Allí explican que "la producción de alimentos es la primera actividad humana. Nuestros abuelos y abuelas la llevaban consigo adonde fueran, aún siendo migrantes. Su visión de la vivienda destinaba siempre un pedacito de tierra para sujetarse a ella a través del surco y la semilla. La alimentación está en el centro de la vida humana, la comida es un bien y un derecho".

La huerta comunitaria en el barrio Matadero replica la experiencia del barrio Eucaliptis, donde además hay cinco huertas familiares funcionando.

Las huertas comunitarias agroecológicas "son parte de un proyecto integral de soberanía alimentaria (obtener alimentos sanos) ya que todas las huertas son agroecológicas (no usamos ni fertilizantes químicos, ni insecticidas o fungicidas químicos, ni agrotóxicos)", explicaron los integrantes de Corazones de Barro.

"A estas huertas comunitarias se da una segunda etapa con un grupo de huertas domiciliarias con distintos cultivos en cada una", esto es para generar consumo propio e intercambio entre familias.

La tercera etapa, por su parte, consiste en darle "el agregado de valor", es decir, venta de distintos productos generados y derivados de las huertas.

Este proyecto contempla también, "que es el paso siguiente, la plantación de frutales en todas las huertas. Y cuando ya estemos prácticos con el manejo de huertas y frutales se incorporan los gallineros móviles", un concepto es nuevo. "Se trata de que las mismas gallinas ‘preparen’, comiendo, rascando y abonando, los futuros canteros hortícolas".

Hacia una red de huertas

"Corazones de barro" es una organización solidaria integrada por una docena de voluntarios, quienes enseñan a cultivar en forma gratuita y a quienes lo necesiten.

Todo nació hace dos años, con la activación de huertas comunitarias. "Llegamos a un barrio, buscamos un terreno, lo limpiamos y comenzamos a hacer la huerta", contaban a EL POPULAR cuando iniciaban esta importante propuesta.

Fue el año pasado que "empezamos a trabajar un poco con la necesidad de las familias, entendiendo por dónde pasaban las necesidades de la gente. Más allá de que nosotros apostamos a la soberanía alimentaria, también vimos que tener huertas puede ser una salida laboral", explicaban.

El sistema de huertas agroecológicas familiares comenzó a implementarse durante 2019. Hay una huerta comunitaria en barrio Eucaliptus y ahora otra en barrio Matadero, además de las cinco que son particulares.

La idea es replicar esta tarea en distintos barrios periféricos y desde Corazones de Barro planean trabajar en conjunto con sociedades de fomento e instituciones barriales que deseen llevar adelante la actividad. "Priorizando los espacios que tengan comedores para lograr dignificar la alimentación", declararon.

Esta iniciativa se suma "al proyecto diversidad de talleres para conformar una red de huertas de producción agroecológica (compostaje, bocashi, reciclado de RSUd, dulces y conservas, frutos deshidratados, cremas, aceites y ungüentos con aromáticas y medicinales)".

Una vez que esté el círculo de huertas conformado "vamos a necesitar una Ordenanza de agrotóxicos que proteja y defienda nuestros alimentos. Es imperioso que se prohíban las fumigaciones tanto terrestres como aéreas en una zona de amortiguación acorde al desarrollo urbano y con una distancia mínima que contemple la deriva de los venenos químicos", aclararon.

Y apuntaron que "800 metros mínimo es la distancia que han logrado ordenar en algunos Municipios de la Provincia donde existen producciones hortícolas familiares agroecológicas". Para Corazones de Barro, "defender y cuidar nuestra tierra, agua y alimentos es cuidar nuestro futuro".