Ya rige el primer aumento del año para los cigarrillos, que fue aplicado por la marca Massalin y alcanzó un 7 por ciento en promedio, con una diferencia de entre 4 y 6 pesos por atado.

En los kioscos locales recordaron que en 2018 se sucedieron 7 incrementos y plantearon su temor que en 2019 las subas se sucedan en forma mensual.

Pese a esa andanada, los fumadores renuevan sus estrategias para adecuar su bolsillo a los nuevos costos y por eso se agiganta la tendencia de recurrir a marcas más baratas o bien a segundas marcas, que en los últimos años han visto engrosadas sus ventas. Asimismo, también se compra tabaco para liar sus propios cigarrillos.

De esta forma, marcas como Marlboro Mega Box y Red Box pasarán a tener un precio de $82 y $81 respectivamente por atado, mientras que Philip Morris Box será de $76 y en su versión KS $72. Por último, Chesterfield costará desde este lunes $70 en su versión Box y $66 en versión KS; y L&M con su nuevo precio de $60 en sus versiones Red KS y Blue KS.

Mitos y verdades

Desde un kiosco de barrio Pueblo Nuevo, manifestaron que la "mala noticia" en general fue recibida con mansedumbre. "La gente, paga, pregunta el precio y te dice ''y sí, ¿qué es lo que no aumenta ahora?, totalmente resignada. Pregunta los precios de otros cigarrillos pero la mayoría no dice nada".

Frente a cualquier presunción, "el consumo aumenta" y un parámetro válido es que "tanto han aumentado que hacer un pedido hoy es una plata importante. Yo manejo pedidos chicos, semanales o dos por semana".

Frente al mito que el cigarrillo arrastra otras ventas, "depende de lo que vendas, algunos llevan alguna cosa más, pero muchos compran solo los cigarrillos".

Pareciera que hasta el momento, los aumentos no desalientan el consumo. De los clientes habituales, "hasta ahora ninguno dijo que no iba a fumar más, y hoy prácticamente nadie se quejó", reiteraron.

En un comercio céntrico, señalaron que "antes de dárselos les digo que aumentaron y entonces se va a cobrar más caro. Capaz que algunos te dicen ''en otro lado me los cobran a ese precio desde siempre''. Otros dicen ''ya está, no me molesta que aumenten los cigarrillos''".

Una cuestión que se reitera con cada kiosquero es la certeza que "el cigarrillo no te deja ganancias. A veces, con los cigarrillos se llevan otras cosas. Pero si no está el cliente que viene siempre y compra los mismo cigarrillos, entonces a esa marca ya la traés porque viene siempre y es costumbre".

Como consecuencia del marcado aumento, "cuesta bastante reponerlos. Ahora, que aumentaron, nosotros los cobramos al precio común, al que estaba la semana pasada. Entonces ya hubo que poner plata nuestra para reponer los cigarrillos. La ganancia es muy poca, creo que nos deja 2 a 4 pesos por atado". En este caso, no se advierte mayor consumo, "desde que estamos acá pedimos lo mismo siempre, pero la gente no deja de fumar, por ahí se vuelcan a otras marcas más baratas, eso sí".

Los temores

En un kiosco frente a la plaza central aclararon que "recibimos la notificación que iban a aumentar el día viernes. La reacción es que la gente por ahí los primeros días compra menos. Hasta que tal vez reorganizan su economía y después empiezan a comprar con un poco más de regularidad".

Por estos días, debido a la suba "las ventas bajan un poco. La gente se pone un poco más estricta con el gasto y también recurre a las marcas un poco más baratas". Sin embargo, "cada vez que aumenta, los pedidos se mantienen o capaz que hacemos la compra con menos frecuencia".

En general, "nos llega la lista con los precios que tenemos que vender al público y entre el precio que uno lo compra al costo y el precio que se vende oscila, en los atados de diez, entre 2 y 3 pesos, y en los de 20, 5 pesos como máximo".

Debido a lo ocurrido durante 2018, "me da un poco de temor este aumento porque si estamos en enero y ya se aplica el primero, el año pasado fueron 7 y el temor es que este año sea un aumento por mes".

Las ganancias

Las estrategias para no dejar "el vicio"

Según afirman en los kioscos locales, los precios siguen aumentando pero los consumidores no se privan de fumar sino que apelan a variadas estrategias para continuar con "el vicio". En ese contexto, en la actualidad se compra tabaco para armar los cigarrillos o algunos, los más modernos, ya se atreven a los electrónicos, aunque plantean que "no es lo mismo".

En un local céntrico, Paola planteaba que "esta semana en un kiosco me cobraron 69, antes de ayer me cobraron 71 y ayer (por el domingo) me costaron 80". Con cada incremento, "por lo general no se deja de fumar sino que se pasa a marcas más baratas, por eso el auge de la marca Chesterfield o Red Point", señaló.

Otra cuestión derivada de las continuas subas motiva adaptarse a la situación económica. "Por una cuestión de costos, mucha gente está comenzando a fumar cigarrillos armados", asegura otro cliente y resalta que "hay muchas variedades de tabacos, desde Richmond, que es la marca más popular y accesible, hasta otros de mayor calidad que, como mucho, cuestan 200 pesos el paquete y te pueden rendir hasta un mes. Con el papel para armar cigarrillos será el costo de 4 o 5 atados", compara.

Paola apunta a la continua variación de precios, "no sé qué número de aumento va en el año pero no voy a dejar de fumar" aunque reconoce un aspecto positivo, "dicen que de esta manera, aumentando los precios varias veces al año en Europa bajaron las tasas de mortalidad relacionadas con el tabaco".

"Para muchos es un problema porque estamos en una época de aumentos de tarifas a cada rato y para algunos es un modo de aplacar la angustia", sintetiza para referirse luego a que "acá en Olavarría se puede encontrar cualquier variedad de precios, con diferencias de hasta 10 pesos en el mismo atado" y plantea que "estaría bueno que, además de los aumentos, crezcan en la misma proporción las opciones de cursos para dejar de fumar".