Julieta Portillo

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Inseguridad, enojo, mal humor, estrés y muchísima angustia pueden ser síntomas de una sobrecarga de tareas. Estas emociones suelen reflejarse en muchas mujeres que deben dividir su tiempo entre el trabajo no reconocido y aquel que desarrollan fuera de casa.

Un sondeo que llevó adelante la primera Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2021) publicada la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) revela marcadas diferencias entre géneros. "Las mujeres duplican a los varones en horas diarias dedicadas a tareas de cuidado", plantea este informe realizado en base a cómo la población argentina distribuye su tiempo para las distintas actividades cotidianas. 

Pero esta disparidad no es propia de nuestro país, sino que se da en el mundo entero. Un estudio publicado en septiembre en la revista especializada The Lancet Public Health expone que las mujeres realizan más trabajo no remunerado -las labores del hogar, el cuidado de los niños y los ancianos y la carga mental de gestionar una familia- que los hombres. 

Y sobre esto, hay investigaciones como las de Jennifer Ervin (doctoranda del Centro para la Equidad en la Salud de la Universidad de Melbourne en Australia) que destaca que las labores domésticas y el cuidado de los niños tienen un menor impacto en la salud de los hombres: tal vez esto se deba a que lo realizan en una proporción mucho menor.

Los datos se ubican en la misma línea de resultados que muestran aquellos recabados por el ENUT en nuestro país: mientras que los varones destinan 3,30 horas por día a tareas domésticas y de cuidado, las mujeres casi duplican dicho tiempo con 6,07 horas en promedio. 

En Estados Unidos, las mujeres trabajan un promedio de 4,5 horas en esas actividades, en comparación con 2,8 horas en el caso de los hombres, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (calcula promedios generales, sin considerar si las personas tienen un empleo remunerado o no). En Grecia, el promedio es de 4,3 horas en el caso de las mujeres contra una hora y media, en el de los hombres. Incluso en los países donde hay mayor equidad de género, como Suecia, las mujeres dedican a esas labores 50 minutos más al día que los hombres.

Un mundo todavía desigual

Hasta aquí, los datos fríos de las encuestas que no hacen más que reflejar un mundo que todavía sigue siendo desigual. Pero, qué pasa cuando salimos de lo estrictamente estadístico.

Esta sobrecarga de actividades y horarios termina repercutiendo en la salud física y mental. La situación, "puede llegar a generar muchísimo cansancio físico y estrés momentáneo que incluso puede desembocar en un estrés acumulativo que sabemos bien que eso trae otras consecuencias. Puede causar fatiga y en cuanto a las emociones, derivar en insomnio, irritabilidad, ansiedad, inseguridades o temores. Como cualquier trabajo que no es reconocido de manera indicada, puede desembocar en emociones que se vean a simple vista como inseguridad, enojo, mal humor y muchísima angustia", planteó la psicóloga Yesica Lorena Schamberger Fernández. 

Las mujeres duplican a los varones en las horas diarias dedicadas al cuidado de miembros del hogar y superan en 1,30 horas a sus pares en el tiempo destinado por día a las tareas domésticas, según reveló la Encuesta Nacional.

Los datos obtenidos surgieron de encuestar a 28.520 viviendas particulares de todo el país, donde la región de Gran Buenos Aires tuvo 6.010 entrevistados; Cuyo, 3.180; Noreste, 2.480; Noroeste, 4.150; Pampeana, 8.820 y Patagonia, 3.880.

"En principio me parece relevante pensar en los orígenes de esta situación en donde la tradicional visión sexual establecía que los hombres eran quienes deberían de trabajar por fuera de casa, en un ámbito que sería público y social; y las mujeres adentro de casa en un ámbito privado realizando trabajos invisibles para el ámbito público como son el cuidado, la organización del hogar, el acompañamiento de los niños, las tareas domésticas del día a día. Todas estas actividades no son remuneradas económicamente y a veces todavía son poco reconocidas en cuanto al tiempo y organización que demandan", expuso la profesional. 

La Psicóloga planteó una analogía: "se podría pensar el tiempo como un tanque de nafta. Ambos géneros (tanto hombres como mujeres) tienen la misma cantidad de tiempo que son las 24 horas que dura todo un día. Y a medida que estas horas -esta nafta- se va consumiendo, no hay más que eso. El tema es cómo utilizan esas mismas horas unos y otros". 

Despegar

En 2020, Naciones Unidas emitió un informe con datos que reafirman un mundo donde las diferencias de género todavía están bien marcadas. Menos del 50% de las mujeres en edad de trabajar están en el mercado laboral, una cifra que apenas ha cambiado durante los últimos 25 años. La pandemia agravó esta situación y evidenció todavía más la brecha social y cultural. 

El estudio advierte que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados todavía recae de manera desproporcionada en las mujeres y esto limita su potencial económico.

"No logramos despegar por completo de la figura de 'ama de casa - mujer'. De hecho, ¿cuántos niñeros hombres conocemos? o ¿cuántos hombres trabajan en limpieza en hogares?", se cuestionó la licenciada Schamberger.

Sin embargo, también planteó que actualmente se pone más en tela de juicio el encasillamiento de roles en la cuestión de género. "En la cuestión de orden biológico y físico no hay nada que facilite o dificulte la realización de tareas domésticas o de cuidado a un género más que al otro", expuso.

Y analizó que "quizás sí se puede pensar que hasta hace muy pocos años los niños tenían juguetes específicos para cada género (por ejemplo las cocinas, las ollas, los bebés y las muñecas eran culturalmente aceptadas para mujeres y niñas). Hoy por hoy, esto se va modificando. Y, aunque se vean cambios de manera lenta, creo que lo más importante es que se van generando distintos cambios".

El pensamiento va en sintonía con un dato que también arroja el estudio del ENUT: a medida que avanza la edad, la participación de las personas en el trabajo doméstico se incrementa y se eleva la cantidad de tiempo que le dedican quienes participan: el 70,4% de las personas de 14 a 29 años realiza trabajo doméstico no pago, mientras que en las personas mayores de 65 años la tasa de participación se eleva al 88,8%. A su vez, en los jóvenes, el tiempo destinado a dichas actividades es de 2:31 horas por día, mientras que en los adultos es de 4:22 horas.