El plan económico de Javier Milei y Luis Caputo enfrenta un nuevo desafío debido a la inestabilidad en los mercados globales. Mientras Argentina sigue excluida del financiamiento internacional, los recientes movimientos en mercados emergentes están complicando la tarea del oficialismo de reducir el riesgo país.

Con el riesgo país anclado en 1.600 puntos básicos y una falta crítica de dólares en las reservas del Banco Central (BCRA) —que, según estimaciones privadas, están en negativo por US$ 6.000 millones—, el objetivo de Caputo de reducirlo a entre 600 y 700 puntos parece cada vez más lejano. “Otra vez nos juega en contra el mundo. Si no sos Gobierno peronista siempre pasa algo”, bromeaba un operador de la City.

Las recientes turbulencias no provienen solo de las decisiones sobre tasas en Estados Unidos, sino también de Asia. El Banco Central de Japón ha intensificado su intervención para frenar la devaluación del yen, lo que ha desencadenado una reversión del carry trade. Esta estrategia común, donde fondos especulativos toman préstamos en monedas con tasas bajas, como el yen, para invertir en países con rendimientos atractivos, está llevando a una fuga de capitales de México y Brasil de vuelta a Japón.

Aunque Argentina no se beneficia de este carry trade debido a sus tasas negativas y la volatilidad cambiaria, la situación global desfavorable suma presión. “Los fondos están afuera de Argentina por razones lógicas del plan económico, pero tampoco ayuda el contexto regional”, explicaron desde un banco privado en Buenos Aires.

En respuesta a la falta de financiamiento, el Gobierno ha considerado un repo para garantizar el capital de la deuda que vence en enero de 2025. Los últimos informes sugieren que Caputo está buscando un préstamo de US$ 2.500 millones con bonos soberanos como colateral. Esta medida busca demostrar que el Gobierno tiene un plan B y no está desesperado por refinanciar.

El año próximo, el Gobierno deberá afrontar US$ 9.000 millones en vencimientos de deuda con bonistas privados, desglosados en US$ 6.200 millones en amortizaciones de bonos en dólares y US$ 3.400 millones en pagos de intereses, además de US$ 8.300 millones con organismos internacionales y el Club de París.

Caputo, quien prometió inicialmente obtener US$ 15.000 millones del FMI y otros fondos mediante diversas estrategias financieras, enfrenta dificultades para cumplir sus promesas. Su plan original, que incluía préstamos de mercado y venta de acciones del FGS de la ANSeS, ahora parece distante.

Caputo también ha intentado reforzar su relación con el FMI, agradeciendo públicamente a Kristalina Georgieva en un esfuerzo por conseguir los dólares necesarios. Sin embargo, la relación con el FMI sigue tensa, especialmente con el apoyo al chileno Rodrigo Valdés y la presión para seguir un rumbo económico específico.

Mientras tanto, el debate sobre la política monetaria se intensifica. Gabriel Rubinstein, ex vice de Sergio Massa y actual director de YIER Consultora, advirtió sobre un posible aumento en la base monetaria. Según Rubinstein, el BCRA podría tener espacio para un incremento del 127% en la base monetaria ampliada. CMF, el banco de Alberto Benegas Lynch (h), también señala que el aumento de la demanda de dinero podría ser necesario para la estabilidad de precios.

La situación es incierta, y la falta de dólares sigue siendo un problema crítico, complicando aún más la implementación del plan económico del Gobierno.