La expropiación de YPF en 2012, justificada por el candidato Sergio Massa y el gobierno de aquel momento, ha tenido consecuencias notables para Argentina. En la actualidad, 11 años después, la petrolera estatal, que el Estado mantiene con un 51% de participación accionaria, vale apenas una quinta parte de su valor al momento de la expropiación.

La sociedad argentina se encuentra en una situación crítica debido a una oleada de juicios millonarios que podrían costarle hasta 16.000 millones de dólares, equivalente a la mitad de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. A pesar de estos desafíos, el país enfrenta un desabastecimiento de combustible que genera preocupación en millones de personas, especialmente aquellas que dependen de sus vehículos para trabajar.

El fondo Burford, una firma que cotiza en la bolsa de Londres, es uno de los litigantes contra el Estado argentino y ha adquirido derechos para litigar contra el país. Esta situación ha explotado debido a la posición jurídica delicada en la que quedó Argentina tras la gestión kirchnerista.

La demanda original de Burford exigía una compensación de 16.000 millones de dólares, mientras que la delegación argentina propone pagar un máximo de 5.000 millones de dólares. Sin embargo, la justicia ha fallado a favor de los demandantes, encontrando indefendible la postura del Gobierno argentino.

La promesa de soberanía energética hecha por el kirchnerismo parece haber quedado en el pasado. La crisis de YPF no ha aportado beneficios significativos al país, y en lugar de ello, ha generado problemas económicos y legales considerables. La situación de desabastecimiento de combustible ha llevado a situaciones de pánico, especialmente entre aquellos que necesitan vehículos para su trabajo.

Ante la falta de soluciones evidentes, el ministro Massa ha amenazado con cerrar las exportaciones de energía si los problemas de desabastecimiento no se resuelven antes del martes, aunque la incertidumbre reina en el país. Esta propuesta para abordar la crisis de combustible podría resultar en un impacto severo en las divisas que ingresan al país, lo que pondría en peligro la ya delicada situación del Banco Central. Además, la escasez de divisas ha llevado al sistema de salud argentino a enfrentar dificultades en la adquisición de insumos fundamentales, particularmente en el área de cardiología y atención de tomografías.

Argentina se encuentra en una encrucijada, lidiando con las consecuencias económicas y de abastecimiento de energía derivadas de la expropiación de YPF, mientras busca soluciones para su crisis actual.