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El escritor Leonardo Sciascia decía que frente a la pos verdad de estos tiempos en el que se diluye la objetividad y cada uno, frente a la incerteza decide qué creer, la verdad se encuentra en la literatura.

Así como Jorge Luis Borges grafica sin quererlo, claro, la tragedia de Alberto Fernández en su cuento "el muerto", un personaje que fue asesinado mentalmente antes de serlo materialmente, algo parecido puede estar pasándole a nuestro Presidente, quien ya hace tiempo que su compañera de fórmula y el núcleo duro del kirchnerismo decidió sacarlo de escena. En el cuento del genial escritor argentino, este gaucho argentino es tratado en su última noche como alguien ya "muerto", y el jefe le concede todos los favores porque ya le tiene escrito su destino y solo le hace falta cumplir su acto final.

Alberto fue condenado desde el mismo momento en el que medía cerca del 70 por ciento de imagen positiva. En ese momento se lo impulsó a llevar a cabo una reforma judicial, la expropiación a Vicentín y solo le faltaba obligarlo a parar a Messi o cualquier otra empresa harto dificultosa. Pero el objetivo era aprovecharlo al máximo. Luego, él mismo se fue cebando y colaborando en su propia destrucción. El cholulismo parlamentario se reunió con él en la Quinta presidencial, y como no pasó nada, festejó allí su propio cumpleaños, el de su esposa y solo faltó hacerlo con el de su perro Dylan.

No se sabe si Cristina conocía la existencia de estas fiestas "clandestinas" como se las denominó a todas estas reuniones durante la pandemia, pero si las conocía, lo dejó hacer, le fue dando el gusto, como el jefe se lo daba a este criollo que se había abusado de su confianza. Alberto ya está condenado como el personaje del cuento y solo parece restar el acto final para comulgar de la ficción con la realidad.

En esta Argentina fiestera, también Elisa Carrió queda expuesta por el festejo de su cumpleaños. Parece ser que la casta política se angustiaba también con la cuarentena y buscaba olvidarse de esta adversidad con festejos que estaban vedados al común de la gente.

Ni olvido ni perdón, comisión

Alberto quiere que se lo perdone por el Olivos-gate, y, como Macri, ya se parece a "Juan Domingo Perdón" aquel personaje de Diego Capusotto.

El Presidente pretende que se lo perdone en el vacío, sin demostrar dolor por sus errores y sin un real propósito de enmienda, requisitos necesarios para ser perdonado.

El protocolo de la confesión incluye en primer lugar una confesión sincera y pública de los "pecados" porque fueron también públicos, propósito de enmendarlos, promesa de cambiar la conducta y por sobre todo subordinación a la pena y dolor y humildad frente a quienes siente que les ha fallado, esto es, la gente.

Pero el Presidente mintió y buscó gambetear su responsabilidad. Por lo tanto, perdonarlo en estas condiciones sería como perdonar a alguien que si bien no se jacta de sus errores, sí buscó en todo momento eludir responsabilidades o faltando a la verdad o bien cargarles todas las culpas a otra persona, en este caso, su pareja.

Por lo tanto, si bien Pepe Mujica sostiene que no se debe perdonar a un Presidente, en este caso se podría hacer una excepción siempre y cuando quede claro que el arrepentimiento fuese sincero. Pero no parece serlo. En Alberto, se parece más a un reproche cargado de soberbia que a un arrepentimiento sincero por su pueril comportamiento.

Por lo tanto, hay figuras institucionales como pare recurrir frente a estos hechos. Uno es el juicio político, algo imposible por la composición del Congreso y la obsecuencia que rige hoy. Lo otro sería someter el tratamiento del caso a una comisión investigadora dentro del Parlamento. Sería lo mejor.

Entonces, frente a semejante cinismo, "ni olvido, ni juicio, ni perdón. Comisión", sería el slogan que sintetice el camino idóneo para que estas fiestas no se vuelvan a repetir. El festejo del cumpleños de Fabiola Yáñez fue una irritante burla hacia un pueblo que estaba sufriendo una pandemia y el acoso de un Estado policial.

Gas para todos

Todo ello fue lo que lo impulsó al Intendente Galli a decir que la palabra de Alberto Fernández "está devaluada" tras lo cual se animó a pedirle que se someta a la Justicia.

