Hojear álbumes de fotos. Nadie como los abuelos conocen la historia de la familia y nada como un álbum de fotos para despertar recuerdos y arrancar historias interminables.

Hacer postres. Galletas, islas flotantes, flanes... todas las abuelas tienen alguna receta secreta de riquísimos postres.

Las travesuras de papá. "Abuelo, cuéntame las travesuras de papá de pequeño". A esta pregunta, ningún abuelo se resiste.

Enseñar a los nietos rimas y canciones de toda la vida. Trabalenguas, adivinanzas, rimas, canciones de cuna... pertenecen a la cultura popular y seducen a todas las generaciones.

Papá y mamá antes del niño. A los niños les cuesta entender que hubo un antes y un después de su nacimiento. Descubrir cómo se conocieron sus padres es todo un acontecimiento.

Contar cuentos. Los abuelos son fuentes inagotables de relatos inventados o no.

Plantar. Meter legumbres en un algodón humedecido para que germinen, plantar semillas en una maceta, hacer esquejes de geranios... son actividades que requieren paciencia y sentido de la observación.

Aprender a coser y tejer. Hacer una bufanda para la muñeca, escribir su nombre en punto de cruz o pegar un botón, sólo lo puede enseñar una abuela.

Jugar al dominó o las cartas. Con paciencia infinita, los abuelos enseñarán a los nietos los secretos de los juegos de regla.

Manejar el ordenador. ¿Quién enseñará a quién? Poco importa mientras se pasa un rato juntos compartiendo y disfrutando.