El mal está ahí. En un pueblo de provincia igual a cualquier pueblo de provincia. Con plaza central como corazón y alma del lugar, bar y edificios públicos enfrente, parejas tomadas de la mano, familias paseando a bordo de sus autos o camionetas. Donde todo pasa por el mirarse, por el verse y ser visto. Donde todo lo que parece no es. Allí bajo la calma chicha de los días se esconde el mal. Un mal que está ahí al alcance de la mano pero que tiene la protección de los más poderosos. Allí, con ese escenario de fondo, Sergio Olguín construye la trama de "Las extranjeras", la nueva novela protagonizada por la periodista Verónica Rosenthal.

Yacanto del Valle explota de periodistas, funcionarios judiciales y policías. Los cuerpos de dos turistas extranjeras, semidesnudas, con signos de haber sido violadas y torturadas, aparecieron en un monte. A su lado, una ofrenda y sobre sus cuerpos marcas del rito umbanda. Las conjeturas son múltiples pero no hay ningún testigo y los que pueden llegar a saber algo callan. Por temor o porque están vinculados a las muertes. Lo cierto es que el silencio es lo que mas suena en el pueblo.  

"Es como un texto escrito en el cuerpo: si lo podes leer correctamente, vas a entender el mensaje. Porque alguien está queriendo decir algo" dice María, periodista de un canal de televisión y amiga de Verónica Rosenthal, mientras intentan dilucidar que motivó el violento crimen de las dos turistas extranjeras. Aunque lo que Verónica se guarda es la relación que la une a las víctimas.

Luego de casi ser asesinada después de una importante investigación periodística, la periodista de Nuestro Tiempo decide tomarse uno días de descanso de todo y recorrer el norte del país. El recorrido comienza en Tucumán, en la imponente casa de su primo en el cerro San Javier. Aunque luego de unos días aislada decide bajar al pueblo. Allí se cruzará con dos turistas: la italiana Petra y la noruega Frida. Y luego de ponerse de acuerdo deciden encarar juntas el viaje a Jujuy. Verónica se sentirá atraída por Frida y entre ellas comenzará un triangulo de seducción. Luego de una fiesta en un campo, donde han sido invitadas por Ramiro, un coleccionista de arte, todo se vuelve confuso y preferirá marcharse sola. Aunque emprenderá el regreso cuando se entere que Petra y Frida han sido asesinadas. Ahora la pena será el motor para hacer justicia y que los culpables paguen por lo que hicieron. 

Sergio Olguín lleva la trama con maestría y un sentido del ritmo que le ofrece al lector una historia atrapante. Una novela de género que no sólo denuncia la impunidad y el ocultamiento sino que además señala los claroscuros del periodismo. Un relato que muestra que el mal se encuentra en todos lados. Hasta en la tranquilidad de un pueblo de provincia.