"En el año 1998 me vinieron a contratar desde Laprida para construir un hotel. Al final, terminamos siendo socios con Marcelo Santiago Risueño y lo inauguramos en agosto o septiembre del ´99. Terminamos siendo socios porque nos hicimos amigos, él me ofreció. En ese momento tenía todo para ganar y nada para perder, así que me pareció interesante y acepté. Esto primero son uniones de amistad y luego todo pasa por el negocio, son desafíos y entusiasman. Yo tenía la constructora, me había separado hacía poco tiempo de mi viejo, me había independizado. Tenía 33 años. Ese hotel todavía lo tengo, claro. En ese momento se estaban haciendo pozos de gas y de petróleo en la zona de Laprida y había una demanda tremenda, iba gente de todos lados. No íbamos a dar abasto. Pero terminamos el hotel y se habían ido todos, taparon los agujeros y no dijeron si había petróleo o gas. Y quedamos con el hotel hecho, siguió funcionando, está bien hecho, con 20 habitaciones" comenzó contando Sergio Yakiche (53), un constructor a quien luego le gustó la hotelería y se metió de lleno allí, para ser ahora un referente en este rubro, para quien la amistad es fundamental en todos los aspectos de la vida.

"Arrancamos los dos con emprendimientos personales, sin vivir del hotel. Pero decidimos hacer otro. Y lo hicimos en Olavarría, busqué el lugar y así nació el Riyak, en Avenida Pringles 2575. Conseguí el lote, lo compramos y se vino el 2001 con el hotel por la mitad. ¿Qué hacíamos en el medio de la crisis?. Se habló de hacer departamentos, pero yo estaba convencido que tenía que ser un hotel y lo inauguramos en 2003, casi de prepo porque había un torneo de bowling y me lo habían contratado íntegro. Se llenó una semana, y siempre pero trabajó muy bien. Es un hotel 2 estrellas que Olavarría lo quiso siempre. Tiene 30 habitaciones y lo quiero muchísimo al Riyak. Es para el perfil de esta ciudad, porque viene mucha gente a trabajar y dio justo" siguió contando acerca de este nuevo hotel que levantaron con el "Paisano" Risueño.

"Después decidimos hacer un hotel en Tandil. Ya éramos hoteleros. Veníamos bien. El Riyak venía a full. Pero yendo a comprar o a negociar una propiedad en Tandil para encarar un nuevo emprendimiento. En pleno viaje íbamos charlando del proyecto, pero le comenté a Marcelo que no estaba convencido de tener otro hotel en Tandil. Es que el Riyak me demandaba mucho tiempo y en la noche anterior no había podido dormir, realmente. Y había que atenderlo en Tandil y al no ser hoteleros por esencia, era difícil entrar a un mercado mucho más fuerte. No estaba convencido. Y ahí nomás frenamos, dimos la vuelta en U y nos volvimos. Enseguida salió un proyecto para hacer un edificio en la calle Rivadavia y nació el Apart Riyak. Son 18 departamentos, aunque en el inicio eran 22 pero vendimos 4. Ese anduvo muy bien. Tiene la falencia que son departamentos muy grandes para trabajarlo como apart. Ahora no tiene servicio de apart, pero está todo alquilado a Loma Negra. Los 18. De mis 9 departamentos y el local comercial (los otros 9 son de Risueño) yo vendí dos para invertir en Azul, donde voy a hacer otro hotel. Pero ese será sólo mío. A ese edificio lo tengo empezado y dentro de dos semanas lo voy a continuar. Lo comencé en 2009 cuando compré el terreno, luego empecé la obra y desde 2011 para adelante se me complicó. Lo fui llevando de a poco y en 2016 frené la obra", siguió contando Sergio acerca de este nuevo emprendimiento hotelero. El quinto. Si, el quinto, porque el cuarto fue Demetrio. Pero a eso lo cuenta después.

