Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar

El caraguatá es una especie de cardo que crece en casi todo el norte argentino; de hojas alargadas con los bordes espinosos, cuando florece su corazón se tiñe de un rojo impactante.

Dicen que al caraguatá tantas veces se lo corta, tantas veces rebrota.

Que se revela contra las agresiones del hombre y del medio ambiente, como tímida -pero esperanzadoramente- lo empiezan a hacer la flora y la fauna de los Esteros del Iberá, luego de los incendios que arrasaron una enorme porción de esta maravilla, que aún resiste en la Argentina el corrimiento sin pausas de la frontera agropecuaria y sus consecuencias para la biodiversidad.

Las lluvias caídas a finales de febrero han ayudado a controlar a la mayor parte de los focos en la provincia, y la naturaleza ya exhibe su capacidad de resiliencia.

Tras el infierno florecen los campos, brotan los bosques y los animales nativos ya se dejan a ver...

Talía Zamboni nació en Córdoba, es bióloga, apenas pasa la barrera de los 30 años y hace cinco vive en Corrientes, donde se desempeña como coordinadora de conservación del "Proyecto Iberá" que lleva adelante la Fundación Rewilding Argentina, creada en el 2010 por el magnate estadounidense Douglas Tompkins (ex dueño de la afamada marca de ropa The North Face) y su esposa Kristine.

El viernes Talía aceptó hacer un alto en su trabajo de campo para analizar del otro lado del teléfono la situación actual de "Gran Iberá".

Son días distintos.

"Se han cambiado las actividades diarias, y todos hemos tenido que modificar las prioridades por otro tipo de labores, pero de a poco estamos tratando de volver a la normalidad" comentó.

Su primer reporte fue acerca de la afectación precisa: "Tenemos distintas estimaciones. El territorio del Parque Nacional es el que en mayor porcentaje ha sido afectado por el fuego; en menor medida el Parque Provincial, porque es el lugar donde más agua hay".

"Según las últimas estimaciones, el Parque Nacional aproximadamente tuvo un 60% de su área quemada, lo que serían unas 94.000 hectáreas; el Parque Provincial un 13% de su superficie, unas 76.000 hectáreas, lo que en el Gran Parque Iberá -la combinación del área nacional y la provincial- sería un 23% afectado" precisó.

Después, Talía identificó con certeza las condiciones que favorecieron el avance del fuego en los esteros: "Si bien la ocurrencia de incendios es algo natural en el Iberá, porque es un ambiente que está adaptado a la presencia de fuegos naturales generalmente ocasionados por rayos, a esto se le han sumado condiciones de sequía, las altas temperaturas, fuertes ráfagas de viento, y también el fuego provocado por vecinos, que lo inician para el rebrote de sus pasturas, incluso cuando las condiciones no son las mejores".

Hizo una clara diferenciación entre los sitios afectados: "Los pastizales, al estar adaptados al fuego, pueden recuperarse mucho más rápido, no así los bosques, que en general no reciben el fuego directo porque con su humedad generan una barrera, que fue atenuada por la sequía, por lo cual en esta ocasión se han visto muchas superficies totalmente quemadas".

Lo más doloroso fue lo que los incendios hicieron con el ecosistema, pero también destruyeron la infraestructura de Parque.

Talía anticipó que "una de las luchas que tenemos ahora es que el fuego arrasó con todos los alambrados, por lo tanto no pueden cumplir el rol de barrera y nos preocupa el ingreso al área protegida del ganado exótico (el vacuno) de campos vecinos, y que se terminen comiendo los brotes".

"Es una competencia extra que le estamos metiendo a la flora y fauna silvestre. Por eso es importante tender los alambrados lo más rápido posible, para evitar el ingreso de fauna exótica y permitir que la naturaleza se recupere" dijo.

En concreto mencionó que por los incendios "algunas especies se han visto afectadas, como aves que nidifican en los pastizales; otras como ciervos de los pantanos, venados de las pampas o aguarás guazú, con crías pequeñas que no pueden huir con tanta velocidad, probablemente del mismo modo han sido afectadas, aunque hasta ahora no hemos encontrado cuerpos quemados".

"Sí de carpinchos, de boas curiyú, de yacarés, de tatú, que no sólo han sido afectadas por el fuego directo, sino porque el fuego destruyó su fuente de alimento, que es la vegetación, y hasta que no se recupere la misma van a contar con escasos recursos para consumir y también lugares para refugiarse" diagnosticó.

Las últimas verificaciones permiten expectativas promisorias: "Afortunadamente no se han registrado muchos focos nuevos y los que ya estaban gracias a las lluvias -que si bien no fueron tan copiosas en algunas zonas- han logrado controlarlos bastante. Obviamente seguimos en alerta, porque se mantiene la previsión de altas temperaturas y pocas lluvias".

La flora y la fauna y su calidad de conservación son indiferentes a las separaciones jurisdiccionales.

"El Iberá es todo un continuo en el tipo de ambiente. La superficie de lo que es Parque Nacional, adquirida por la Fundación y luego donada al Estado, corresponde más a tierras altas, o sea pastizales, montes, etc; en cambio el Parque Provincial es una superficie mucho mayor y abarca el estero propiamente dicho, los arroyos, las lagunas" explicó Talía.

"Las especies de fauna son las mismas. Quizás nosotros en el Parque Nacional estamos enfocando más los esfuerzos a la reintroducción de distintas especies que estaban extintas, como el yaguareté, el venado de las pampas, el pecarí de collar, el guacamayo rojo y el lobito de río" indicó.

Los distintos informes y la tecnología aplicada al regreso del predador tope son alentadores.

