

Acceda a la nota completa en la edición impresa de El Popular