Para diez meses van de aislamientos en sus distintos formatos, de fases en cualquiera de sus números, y el mercado inmobiliario ha sentido el impacto.

Pero, ¿cuál ha sido el tenor del cimbronazo?

Cuatro referencias del sector analizaron la situación desde lo global y lo particular.

Marisa Del Valle, de Millenium Propiedades, recordó que "desde un principio se dio un gran movimiento de cierres y aperturas".

"En realidad, como todos sabemos, muchos comerciantes han tenido que reinventarse y eso generó que algunos no hayan podido bancar el negocio y lamentablemente debieron cerrarlo pero, por otro lado, aparecieron los emprendedores que -remándola- intentaron abrir su local" reveló.

Por tal razón, "se dio lugar a esta movida de entrada y salida de gente en los locales del centro; es el análisis particular que yo puedo hacer. Es cierto que hubo locales que se desocuparon, pero también algunos se volvieron a ocupar".

Sobre valores, juzgó que "hay una brecha muy importante, dependiendo del tipo de local, de la cuadra, de la calle".

"En un local medianamente ubicado sobre calle Necochea podemos estar hablando de un alquiler de 30/40 mil pesos, pero de ahí se pasa a 150, 180 o 250 mil pesos en inmuebles más céntricos, por ejemplo el de ‘La Nueva’ que se desocupó" precisó.

Marisa destacó que "por suerte la gente apuesta a lo positivo, a seguir peleándola y, más allá de la posibilidad de que se reanuden las restricciones, y las dudas que ello puede provocar en el mercado inmobiliario, no creo que haya demasiado lugar para restringir hoy porque no da la situación, no da la sociedad, no da nada para cerrar como lo hicieron en el comienzo de la pandemia".

Por otro lado, observó que uno de los sectores que mejor se han reinventado en la coyuntura fue el gastronómico.

"Si bien no es lo mismo salir a comer a un restaurante que pedir la comida, tengo cierta cercanía con el rubro y han estado trabajando más que nunca" dijo.

"También hay otra realidad que viene de la mano con todo esto: la gente ha tenido una capacidad de ahorro que la tomó de sorpresa" indicó.

"La que estaba acostumbrada a viajar y no pudo hacerlo, se cortaron las escapaditas de fin de semana, tampoco las salidas a cenar dos o tres veces por semana. Eso trajo apareado un ahorro imprevisto y ahora se da el gusto de pedir comida o refaccionar y renovar la casa, razón por la cual ha tenido tanto movimiento la industria de la construcción. Por estos ‘reciclados’ creo que la economía interna se ha seguido moviendo. No, lamentablemente, las agencias de turismo, los peloteros, los salones de fiesta" describió.

Silvio Aller, de la inmobiliaria del mismo nombre, no observó fluctuaciones importantes en el mercado inmobiliario durante este tiempo tan especial.

"No tuvimos muchos cierres en la pandemia, pero cada local era un mundo diferente, porque se arreglaban locador y locatario: algunos bonificaron un mes, otros hicieron el 50% de descuento, otros dieron a pagar como podían, pero no se desocupó nada. A gente que tenía comercios como peloteros, acordaron dejar de pagar y rescindir los contratos sin nada de por medio" subrayó.

"En nuestro caso se han desocupado dos locales céntricos y he tenido gente interesada. Hay demanda para locales comerciales, aunque ahora tenemos incertidumbre con la posibilidad de que se cierre todo de nuevo y por esa razón hay miedo de largarse y que se pare todo" reportó Aller.

Dio como ejemplo que "en Necochea y Vicente López se me desocupó un local, pero enseguida apareció una gente que lo alquiló; tengo todo armado, contrato y todo; 35 mil pesos de alquiler, pero hablamos con el dueño del local y si se cierra todo se le va a bonificar el mes de enero porque es gente que recién arranca".

Sobre cambios de hábitos, Aller consideró que la venta de ropa virtual tiene efectos según la generación.

"Apunta más a los chicos que a los grandes. No es lo mismo además comprar por una foto que probársela en un local. Tengo gente que paga 30 mil pesos un local porque virtualmente no va. Los valores no bajaron y los locales siguen alquilándose" mencionó.

Dio como excepción un tradicional local de venta y alquiler de ropa masculina sobre la calle Vicente López, a metros de Necochea (Victorino Sport). Su dueño durante la pandemia (también por una cuestión de edad) decidió cerrar después de 45 años en el ramo.

Florencia Ciarpella, martillera de "Ciarpella Bienes Raíces", analizó el mercado desde su firma.

"No tenemos muchos locales comerciales, pero de los que teníamos no nos quedó nada para alquilar y la gente nos ha venido a pagar con normalidad. Nuestros clientes siguieron con sus trabajos y no tuvieron grandes problemas durante la pandemia" señaló.

Dio como ejemplo un inmueble que estuvo cinco meses desocupado y se alquiló hace dos con cambio de rubro (de venta de cuadros a una empresa de internaciones domiciliarias) y otro que por una década fue peluquería y con la baja de la actividad debió abandonar un local que al día siguiente fue ocupado para la venta de sushi.

El costo del alquiler en este tipo de bienes oscila entre 10 y 15 mil pesos mensuales.

Inmobiliaria Notararigo es una de las casas más tradicionales de Olavarría y del centro de la provincia de Buenos Aires; una apuesta familiar que ha ido de generación en generación por décadas y décadas.

Alejandra (hija, sobrina y prima de martilleros) hizo una evaluación del mercado de alquileres de locales comerciales en Olavarría desde que empezó la pandemia.

"Se han desocupado varios locales durante la pandemia. Se da el caso de que se desocupan o estamos renegociando permanentemente el valor de los alquileres. Ha habido de todo: muchos propietarios reconocieron un 50% los primeros meses, hasta septiembre/octubre, otros aceptaron no cobrar nada, como en el caso de peloteros que nunca más pudieron abrir" citó Alejandra.

El mercado se ha ido moviendo al ritmo de las fases sanitarias y para Notararigo "no está fácil. Está tranquilo, cuesta alquilar hoy en día".

"No es sencillo que alguien invierta en un negocio, más en este momento que muchos se han inclinado por las operaciones online. Hay vendedores de ropa que se manejan desde su casa, por Instagram" apuntó.

"En algunos rubros la modalidad llegó para quedarse, en otros quizás la gente vuelva a las viejas costumbres cuando retornemos a la normalidad, porque a la gente también le gusta ir, ver lo que va a comprar, probarlo. Hay un tema generacional: los de 30 y pico para abajo se inclinan más por lo virtual y para arriba seguimos aferrados a las viejas prácticas" especuló.

Diferenció de acuerdo con la magnitud empresaria: "Los locales grandes, firmas que vienen desde Buenos Aires o franquicias, no están tan complicados como el alquiler de locales chicos; esos que rondan entre los 10 y 20 mil pesos mensuales y son los que más cuestan alquilar".

Coincidió con sus colegas que peloteros, salones de fiestas fueron los más afectados por la crisis.

"Teníamos varios locales alquilados, y -lamentó- nunca más pudieron volver a abrir. En el caso de las empresas de turismo, dos locales se desocuparon y un tercero pudo seguir gracias a que el dueño lo bancó por haber sido un buen inquilino, no le cobró los alquileres y recién ahora va a empezar a pagar".