A 15 meses de la asunción de Sergio Massa como ministro de Economía en Argentina, el país se enfrenta a una preocupante escasez de combustible que amenaza tanto a los consumidores finales como a los productores que dependen de un suministro constante. Las políticas económicas aplicadas por el Gobierno de Massa han desestabilizado por completo el mercado energético argentino.

La primera causa de la escasez de combustible se relaciona con el control rígido de los precios en las estaciones de servicio, una medida implementada por el Gobierno bajo la tutela de Massa. A pesar del aumento constante de los costos, el precio de las naftas se ha mantenido por debajo de la inflación en los últimos 15 meses. Esto ha creado una brecha significativa entre el precio de venta al público y el precio al por mayor, generando una gran demanda mayorista que agotó rápidamente el suministro destinado a los consumidores finales.

La segunda razón detrás de la escasez de combustible se encuentra en el disfuncional sistema cambiario diseñado por Massa. El tipo de cambio oficial se mantuvo fijo en niveles bajos, lo que provocó una apreciación del tipo de cambio real. Aunque las importaciones se vuelven cada vez más asequibles en dólares oficiales, el Banco Central no cuenta con los recursos para financiarlas a una paridad tan baja.

Para mantener el control cambiario, se implementó el sistema SIRA de control y monitoreo de importaciones, lanzado por Massa en octubre del año anterior. Este sistema tiene como objetivo obstaculizar las importaciones, y los combustibles no han sido la excepción. El SIRA bloqueó la llegada de buques contratados por empresas energéticas, lo que redujo aún más la oferta de combustibles en el mercado local.

Los precios impuestos por Massa también desincentivan a las empresas para importar más combustible, ya que no solo se enfrentan a restricciones del Banco Central, sino que también se ven obligadas a vender el combustible importado a precios por debajo de los estándares internacionales.

La combinación de estas políticas ha llevado a una grave escasez de combustible en Argentina, lo que representa una amenaza tanto para la economía como para la movilidad de los ciudadanos. La situación es crítica y requiere medidas inmediatas para evitar una mayor profundización de la recesión económica en el país.