Axel Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, se encuentra en una situación complicada tras el escándalo protagonizado por su exjefe de Gabinete, Martín Insaurralde, quien fue fotografiado en un yate en Marbella durante la recta final de su campaña para la reelección. El gobernador está furioso y busca una salida que lo fortalezca.

Habla con Cristina Fernández de Kirchner y con Sergio Massa, casi a diario, según reconocen cerca del mandatario. El vínculo con el candidato a presidente está ahora fuerte. En cambio, no habla con Máximo Kirchner, quien fuera el nexo con Martín Insaurralde en su desembarco en el gabinete bonaerense. El gobernador ve detrás de la crisis varias hipótesis de confabulación.

En la provincia aseguran que Insaurralde no había tomado vacaciones en el trabajo. No había llenado una planilla de licencia, ni avisado que salía del país. El gobernador tuvo que llamarlo por teléfono y preguntarle si estaba en la Argentina. O si había ido a España. Estaba paseando con Sofía Clerici frente a Marbella.

Axel Kicillof busca fortalecerse tras el escándalo de Martín Insaurralde

Kicillof esperaba que Insaurralde estuviera abocado a intentar contener la fuga de votos que podría acarrear el escándalo de Julio Chocolate Rigau, un puntero peronista empleado de la Cámara baja que preside Federico Otermin.

En respuesta a las críticas y propuestas de control y transparencia, Kicillof planea redoblar la apuesta proponiendo modificaciones en los organismos de la Constitución bonaerense, como el Tribunal de Cuentas, la Fiscalía de Estado y la Contaduría General, con el argumento de brindar más transparencia a la gestión. También propondrá discutir una ley de financiamiento de partidos políticos para despegarse del caso "Chocolate" Rigau, que reveló pagos presuntamente ilegales en la Legislatura.

Axel Kicillof busca fortalecerse tras el escándalo de Martín Insaurralde

El gobernador busca replicar las críticas y resalta que su gobierno presentó un proyecto de ley de Ética Pública y Transparencia hace un año, el cual se encuentra paralizado en la comisión de Reforma Política del Estado de la Cámara de Diputados. Enviará también un proyecto de ley para eliminar la jefatura de Gabinete, como primera reacción al escándalo de Insaurralde.

A pesar de esto, Kicillof no desmantelará toda la estructura de segundas y terceras líneas de su gobierno hasta después de las elecciones. Su prioridad ahora es permanecer en el poder después del 10 de diciembre y defenderse con ataques a la oposición. Su capital político está en juego y buscará retomar la delantera en el terreno de la austeridad, que fue su mayor fortaleza durante la campaña que lo llevó a la gobernación.