Esa reunión constituyó en la práctica el Primer Congreso Nacional del Agua y allí se aprobó la propuesta de establecer el 31 de Marzo como el Día del Agua, ya que en esa fecha se había creado el organismo cordobés.

Siete años después se concretó, por la Resolución Nº 1630/70 del entonces Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Nación, que se debía celebrar el 31 de marzo como el "Día Nacional del Agua", a instancias del Subsecretario de Recursos Hídricos, Dr. Guillermo Cano.

El objetivo, ya desde aquella década, era acentuar la importancia de los recursos hídricos de nuestro país, para promover no sólo un consumo racional y un aprovechamiento equilibrado, sino también para evitar su deterioro.

Dicho objetivo tiene en estos tiempos más relevancia y está plenamente vigente. Se expresaba en esa época la necesidad de …"Estimular en todos los habitantes la responsabilidad en el uso de los recursos hídricos del país, así como un mayor conocimiento y la conservación a conciencia de los mismos".

Finalmente, el 30 de marzo de 1973, por el Decreto Nº 2481/73 del Poder Ejecutivo, se instituye la fecha 31 de marzo como "Día Nacional del Agua" a pedido del Comité Permanente de los Congresos Nacionales del Agua, explica la normativa.

Se institucionaliza así el Día del Agua antes de que lo hicieran las Naciones Unidas, ya que la creación de un día internacional del agua fue recomendada durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, en Río de Janeiro.

La Asamblea General de las Naciones Unidas respondió a dicha recomendación designando el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial del Agua.

El agua dulce es uno de los recursos con mayor degradación, cada vez más limitado y su crítico estado pone en riesgo la propia supervivencia.

Por eso la celebración de este "Día Nacional del Agua" constituye un llamado el cuidado y la responsabilidad en el uso y conservación de los recursos hídricos, buscando soluciones con una visión integral, por su fundamental contribución al desarrollo del país, y en beneficio de las futuras generaciones.

Con una participación amplia se podrá compatibilizar los intereses generales, regionales y sectoriales, y promover la apropiada legislación, gestión y ejecución de medidas estructurales y no estructurales y su permanente actualización.

Esto es fundamental, ya que Argentina es un país marcadamente heterogéneo en cuanto a la disponibilidad y a la demanda de sus recursos hídricos, en que se identifican significativos desafíos desde el punto de vista de la gestión de los recursos hídricos.