"Los individuos liberados están en la isla San Alonso, en una porción de Parque donde el fuego no llegó. Llevan collares con dispositivos VHF y GPS que nos informan su posición varias veces al día, son monitoreados constantemente, y transmiten que están en buen estado, que no han sido afectados por el fuego" celebró.

"Todos los collares indican que Juruna, Mariua, Aramí y Jatobazinho se encuentran activos en diferentes sitios. Además, por observaciones en cámaras trampa sabemos que Juruna y Mariua se mueven cada una con sus cachorros" acotó.

En el caso de los guacamayos (algunos de ellos llegaron procedentes de "La Máxima") fue necesario un operativo de rescate de sus cajas nido.

"Antes de ser alcanzados por el fuego pudimos evacuar a los pichones, pero fueron afectados por el humo. Gracias a Dios respondieron al tratamiento que se les aplicó y ahora están todos en perfectas condiciones" informó.

Lo mismo sucedió con una familia de cinco integrantes de lobitos de río y un macho (que espera su hembra). Estaban en un corral de presuelta en un ambiente hídrico y ya fueron devueltos a su hábitat provisorio.

Consultada cómo va a seguir la misión de Rewilding Argentina luego de esta tragedia natural, Talía respondió que "desde la Fundación decimos que hoy más que nunca tenemos que avanzar con este proyecto de restaurar el ecosistema, de volver a traer especies clave".

"No sólo los predadores topes, que ayudan a regular el ambiente, sino también los dispersores de frutos de gran tamaño como los guacamayos, los moitú o los pecaríes de collar, que hoy por hoy son imprescindibles en esta necesidad de restaurar los ecosistemas, sobre todo los bosques" afirmó.

"De todos modos nosotros creemos que la naturaleza es resiliente -reflexionó- y se va recuperar de esto. Estamos viendo cómo de a poco responde, se va regenerando, van brotando vegetaciones que hay sido afectadas totalmente por el fuego, y esto a su vez va a beneficiar a las especies que dependen de ellas. No sólo los pastizales, que se recuperan más rápido; un compañero me comentó que ya se empiezan a ver brotes en plantas de los bosques".

"Esto va a pasar y los Esteros del Iberá seguirán siendo un destino soñado para ver fauna" fue el optimista mensaje final de Talía, que apenas cortó la comunicación telefónica siguió con su trabajo para contribuir con la recuperación toda la magia y el esplendor del mundialmente famoso paisaje correntino.

La respuesta solidaria

La bióloga Talía Zamboni valoró con emoción que "se ha dado una cadena muy grande de solidaridad en la provincia y en distintos puntos del país".

"Acá en Corrientes, por ejemplo, la gente de los pueblos nos acerca frutos de palmeras pindó y otras especies nativas, que nos sirven muchísimo para alimentar a los guacamayos que ya están recuperados, y a los pecaríes de collar" destacó.

"Incluso en el 'Centro Aguará', que es un ente de conservación que tiene la provincia, se están recibiendo numerosos animales quemados o afectados por el fuego, y también están recibiendo gran cantidad de frutos, que son de una ayuda invalorable" señaló.

Pero no se queda así la empatía con Corrientes y con su tesoro natural.

"Luego todo lo que son bebidas, comidas para los brigadistas que están combatiendo el fuego; donaciones de dinero que van a servir para restaurar los alambrados, comprar equipos para luchar contra el fuego. Debemos de prepararnos mejor, porque es probable que estos eventos sean cada vez más frecuentes" advirtió.

En materia de solidaridad, mediático fue el caso del joven influencer Santiago Maratea, quien logró reunir más de 154 millones de pesos en apenas 36 horas para ayudar a combatir los incendios que azotaron a la provincia de Corrientes.

The Conservation Land Trust

The Conservation Land Trust, o CLT, es la institución que impulsaron Douglas y Kristine Tompkins en 1997 para trabajar en la Argentina por la conservación de la naturaleza, coronando su labor con la concreción del Parque Nacional Iberá en diciembre de 2018.

Estos años de trabajo incluyeron tanto el compromiso de donación de 360.000 hectáreas de Iberá, Monte León, Perito Moreno y El Impenetrable para crear y ampliar Parques Nacionales, como el trabajo mancomunado con el gobierno de la provincia de Corrientes para proteger otras 550.000 hectáreas bajo la categoría de Parque Provincial.

Para éste creó 4 portales de acceso público con infraestructura y servicios; 4 seccionales de guardaparques e invirtió en la capacitación de emprendedores locales de las comunidades de Colonia Carlos Pellegrini, Ituzaingó, San Miguel y Concepción del Yaguareté Corá.

Paralelamente, Doug Tompkins impulsó una innovación en las técnicas de restauración para recuperar la salud y funcionalidad del ecosistema de los Esteros del Iberá, es decir el "rewilding", que abarcó la recuperación de sus pastizales y humedales, la reintroducción de especies claves (oso hormiguero, venado de las pampas, pecarí de collar y guacamayo rojo) que se encontraban extintas.

Finalmente, la construcción del Centro de Reintroducción del Yaguareté representó la gran apuesta para la vuelta de este grandioso felino, que se consolidó con el nacimiento de los primeros cachorros tras más de 70 años de extinción en Corrientes.

Tompkins falleció el 8 de diciembre de 2015, a los 72 años, a causa de una "hipotermia accidental severa", después de volcar su kayak cuando se encontraba navegando en el lago General Carrera (Chile).

"El repentino fallecimiento de Doug no detuvo nuestra misión de revertir la crisis de extinción en Argentina. Por el contrario, reforzó el compromiso del equipo argentino y de Kris Tompkins, que se sintieron inspirados para continuar con su legado mediante el fortalecimiento de la actual Fundación Rewilding Argentina" dice el portal de la fundación.