Al elegir a Olavarría como muro de sus lamentos, el Presidente habría perjudicado también a sus candidatos locales y seccionales simplemente porque el Presidente eligió un escenario demasiado cercano para desnudar sus groseras faltas institucionales y políticas. En un escenario tan polarizado como parece que va a estar, son inevitables los goces y los perjuicios de los arrastres, y lo primero que derrama es la figura presidencial, a veces por no mostrar y otras por mostrar demasiado.

Para colmo, frente a la reducción de la tarifa de gas por zona fría, Sergio Massa, conmovido quizás por el acto y por la presencia del Presidente, se animó a prometer una reducción similar para el gas comprimido y se comprometió a ordenar tales regulaciones para que sean realmente efectivas.

El líder del Frente Renovador olvidó tal vez que con este anuncio estaba beneficiando al campo, y si bien pretendía aliviar la carga de las chanchas y zeppelines de las quintas, se olvidó (o no) de que estaba promoviendo un subsidio justo para el sector agropecuario, el enemigo cósmico del kirchnerismo duro.

Otro modelo

El Intendente fustigó duramente al Presidente, a su gobierno, a sus fiestas en Olivos como también cargó contra la situación económica, la crisis educativa, sanitaria y moral. Ezequiel Galli aprovechó ese contexto tan adverso para el Presidente y decidió como nunca lo había hecho hasta ese momento, nacionalizar la campaña para polarizar aún más el escenario olavarriense y erigirse él y su sector de Juntos por el Cambio como la expresión más genuina del polo opositor al kirchnerismo.

De esa manera buscó resolver dos cosas: la interna con el radicalismo pulseando para ver quien es el más opositor al modelo K, y de paso preparar el clima de noviembre para librar la batalla final contra las huestes de Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Axel Kicillof. Esa parece ser su estrategia.

Precisamente, ayer en Colonia Nievas, en donde confirmó su liderazgo en el Pro seccional insistió con que el adversario real es el kirchnerismo y volvió a diferenciar el modelo de Juntos, por la defensa del trabajo genuino, y caracterizó al modelo K, como uno basado "en los planes" y en el clientelismo.

A medida que se vaya polarizando la elección, corren riesgos otros partidos de origen peronista de sacar el piso que les permita sortear la Paso. La izquierda ya tiene su voto cautivo y el sector de la antipolítica parece inclinarse por los partidos de la ortodoxia liberal.

La mirada del médico

Dentro de una Primaria tranquila, el viernes pasó por Olavarría y la Sección el primer candidato a diputado nacional, Facundo Manes, quien descargó todos sus sueños e ideas para construir un sistema sustentado en lo que llamó "una revolución del conocimiento", un "cambio de dinámica" y en la creación de una nueva mística como la que se generó en 1983 con la llegada de la democracia y la irrupción de un liderazgo como el de Raúl Alfonsín. Habló de la necesidad de crear trabajo y no sola y exclusivamente en los planes sociales y de instrumentar en la oposición un cambio que le permita ganarle al kirchnerismo.

La empresa es compleja y llena de obstáculos sistémicos, pero el médico-neurólogo cree que se lo puede hacer a través de una revolución educativa, algo que seguramente deberá ir acompañada por una buena alimentación y dignas condiciones materiales de vida. El radicalismo y aliados muestran un fuerte optimismo para esta Paso y creen que el médico llega con un pan bajo el brazo, el de un renacer y una renovación del centenario partido que les permitirá disputar dentro de dos años el liderazgo del espacio.

Cristina y la socialdemocracia

Guillermo Moreno busca votos peronistas aprovechando que Cristina asegura que el peronismo es una identidad superada y que habría que crear "el tercer movimiento histórico", una idea de Leopoldo Moreau para disimular su salto político al kirchenerismo. Para el ex secretario de Comercio, "el Presidente confesó ser socialdemócrata y Cristina va en esa dirección". El devaneo de suponer el fin del peronismo y el pasaje a un 3er. movimiento histórico no es nuevo pero vuelve a inquietar al peronismo. Y es ahí desde ese malestar desde donde Moreno quiere sacar votantes.

La metáfora de Boca

La metáfora suele ser un elemento idóneo para graficar un concepto. Aunque nunca lo completa y pressenta limitaciones, igualmente sirve. Entonces, el proceso de Boca Juniors sería un buen ejemplo para poder entender la estructura y la modalidad del gobierno, o a la inversa.