"Tuve que frenarlo porque la economía venía para atrás. Es que en forma simultánea comencé a construir el hotel Demetrio (Avenida Pringles y Dorrego), aunque en éste tengo un socio (César Benigni). La construcción de Demetrio arrancó en 2013, aunque este es apart y el de Azul será hotel, otro estilo, apuntando para arriba, servicios como gimnasio, yacuzzi, sauna, apunto a tener alguna estrella importante. Y el Demetrio es 3 estrellas, ya que así lo evaluaron desde la Secretaría de Turismo de la provincia de Buenos Aires", aclaró.

¿A qué apuntamos con Demetrio?, es para reírse. Primero, que se llama Demetrio porque mi socio se llama César Demetrio Benigni, pero le dije que no le ponía así por hacerle un honor a su nombre, sino porque es pegadizo y llamativo. Si preguntan dónde parás y decís "en el Demetrio", no se olvida más. Es entonces por el nombre de mi gran amigo. Buscamos nombres por todos lados, y es probable que al de Azul lo llame Demetrio, porque tendrá el mismo estilo. Serán los Demetrio del centro de la provincia. Te cuento: la propiedad de Azul se la compré a César y ahí comenzó la amistad, luego él me llevó al AMCO y trabajamos juntos como presidente (él) y yo como vice, más Alejandro Weimann, así que somos todos amigos. Me dijo que tenía una propiedad, en este terreno (donde hace años estuvo la frutería de Endere), y le diseñé 40 departamentos. Y en el proceso AMCO y todo eso, me dijo que le gustaba, así que fuimos socios en Demetrio y lo transformamos en un apart, porque al edificio ya lo teníamos plantado. Acá son 40 departamentos y le mejoramos muchas cosas con la experiencia que fui adquiriendo: 21 son monoambientes que son los que se necesitan porque de lunes a viernes vienen ingenieros, viajantes, y viven acá, les cae bien porque un departamento grande no se aprovecha. Salvo en verano que venga alguna familia. El gran porcentaje del año es un departamento así para una o dos personas, que son como una suite exclusiva", siguió contando Sergio.

"En esas suites la gente se siente cómoda. Todos están equipados con la misma calidad. Se apostó a la calidad, para que dure, con colchones y ropa de primera marca, con construcción de lo mejor, porque así se brinda buen servicio y dura en el tiempo. Es un hotel apart y estamos felices con Demetrio. Tenemos desayunador, muy buenas cocheras y departamentos excelentemente equipados", dijo.

¿Hotelero por casualidad?. Reconoce Sergio que sí, que de alguna manera es así. "Acá nos juntamos los amigos a tomar café, pero el negocio debe funcionar, por supuesto. César es emprendedor, en eso no tiene fin, tiene siempre algún proyecto. Y gracias a Dios Demetrio anda bárbaro. Inauguramos el 13 de marzo, nos faltaban unos detalles, pero ya tenía clientela del otro apart que tenía que darle lugar acá. Y estamos conformes. De lunes a viernes trabajamos con gente que viene a Olavarría y los fines de semana cuando llegan por eventos. Es un buen año cuando hay un evento por mes, sin dudas. Debería haber más, pero estamos trabajando en eso porque la Municipalidad y la Facultad están organizando congresos o encuentros. Eso suma a toda la hotelería" señaló Yakiche, quien estudió ingeniería pero no alcanzó a recibirse, pero sí se recibió de maestro mayor de obras.

¿La construcción o la hotelería?. Difícil elección para él, pero contestó en forma contundente: "Me va a disculpar la hotelería, pero a la construcción la llevo en la sangre. Paso horas en las obras, no puedo estar sin eso. Mi hermana (Sandra) también es arquitecta, mi viejo (Eduardo, 76) era albañil, y mis hijos (Manuel -18- y Joaquín -14-) quieren estar maestro mayor de obras. Inclusive Manuel está trabajando en el hotel de Azul, además de estudiar, obviamente. El de Azul será mi quinto hijo y siempre prometo, cuando hago un hotel, que será el último. Pero estar rodeado con amigos emprendedores es complicado. Te llevan. A esta edad diría que la parte más linda del proyecto es en sí el proyecto. Por eso en Azul no me voy a presionar con el tiempo, sino que tengo que disfrutarlo. Aunque todo reforzado con la amistad, porque todo arranca ahí, sin dudas" terminó contando Sergio Yakiche.