El viejo perro se dijo: "¡Oh, oh! Ahora sí que estoy perdido...".

Viendo alrededor suyo algunos huesos, se puso rápidamente a roerlos, dando la espalda al leopardo que se aproximaba cada vez más.

Cuando éste estaba a punto de abalanzarse sobre él, el viejo perro exclamó en voz alta:

"¡Bien, este leopardo estaba realmente delicioso! Me pregunto si no habrá otros por aquí".

Al escuchar eso, el joven leopardo interrumpió su ataque, miró al perro con miedo y sigilosamente huyó espantado.

"¡Uf! -suspiró el leopardo-. Faltó poquísimo; el viejo perro casi me come".

Mientras tanto, un mono, que había presenciado toda la escena desde una rama cercana, se dijo que podía utilizar la situación, negociando con el leopardo lo que sabía a cambio de protección.

Por lo tanto, partió ligero a alcanzarlo, pero el perro cuando lo vio correr a toda velocidad detrás del leopardo, se dio cuenta de que algo iban a tramar.

El mono alcanzó al leopardo y le contó todo lo que sabía, pidiéndole que a cambio de tan interesante dato lo protegiera.

El joven leopardo se enfureció y le dijo al mono: "Ven aquí, mono, monta en mi lomo y vas a ver lo que le va a ocurrir a ese viejo inútil que se cree inteligente".

El perro viejo vio al leopardo que se acercaba a toda velocidad con el mono montado en sus espaldas y se inquietó de verdad: "¿Y ahora qué hago?...".

Pero en vez de huir se sentó de nuevo de espaldas a sus agresores haciendo una vez más como sí no los hubiera visto y en el momento en que se aproximaron lo suficiente como para oírlo dijo:

"¿Dónde estará el mono ése? Hace una hora que lo envíe a buscarme otro leopardo y hasta ahora no volvió".

Otra vez el leopardo huyó desesperado.

Moraleja:

No hay que desestimar a los viejos. La edad y la sabiduría que adquieren suelen triunfan ante la juventud y la fuerza.

ABOGADO HEREDERO BUSCA ESPOSA

Daniel, joven y empeñoso abogado, descubrió que heredaría una fortuna cuando su padre enfermo muriese.

Decidió así que precisaba una mujer acorde con su autovaloración y para hacer de ella su gran compañera.

Sobre la base de su decisión, esa noche fue al mejor boliche de la ciudad, donde se juntaba lo más granado del foro local. Se fijó en una abogada, la más bonita que jamás había visto. Su belleza natural era la admiración de todos los parroquianos.

El se arrimó y le dijo:

-Puedo parecer un abogado común, pero en pocos meses mi padre va a morir y heredaré 20 millones de dólares. ¿Querés acompañarme y venir conmigo a mi casa?... Podés ser mi mujer.

Impresionada la hermosa y brillante abogada, aquella noche fue a la casa con Daniel...

Y... ¡¡¡Tres días después se transformó en su madrastra!!!

MORALEJA: Los abogados pueden ser muy hábiles, pero las abogadas, además, son mujeres.