De pronto el club xeneize, que solo vivía del futuro, comenzó a vivir del pasado, ya sea cargándoles las culpas a la gestión anterior de todos los problemas o quitándose de encima jugadores, caso Tevez simplemente porque le atribuían alguna simpatía con los antecesores. La grieta se fue instalando en vida interna del club y esto mismo se trasladó a la cancha. El odio y el resentimiento fueron los ejes centrales del nuevo estilo, y de pronto hubo más excusas que jugadas de gol.

Hoy, la estructura de poder del club es bastante similar a la del gobierno. Existe poder real, oculto, casi escondido, liderado por Riquelme, y uno formal, visible, de Amor Ameal, que se dedica a hacer nada. Una corte de fanáticos y obedientes que hace un culto de la personalidad del ex futbolista o de la Vice en el Gobierno Nacional, y que acompaña todas sus decisiones como si ambos portaran la verdad revelada, y una obsesión de culpar el pasado. Casi un dogma teológico que nos culpa de haber desobedecido las órdenes divinas y por ello haber perdido el Paraíso. Los antecesores son los portadores de lo malo y lo bueno siempre está por venir, aunque nunca llegue. La nostalgia por el Paraíso perdido siempre está presente para renovar esa culpa que se traslada a los demás.

La pulseada en Boca ya le costó la cabeza a Mario Pergolini simplemente porque Riquelme no es un tipo a quien le guste compartir el poder y no se suele caracterizar por su apertura. Como la Vice, se siente el centro del mundo.

¿Quien no recuerda las camarillas del Diez y las maniobras palaciegas dentro de un equipo completamente agrietado?. Aquel equipo parecía divido en dos bandas, mientras el pobre Palermo era condenado a la soledad para festejar su gol o solo le quedaba abrazarse con algún contrario como agradecimiento por haberle permitido convertir. Los seguidores de Riquelme miraban hacia otro lado y tanto Román como sus amigos parecían jugar en otro equipo. Y ese fue el sustrato en el que se cimentó el nuevo gobierno de tal vez el club más importante del país, cimentado en el odio y en el resentimiento.

La metáfora hoy es casi perfecta. Riquelme es el poder real y ocultoy Jorge Amor Ameal es cartón pintado. El ex futbolista acabó esmerilando su autoridad, la que le habían conferido los socios, y hoy Boca se encamina hacia el abismo por su fragilidad institucional.

En lo deportivo ya está en esas profundidades y está literalmente "a punto" de tocar fondo. Los jugadores no saben cuál es el plan, y en el plantel, el único objetivo del poder escondido es quitarse de encima todo lo que huela a pasado. Al final, frente a tanto resentimiento y anarquía, nadie sabe cuál es, y terminan jugando cada cual para su puchero. En Boca, como en el país ya nadie duda que el comando central lo tiene ese poder oculto que ejercen Román o Cristina y sus narcisismos les obstruye la posibilidad de ver que tanto el club como el país terminan sucumbiendo frente a semejantes tironeos.

La inmortal

Los allegados a Liliana Schwindt ya la ven ocupando una banca en el Senado provincial porque, como lo adelantó esta columna del domingo pasado, Eduardo "Bali" Bucca, de poder entrar, tendría un destino en el Ministerio de Salud provincial y su lugar lo ocuparía la referente de La Corriente.

Dicho sea de paso, esta agrupación que en algún momento estuvo representada por Adriana Capuano, terminó quedando en manos de Liliana Shwindt, y su jefa, la diputada nacional, Cristina Alvarez Rodríguez, quien, como todos los/as que asistieron a ese encuentro de fin de año en Olivos por una especie de cholulismo del poder, le terminó cobrando caro al camporismo el acompañamiento de su referente olavarriense con un lugar casi entrable (aunque no será para nada fácil) para la inquieta e indetenible diputada nacional a quien no se la puede dar nunca por muerta políticamente hablando.

A la corta o a la larga Liliana se abre paso y siempre encuentra un resquicio para gambetear a los obstáculos que la política y las roscas se le ponen por delante. Parece haber encontrado en la mutación política el secreto de la inmortalidad. Lo cierto es que los que consumen gas de "chanchas" o zeppelines" podrían verse favorecidos por el anuncio de Massa en un día en el que Alberto tuvo su muro de los lamentos en el bellísimo Parque del Bicentenario (ver nota central). Hasta el momento quienes viven en la zona de quintas palpitan ese día en el que podrán tener calefacción a precios más accesibles porque a esos lugares la extensión de la red de gas natural tendrá tanta demora como la construcción de la Pirámide de Keops.